Fuente: voselsoberano.com
Momentos
en que Wilfredo Yánez Cáceres y la coordinadora del COFADEH, Bertha
Oliva, ofrecían detalles de la muerte del joven ultimado Ebed Jaasiel
Yánez.
TEGUCIGALPA.-
Los militares mataron a mi hijo como un animal y lo derribaron a
balazos de la motocicleta, pero iré hasta el cielo o al infierno para
que se aplique la ley a los responsables, aseguró ayer Wilfredo Yánez
Cáceres, padre del joven ultimado Ebed Jaasiel Yánez.
Yánez
Cáceres presentó el casquillo de una de las balas con las cuales
mataron a su hijo en un retén militar ubicado en la carretera a El
Paraíso, a la altura del desvío a Los Pinos.
Yánez Cáceres explicó que la noche del sábado 26 de mayo su hijo sacó la
motocicleta apagada y la encendió a varias cuadras de su casa para que
ellos no se enteraran. Expuso que el domingo 27 ellos empezaron a buscar
información de su hijo en la Dirección Nacional de Investigación
Criminal (DNIC) y agregó que días después lo identificó plenamente en la
morgue capitalina. “El lunes fui a hacer algunas indagaciones con los
vecinos de Villa Vieja, me entregaron dos casquillos de fusil que
dispararon las personas que se transportaban en un vehículo doble
cabina, vidrios oscuros, las personas andaban con pasamontañas”, relató.
DISPARARON RAFAGAS
Expuso que le narraron que los militares le dispararon a su hijo con ráfagas como si se tratara de una batalla militar hasta derribarlo como si fuera un animal. “Ni siquiera se dignaron en ir a ver qué daño le habían ocasionado y se regresaron hacia el retén, más tarde regresaron a buscar las cápsulas (casquillos), pero no hay crimen perfecto, porque no las encontraron todas, un vecino encontró dos y me las entregó, indicó.
DISPARARON RAFAGAS
Expuso que le narraron que los militares le dispararon a su hijo con ráfagas como si se tratara de una batalla militar hasta derribarlo como si fuera un animal. “Ni siquiera se dignaron en ir a ver qué daño le habían ocasionado y se regresaron hacia el retén, más tarde regresaron a buscar las cápsulas (casquillos), pero no hay crimen perfecto, porque no las encontraron todas, un vecino encontró dos y me las entregó, indicó.
Agregó que el sábado anterior cometió la osadía que únicamente un padre
herido la puede hacer al ir con su esposa a las 9:30 de la noche a
verificar si los militares seguían con los retenes en el desvío de Los
Pinos. “En efecto encontramos el operativo, resulta que encuentro un
vehículo con militares con pasamontañas, con las características
señaladas y me paré delante y le dije a mi esposa pásate al timón y
agarré una cámara y tomé una fotografía”, precisó.
Manifestó que ellos continuaron la marcha hacia su casa de la aldea
Villa Vieja y en ese sector le atravesaron el vehículo y los hombres lo
encañonaron exigiéndole que les mostrara la fotografía tomada. “Les tuve
que mentir, gracias a Dios me creyeron”, manifestó. También expuso que
fue a la posta policial de Villa Vieja a indagar al respecto y los
policías le dijeron que ellos escucharon los disparos esa madrugada,
pero agregaron que tuvieron temor de salir a ver lo que pasaba.
ESTUDIANTE
El joven Ebed Jaasiel Yánez (15) era estudiante de un instituto ubicado en la aldea Villa Vieja y era miembro de la Iglesia Vida Abundante, de acuerdo a su papá.
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Angustiado padre afirma que militares mataron a su hijo de 15 años
Tegucigalpa.
“Los militares mataron a mi hijo” fueron las primeras palabras que se escucharon decir a Wilfredo Yánez, padre de Ebed Haziel Yánez Cáceres (15 años), atacado a tiros por militares que le dieron persecución, ya que el menor no detuvo la motocicleta en la que se conducía y cruzó un retén localizado en el desvío a la colonia Los Pinos, al oriente de la capital. El hecho ocurrió el 27 de mayo del año en curso.
El pasado sábado 26 de mayo, mientras la familia dormía, Ebed Haziel decidió salir de su casa alrededor de las 11:30 de la noche, se dirigió al patio y sacó la motocicleta de su padre.
