Imagino que si la nada benevolente y si descarada y cobarde agresión militar a un grupo de colegas mujeres periodistas la semana pasada en Tegucigolpe (disculpas a quien le ofenda sus oídos) hubiese sido en La Paz, Caracas, Quito, Montevideo o Buenos Aires, por citar
algunas capitales latinas, la noticia tomaría características de bomba
mediática, flash de primera plana y todavía resonaría en la conciencia
del planeta tan brutal acción militar contra las ideas.
Es
que jamás pudo haber pasado tan indefendible y burda agresión a mujeres
comunicadoras y defensores de los derechos humanos en un país con
gobiernos populares y elegidos democráticamente sin que la tenaza artera
de los Trust trasnacionales de la comunicación hubiesen calificado como
la más bárbara agresión a la libertad de expresión y puesto las alertas
en el mundo de que en ese nación el ámbito de la caverna regresaba.
Pero como tan
opaco y grosero ataque a la tolerancia, al pluralismo de la ideas y a
un grupo de comunicadores por la vida y la libertad de expresión ocurrió
en Honduras, plataforma irredenta de los Estados Unidos para provocar y
atropellar desde su territorio a gobierno y países mestizos como
nosotros, hermanos en todo, no valía la pena mover un dedo y no se pasó
de los comunicados consabidos de Reporteros sin Fronteras, Comité para
la Protección a los Periodistas y no se aun si la Sociedad Interamericana de Prensa ya condeno tan grave acción.
Por
ello le pedimos al abogado y amigo Rodolfo Dumas Castillo que no deje
impune como representante de la SIP en el país, este hecho que
inobjetablemente le confirma Rodolfo que siguen los sufrimientos y la
destrucción selectiva contra los criterios opuestos al estatus quo que
regenta Porfirio Lobo Sosa, Juan Orlando Hernández y Jorge Rivera
Avilés.
Créanos
lector que duele ver como una “desprotegida” Guardia de Honor
presidencial atacaba son sus sólidos escudos golpeando en sus rostros a
ex alumnos y hoy colegas, gaseando sin ninguna compasión a mujeres
sensibles que no pueden hacerse oídos sordos ante tanto Apocalipsis que
vive el Periodismo, que busca independizarse hasta donde sea posible, de
los mandatos patronales mercantilistas, de los intereses contra Honduras y buscando ofrecer la necesaria alternativa que demanda una democracia.
Viendo
por CNN a los colegas golpeados, ultrajados me remonté a nuestro
trabajo docente allá en la Escuela de Periodismo en la UNAH, años
ochentas a donde servimos a muchos de los que ahora dirigen medios de comunicación especialmente en la Capital.
Allí
llegaron a esas aulas que tanto le cuestan a nuestro pueblo Renato
Álvarez, (desde El Porvenir) Félix Molina, ( de Occidente) Juan Ramón
Mairena, Donaldo Torres, Sandra Maribel Sánchez, Ana Elsy Mendoza, Divina Alvarenga, ( de Tela), Orfa Mejía, Carlos Mauricio Flores, Miriam Amaya, Lucy Fúnez, José Adán Castelar, German Reyes,Rossana Guevara, Olga Iris Mencia, Conchita
Montoya, Claudina Mendoza, Telma Mejia, (de San Lorenzo), Blanca
Bendeck, Mirna María Barahona, Fredy Guzmán, Héctor Amador, David Romero
Ellner, Jesús García, Elías Romero y Miguel Sahury ( fallecidos los dos
últimos), Lucia Alvarado, Elan Reyes Pineda, María Orbelina López,
Marlen Perdomo y Joselito Cantillano ( de Santa Bárbara) Pedro Grave de
Peralta, Juan Carlos Soto, Esdras Amado López y Patricia Arias, ( de
Choluteca), Jorge Zelaya, Lourdes Bonilla, Jorge Torres, Fredy Folgar,
Denis Cano (desde Olanchito), Arístides Aceituno, Víctor Montesinos,
Armando Villanueva, Dolores Valenzuela, Eduardo Maldonado ( Comayagua),
Francisco Mejía, Roberto Budde, Suyapa Núñez, Danilo Osmaro Castellanos
(Copan), Nancy John, Walter Fajardo, Lorena Melguen ( de Marcala), Luis
Enrique Guzmán, Blanca Moreno ( de El Progreso), Rosa Morazán, Petty
Sierra, Patricia Cervantes ( de La Paz), María Marta Bonilla, Armando
Sarmiento, Noe Leiva, Gustavo Palencia, Wilfredo García, María Antonia
Martínez, (de San Pedro Sula), Lourdes Chiuz, Jhonny José Lagos, Dina
Bulnes (Comayagua), Lourdes Ramírez, Edgardo Melgar, Danilo Antúnez,
Danilo Izaguirre y muchos más que comprenden una enorme lista y por espacio no consignamos.