Ebed Haziel Yánez Cáceres tenía 15 años de edad, residía junto a sus padres en la aldea Villa Vieja, era estudiante del Instituto Herizim y miembro de la iglesia Vida Abundante.
“A la hora en que quedó de verse con su mamá en la mañana siguiente, el no aparecía, mi esposa fue a buscarlo y la sorpresa de ella, fue que encontró que la puerta de la habitación de nuestro hijo no tenía llave”, comenzó el relato de Wilfredo Yánez.
Mi esposa se sorprendió de que no estuviera y lo buscó por toda la casa y no lo encontró, entonces se dio cuenta que la motocicleta no estaba. “Quiero decirle a un medio de comunicación que la muerte de mi hijo no fue responsabilidad de su padre ni de su madre y que recuerde que él también fue adolescente, esto que sucedió yo no lo conocí, si yo lo hubiera conocido, yo lo hubiera evitado”, expresó Yánez.
Añadió que al no encontrar a su hijo, lo llamaron a su teléfono celular, pero el teléfono móvil estaba apagado. Posteriormente la pareja se trasladó a la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC) para interponer la denuncia y de ahí fueron remitidos a la Fiscalía del Menor y regresaron a la casa sin noticias.
Ebed Haziel Yánez Cáceres tenía 15 años de edad
En
las primeras horas de la noche del domingo 27 de mayo, “mi esposa
insistió y encontramos información en homicidios de la DNIC, en donde se
reportó que en la morgue judicial se encontraba un cuerpo no
identificado, de tez blanca, con una edad reportada por las autoridades
de entre 20 a 25 años.
“El tenía 15 años, pero era una persona que físicamente ya estaba desarrollando el cuerpo de una persona mayor, lo fui a identificar a la morgue y en efecto, él era; ese día procedimos a buscar la funeraria, la autopsia y luego lo amanecimos velando el lunes 28 de mayo”, narró con tristeza el padre del menor asesinado.
Yánez apuntó que realizó indagaciones con algunos vecinos de Villa Vieja, y que ellos le entregaron 2 capsulas de las que parecen ser de 5.56 milímetros, que corresponde al calibre de un fusil de asalto militar M-16.
Los testigos afirman que quienes persiguieron a Ebed Haziel fueron efectivos militares que cubrían sus rostros con pasamontañas y que se transportaban en un vehículo doble cabina oscuro.
“Ellos venían siguiendo a ese motociclista que era mi hijo y le dispararon una ráfaga de proyectiles con un fusil, tres de esos proyectiles lo alcanzaron, lo derribaron de la moto y quedó incluso con una pierna sobre el asiento de la motocicleta”, detalló Yánez.
Agregó que los militares mataron a su hijo como animal y ni siquiera se dignaron en verificar el daño que habían ocasionado, posteriormente se regresaron en dirección hacia el operativo localizado en el desvío a la colonia Los Pinos, carretera hacia el oriente del país.
Yánez dijo “más tarde regresaron a buscar las cápsulas, pero no hay crimen perfecto, quizá encontraron algunas, pero no todas, un vecino halló 2 y me las entregó, Posteriormente enterramos a mi hijo y me asesoré y decidí no hacer esto público hasta hoy, apuntó Yánez.
Un vehículo similar a este fue utilizado en el operativo donde fue asesinado el menor de edad
El
padre del joven victimado relató que el sábado 2 de junio, se conducía
en su vehículo junto a su esposa en cercanías de su casa y decidió
buscar el lugar del operativo policial.
“En efecto encontramos el operativo y hallé un vehículo con militares utilizando pasamontañas, cuando vimos el vehículo con las características que nos habían señalado, me paré delante del mismo, como a las 9:30 de la noche, agarré una cámara y tomé una fotografía del mismo.
Minutos después, Yánez contó que el vehículo lo siguió hasta Villa Vieja hasta darle alcance. “Ahí me encañonaron y me obligaron a que les mostrara las fotografías que había tomado, me cuestionaron del por qué lo había hecho y yo mentí, pero gracias a Dios me creyeron, y tengo la fotografía del equipo que ellos están usando para matar al pueblo hondureño”.
Yánez aseguró que este carro, forma parte de una donación que el gobierno de Estados Unidos le hizo a su homólogo hondureño y que consta de 25 unidades. “Ahí están las pruebas, en la foto aparece un militar posando y aparecen personas adentro con pasamontañas”.
“Considero absurdo, traer a los militares que están entrenados para matar gente, a cuidar a la sociedad”, cuestionó Yánez, al tiempo que señaló que fiscales de derechos humanos han hecho algunas indagaciones en un campamento instalado en las instalaciones del Instituto Nacional de Formación Profesional (INFOP) y se comprobó que el operativo está siendo ejecutado por militares al mando de un oficial cuyos apellidos son Mármol Yánez.
El padre de Ebed Haziel trató de hablar con el oficial a cargo de los operativos militares en la zona, pero dijo éste se alejó en su vehículo al momento que supo que sería requerido. “Que les dice eso a ustedes, que ya empiezan a esconder la verdad”.
Se informó que el ataque criminal sucedió a unos 300 metros de donde se encuentra la posta policial, salida a la carretera hacia el oriente del país. Ahí se encontraban 3 policías que al escuchar las detonaciones, no salieron por temor.
La Coordinadora General del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH) expresó que “al abordar un tema de este tipo no puedo ser indiferente ante lo que puede estar viviendo la familia”.
“Ya está confirmado que miembros de las Fuerzas Armadas en un operativo militar cometieron el atentado criminal que cegó la vida de este menor que a mi juicio pudo haber sido toda una promesa para el país, y hoy ya no está acá, pero sus padres andan buscando, reclamando y exigiendo justicia y poniendo en evidencia esa autorización de muerte que le han dado a las Fuerzas Armadas desde el Congreso Nacional, en contra de la vida de las personas”, señaló Oliva.
Oliva dijo que con esta denuncia pública que revela que un joven fue asesinado por miembros de las Fuerzas Armadas, debemos ir pensando en acciones ciudadanas, y una de esa acción es revisar ese decreto que autoriza y le da potestad a las Fuerzas Armadas para que hagan operativos y nosotros siempre advertimos que los resultados iban a ser esos.
“Los resultados que hoy existen, son productos de la militarización y remilitarización que estamos viviendo y lo otro que hay que apuntar es que junto a don Wilfredo Yánez hay que hacer una acción de presentar un recurso de inconstitucionalidad para que se deje sin lugar ni efecto, esas potestades que se le están dando a las Fuerzas Armadas, porque ya son demasiadas muertes reportadas por las actividades de ellos en la calle”, anunció la defensora de derechos humanos.
Trascendió que los militares que realizan operativos en esta área de la capital pertenecen en la 101 brigada de Infantería, pero la información necesita ser precisada por los fiscales que llevan a cabo las investigaciones.
El régimen de Porfirio Lobo Sosa aprobó en 2011, en Consejo de Ministros, un decreto de emergencia en materia de seguridad pública que faculta a los miembros de las Fuerzas Armadas a realizar tareas propias de la Policía Nacional.
La iniciativa fue aprobada posteriormente por el Congreso Nacional al “interpretar” el artículo 274 de la Constitución para facultar al ejército a realizar patrullajes, allanamientos, capturas y acciones de fuerza contra la ciudadanía que altere el orden público.
La emergencia en seguridad, planteada a través de la Secretaría de Defensa, fue aprobada por un período de 90 días, prorrogable con el propósito de endurecer las acciones de combate a la violencia en todo el territorio nacional.
El 20 de marzo de 2012 el Consejo de ministros aprobó la prorroga del decreto de emergencia de Seguridad Pública por 90 días más, al decreto se le agregó que las Fuerzas Armadas de Honduras entregarán un informe de la efectividad de los trabajos realizados.
Frente a los cuestionamientos de los organismos de derechos humanos y otras organizaciones de la sociedad civil, el ministro de seguridad Pompeyo Bonilla aseveró que "No sé por qué se sataniza la presencia de los militares en las calles, lo primero que le dan al soldado cuando va a la calle es la cartilla de derechos humanos".
ESTUDIANTE
El joven Ebed Jaasiel Yánez (15) era estudiante de un instituto ubicado en la aldea Villa Vieja y era miembro de la Iglesia Vida Abundante, de acuerdo a su papá.