A
algunos servimos como docentes, con otros no tuvimos ese gusto, pero
allí están sus nombres grabados en los títulos que archiva la Secretaria
de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y sobre todo, en sus
conciencias pues a 25 o treinta años de ejercicio profesional tienen total autonomía intelectual de plantearse: ¿Qué han hecho con los talentos que el Creador Supremo les otorgó y con el título inmaculado en el momento que fue puesto en sus manos? Se han dado cuenta colegas, que la urdimbre de
aberraciones jurídicas, éticas y sociales que vive nuestro país,
acentuadas tras el Golpe, también son en buena parte responsabilidad
nuestra por la actitud tomada respecto a la acelerada degradación, como
país desde esos ochentas.
Y que hoy hemos tocado fondo al ser este 2011, la quinta nación más peligrosa del mundo para ejercer el Periodismo solo detrás de México. Pakistán, Irak y Libia.
Se imaginaron ustedes cuando recibían cátedras de Ética del venerable maestro don Ventura Ramos que un día impensado en esa era, estaríamos enfrentados contra nuestra conciencia y
contra el clamor del pueblo hondureño que bien nos tiene identificados,
como cómplices de tanta violaciones a los derechos humanos, de
contribuir al cerco mediático, de pagos bajos la mesa a la prensa,
contubernios bastardos con unos dueños de medios y muchos etcéteras.
Y la guinda del pastel navideño de la vergüenza, la puso en El Progreso en noviembre último la comisionada de Policía María Luisa Borjas, recordando cómo durante el gobierno del panameño Ricardo Maduro, desde la Secretaria de Seguridad se pagaban desde 150 mil a
cinco mil lempiras, según la categoría de los directores, jefes de
programas radiales, televisivos hasta ciertos reporteros de provincia
según sea el peso en el mercado comunicacional.
Tranquilos,
tranquilos sé que como humanos tenemos bajo la manga mil y una excusas
contra los actuares alejados de las doctrina del Periodismo autentico.
Sé que los mecanismos de defensa abundan e irán desde “mis hijos tienen
que comer”, “todos los hacen yo no puedo evitarlo”, “dejar hacer dejar
pasar… nadie debe meterse de cómo trabajan los colegas”, hasta una
multicolor gama de construcciones argumentativas que justificaran muy bien el adormecimiento de las conciencias para haber promovido, justificado u obviado las malas prácticas en el Periodismo.
Desde luego que es responsabilidad totalmente compartida con las demás esferas vinculadas con estratégico oficio en las democracias. Allí están los
poderes oficiales corrompiendo desde la publicidad o censura oficial a
los medios y periodistas. Ciertos dueños de Medios que no pagan o lo
hacen miserablemente a los profesionales incluso a los colegiados que extrañamente nuestro Colegio no sale a defender en este momento histórico.
Estarán las tentaciones y amenazas de todas partes pues todos, según sea su conveniencia disparan a la prensa, eso lo sabemos.
Sin
embargo a nuestro falible criterio lo anterior no justifica para que
HOY permitamos que se siga intimidando, asesinando y arrasando con los
periodistas que busquen una alternativa digna para hacer real la misión
de esta profesión: la búsqueda de la verdad de los hechos de interés
público, sus causas y consecuencias para trasladarla a un pueblo
sediento y con todo el derecho de saberla.
¡Felices navidades a mi Gremio! no importa si
justificaron el Golpe como sucesión presidencial (yendo contra su
inteligencia), sin han sido tibios o están claramente definidos por la
verdad histórica que si no la decimos de todos modos emergerá, esa es
una ley social que nadie puede vencer
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Martes, 27 de Diciembre de 2011 14:52
Anarella Vélez
La libertad de expresión y el acceso a la información constituyen dos
derechos fundamentales autónomamente reconocidos por la legislación
internacional y nacional.