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Angustiado padre afirma que militares mataron a su hijo de 15 años
Tegucigalpa.
“Los militares mataron a mi hijo” fueron las primeras palabras que se escucharon decir a Wilfredo Yánez, padre de Ebed Haziel Yánez Cáceres (15 años), atacado a tiros por militares que le dieron persecución, ya que el menor no detuvo la motocicleta en la que se conducía y cruzó un retén localizado en el desvío a la colonia Los Pinos, al oriente de la capital. El hecho ocurrió el 27 de mayo del año en curso.
El pasado sábado 26 de mayo, mientras la familia dormía, Ebed Haziel decidió salir de su casa alrededor de las 11:30 de la noche, se dirigió al patio y sacó la motocicleta de su padre.
Ebed Haziel Yánez Cáceres tenía 15 años de edad, residía junto a sus padres en la aldea Villa Vieja, era estudiante del Instituto Herizim y miembro de la iglesia Vida Abundante.
“A la hora en que quedó de verse con su mamá en la mañana siguiente, el no aparecía, mi esposa fue a buscarlo y la sorpresa de ella, fue que encontró que la puerta de la habitación de nuestro hijo no tenía llave”, comenzó el relato de Wilfredo Yánez.
Mi esposa se sorprendió de que no estuviera y lo buscó por toda la casa y no lo encontró, entonces se dio cuenta que la motocicleta no estaba. “Quiero decirle a un medio de comunicación que la muerte de mi hijo no fue responsabilidad de su padre ni de su madre y que recuerde que él también fue adolescente, esto que sucedió yo no lo conocí, si yo lo hubiera conocido, yo lo hubiera evitado”, expresó Yánez.
Añadió que al no encontrar a su hijo, lo llamaron a su teléfono celular, pero el teléfono móvil estaba apagado. Posteriormente la pareja se trasladó a la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC) para interponer la denuncia y de ahí fueron remitidos a la Fiscalía del Menor y regresaron a la casa sin noticias.
“El tenía 15 años, pero era una persona que físicamente ya estaba desarrollando el cuerpo de una persona mayor, lo fui a identificar a la morgue y en efecto, él era; ese día procedimos a buscar la funeraria, la autopsia y luego lo amanecimos velando el lunes 28 de mayo”, narró con tristeza el padre del menor asesinado.
Yánez apuntó que realizó indagaciones con algunos vecinos de Villa Vieja, y que ellos le entregaron 2 capsulas de las que parecen ser de 5.56 milímetros, que corresponde al calibre de un fusil de asalto militar M-16.
Los testigos afirman que quienes persiguieron a Ebed Haziel fueron efectivos militares que cubrían sus rostros con pasamontañas y que se transportaban en un vehículo doble cabina oscuro.
“Ellos venían siguiendo a ese motociclista que era mi hijo y le dispararon una ráfaga de proyectiles con un fusil, tres de esos proyectiles lo alcanzaron, lo derribaron de la moto y quedó incluso con una pierna sobre el asiento de la motocicleta”, detalló Yánez.
Agregó que los militares mataron a su hijo como animal y ni siquiera se dignaron en verificar el daño que habían ocasionado, posteriormente se regresaron en dirección hacia el operativo localizado en el desvío a la colonia Los Pinos, carretera hacia el oriente del país.
Yánez dijo “más tarde regresaron a buscar las cápsulas, pero no hay crimen perfecto, quizá encontraron algunas, pero no todas, un vecino halló 2 y me las entregó, Posteriormente enterramos a mi hijo y me asesoré y decidí no hacer esto público hasta hoy, apuntó Yánez.
“En efecto encontramos el operativo y hallé un vehículo con militares utilizando pasamontañas, cuando vimos el vehículo con las características que nos habían señalado, me paré delante del mismo, como a las 9:30 de la noche, agarré una cámara y tomé una fotografía del mismo.
Minutos después, Yánez contó que el vehículo lo siguió hasta Villa Vieja hasta darle alcance. “Ahí me encañonaron y me obligaron a que les mostrara las fotografías que había tomado, me cuestionaron del por qué lo había hecho y yo mentí, pero gracias a Dios me creyeron, y tengo la fotografía del equipo que ellos están usando para matar al pueblo hondureño”.
Yánez aseguró que este carro, forma parte de una donación que el gobierno de Estados Unidos le hizo a su homólogo hondureño y que consta de 25 unidades. “Ahí están las pruebas, en la foto aparece un militar posando y aparecen personas adentro con pasamontañas”.
“Considero absurdo, traer a los militares que están entrenados para matar gente, a cuidar a la sociedad”, cuestionó Yánez, al tiempo que señaló que fiscales de derechos humanos han hecho algunas indagaciones en un campamento instalado en las instalaciones del Instituto Nacional de Formación Profesional (INFOP) y se comprobó que el operativo está siendo ejecutado por militares al mando de un oficial cuyos apellidos son Mármol Yánez.
El padre de Ebed Haziel trató de hablar con el oficial a cargo de los operativos militares en la zona, pero dijo éste se alejó en su vehículo al momento que supo que sería requerido. “Que les dice eso a ustedes, que ya empiezan a esconder la verdad”.
Se informó que el ataque criminal sucedió a unos 300 metros de donde se encuentra la posta policial, salida a la carretera hacia el oriente del país. Ahí se encontraban 3 policías que al escuchar las detonaciones, no salieron por temor.
La Coordinadora General del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH) expresó que “al abordar un tema de este tipo no puedo ser indiferente ante lo que puede estar viviendo la familia”.
“Ya está confirmado que miembros de las Fuerzas Armadas en un operativo militar cometieron el atentado criminal que cegó la vida de este menor que a mi juicio pudo haber sido toda una promesa para el país, y hoy ya no está acá, pero sus padres andan buscando, reclamando y exigiendo justicia y poniendo en evidencia esa autorización de muerte que le han dado a las Fuerzas Armadas desde el Congreso Nacional, en contra de la vida de las personas”, señaló Oliva.
Oliva dijo que con esta denuncia pública que revela que un joven fue asesinado por miembros de las Fuerzas Armadas, debemos ir pensando en acciones ciudadanas, y una de esa acción es revisar ese decreto que autoriza y le da potestad a las Fuerzas Armadas para que hagan operativos y nosotros siempre advertimos que los resultados iban a ser esos.
“Los resultados que hoy existen, son productos de la militarización y remilitarización que estamos viviendo y lo otro que hay que apuntar es que junto a don Wilfredo Yánez hay que hacer una acción de presentar un recurso de inconstitucionalidad para que se deje sin lugar ni efecto, esas potestades que se le están dando a las Fuerzas Armadas, porque ya son demasiadas muertes reportadas por las actividades de ellos en la calle”, anunció la defensora de derechos humanos.
Trascendió que los militares que realizan operativos en esta área de la capital pertenecen en la 101 brigada de Infantería, pero la información necesita ser precisada por los fiscales que llevan a cabo las investigaciones.
El régimen de Porfirio Lobo Sosa aprobó en 2011, en Consejo de Ministros, un decreto de emergencia en materia de seguridad pública que faculta a los miembros de las Fuerzas Armadas a realizar tareas propias de la Policía Nacional.
La iniciativa fue aprobada posteriormente por el Congreso Nacional al “interpretar” el artículo 274 de la Constitución para facultar al ejército a realizar patrullajes, allanamientos, capturas y acciones de fuerza contra la ciudadanía que altere el orden público.
La emergencia en seguridad, planteada a través de la Secretaría de Defensa, fue aprobada por un período de 90 días, prorrogable con el propósito de endurecer las acciones de combate a la violencia en todo el territorio nacional.
El 20 de marzo de 2012 el Consejo de ministros aprobó la prorroga del decreto de emergencia de Seguridad Pública por 90 días más, al decreto se le agregó que las Fuerzas Armadas de Honduras entregarán un informe de la efectividad de los trabajos realizados.
Frente a los cuestionamientos de los organismos de derechos humanos y otras organizaciones de la sociedad civil, el ministro de seguridad Pompeyo Bonilla aseveró que "No sé por qué se sataniza la presencia de los militares en las calles, lo primero que le dan al soldado cuando va a la calle es la cartilla de derechos humanos".
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