Debemos recordar que, hasta hace algunos años, una de las limitantes al
libre ejercicio de estos derechos provenía de la defensa del honor, el
cual constituye también un derecho fundamental reconocido por nuestra
legislación, además de haber sido considerado por ésta como límite
explícito de la libertad de expresión e información. Cuando estos
derechos entran en conflicto, suelen ser resueltos conforme a la
técnica de la ponderación. Y si éste persiste existe la posibilidad de
trascender a la esfera jurídica civil y penal.
En
Honduras el derecho a la Libertad de Expresión en Honduras es
garantizado por el artículo 19 de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos y el artículo 72 de la Constitución de la Republica.
Sin embargo, su libre ejercicio no ha sido garantizado y no se ha
honrado el compromiso adquirido en el año 2011 por el gobierno de
Porfirio Lobo Sosa, cuando se formalizó su responsabilidad en Ginebra,
Suiza, ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en el
marco del Examen Periódico Universal (EPU).
Entre
los compromisos adquiridos por el Gobierno sobresalen el de investigar
los asesinatos y agresiones a periodistas así como el de garantizar por
razón de la reforma a la Ley Marco del Sector Telecomunicaciones, el
reconocimiento de los medios comunitarios existentes en el país. En este
escenario “el gobierno hondureño se comprometió a generar un debate en
el Congreso Nacional con la participación de la sociedad civil para
modificar su legislación en telecomunicaciones ´en concordancia con los
acuerdos y estándares internacionales de derechos humanos´. Empero, la
violencia letal continúa impactando en el libre ejercicio de la
libertad de expresión y de prensa. A partir del golpe de estado de 28
de junio de 2009, Honduras ha visto cómo se incrementan las muertes
violentas de los comunicadores.
El
libre ejercicio del derecho de la libertad de expresión y el acceso a
la información es progresivamente criminalizado, así como el ejercicio
de este derecho a través de los medios de comunicación y movimientos
sociales alternativos. Éste fenómeno está relacionado con el uso que la
población hace de las redes sociales y los medios de comunicación
alternativos. Vivimos un tiempo en el que la guerra mediática, guerra de
cuarta generación, propia de la era de la información, del internet,
de la globalización informativa, tanto los oligopolios como el crimen
organizado criminalizan la información alternativas de los sectores
sociales históricamente desposeídos. Esta guerra de conquista es
concebida como el antídoto de las luchas de liberación social.
En
la vorágine que vive Honduras, la violencia letal contra éstos derechos
ha cobrado la vida de la periodista Luz Marina Paz Villalobos,
periodista de la radio Cadena Hondureñas de Noticias, asesinada el 6 de
diciembre de 2011 en Comayagüela. Con su muerte, asciende a 20 el
número de trabajadores de la comunicación asesinados en el país desde
el año 2009. La impunidad también restringe la libertad de expresión y
el acceso a la información. Ninguno de los casos de asesinato de
periodistas ha sido resuelto. La obscena impunidad de la que gozan los
autores materiales e intelectuales de estos crímenes es el mejor de los
escenarios para los agresores y los criminales.
La
ausencia de indagaciones convincentes deja al gremio en una situación
de vulnerabilidad frente a la violencia de los narcotraficantes y de
algunas autoridades locales, cuyas actividades criminales son reportadas
a diario en la prensa.
La escalada de la violencia sin precedentes contra la prensa de oposición hondureña es evidente.
La escalada de la violencia sin precedentes contra la prensa de oposición hondureña es evidente.
El
informe del Comité por la libre expresión correspondiente al año 2011,
registra 53 alertas y 68 violaciones a la libertad de expresión. En el
2010, destaca como forma de violencia extrema a la libertad de expresión
el asesinato de 11 periodistas y comunicadores sociales, mientras que
en lo que va del 2011 han sido asesinadas/os 6 comunicadoras/es.En este
contexto de violación a la libertad de expresión se dan la persecución y
muerte de quienes alzan su voz en contra de la corrupción, la impunidad
y la inequidad social.
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