miércoles, 28 de diciembre de 2011

Las vueltas que da la vida: periodistas en la mira

  Patricia Murillo Gutiérrez

Imagino que si  la nada benevolente y si descarada y cobarde agresión militar  a un grupo de colegas mujeres periodistas la semana pasada en  Tegucigolpe (disculpas a quien le ofenda sus oídos) hubiese sido  en  La Paz, Caracas, Quito, Montevideo o Buenos Aires, por  citar algunas capitales latinas, la noticia tomaría características de bomba mediática, flash de primera plana y todavía resonaría en la conciencia del planeta tan brutal acción militar contra las ideas.


 Es que jamás pudo haber pasado tan indefendible y burda agresión a mujeres comunicadoras y defensores de los derechos humanos en un país con gobiernos populares y elegidos democráticamente sin que la tenaza artera de los Trust trasnacionales de la comunicación hubiesen calificado como la más bárbara agresión a la libertad de expresión y puesto las alertas en el mundo de que en ese nación el ámbito de la caverna regresaba.

Pero como  tan opaco y grosero ataque a la tolerancia, al pluralismo de la ideas y a un grupo de comunicadores por la vida y la libertad de expresión ocurrió en Honduras, plataforma irredenta de los Estados Unidos para provocar y atropellar desde su territorio a gobierno y países mestizos como nosotros, hermanos en todo, no valía la pena mover un dedo y no se pasó de los comunicados consabidos de Reporteros sin Fronteras, Comité para la  Protección a los Periodistas y no se aun si la Sociedad Interamericana de Prensa ya condeno tan grave acción.

Por ello le pedimos al abogado y amigo Rodolfo Dumas Castillo que no deje impune como representante de la SIP en el país, este hecho que inobjetablemente le confirma Rodolfo que siguen los sufrimientos y la destrucción selectiva contra los criterios opuestos al estatus quo que regenta Porfirio Lobo Sosa, Juan Orlando Hernández y Jorge Rivera Avilés.

Créanos lector que duele ver como una “desprotegida” Guardia de Honor presidencial atacaba son sus sólidos escudos golpeando en sus rostros  a ex alumnos y hoy colegas, gaseando sin ninguna compasión a mujeres sensibles que no pueden hacerse oídos sordos ante tanto Apocalipsis que vive el Periodismo, que busca independizarse hasta donde sea posible, de los mandatos patronales mercantilistas, de los intereses  contra Honduras y buscando ofrecer la necesaria alternativa que demanda una democracia.

Viendo por CNN a los colegas golpeados, ultrajados me remonté a nuestro trabajo docente allá en la Escuela de Periodismo en la UNAH, años ochentas a donde servimos a muchos de los que  ahora dirigen  medios de comunicación especialmente en la Capital.

Allí llegaron a esas aulas que tanto le cuestan a nuestro pueblo Renato Álvarez, (desde El Porvenir) Félix Molina, ( de Occidente) Juan Ramón Mairena, Donaldo Torres, Sandra Maribel  Sánchez, Ana Elsy Mendoza, Divina Alvarenga, ( de Tela), Orfa Mejía, Carlos Mauricio Flores, Miriam Amaya, Lucy Fúnez,  José Adán Castelar, German Reyes,Rossana Guevara, Olga Iris Mencia,  Conchita Montoya, Claudina Mendoza, Telma Mejia, (de San Lorenzo), Blanca Bendeck, Mirna María Barahona, Fredy Guzmán, Héctor Amador, David Romero Ellner, Jesús García, Elías Romero y Miguel Sahury ( fallecidos los dos últimos), Lucia Alvarado, Elan Reyes Pineda, María Orbelina López, Marlen Perdomo y Joselito Cantillano ( de Santa Bárbara) Pedro Grave de Peralta, Juan Carlos Soto, Esdras Amado López y Patricia Arias, ( de Choluteca), Jorge Zelaya, Lourdes Bonilla, Jorge Torres, Fredy Folgar, Denis Cano (desde Olanchito), Arístides Aceituno, Víctor Montesinos, Armando Villanueva, Dolores Valenzuela, Eduardo Maldonado ( Comayagua), Francisco Mejía, Roberto Budde, Suyapa Núñez, Danilo Osmaro Castellanos (Copan), Nancy John, Walter Fajardo, Lorena Melguen ( de Marcala), Luis Enrique Guzmán, Blanca Moreno ( de El Progreso), Rosa Morazán, Petty Sierra, Patricia Cervantes ( de La Paz), María Marta Bonilla, Armando Sarmiento, Noe Leiva, Gustavo Palencia, Wilfredo García, María Antonia Martínez, (de San Pedro Sula), Lourdes Chiuz, Jhonny José Lagos, Dina Bulnes (Comayagua), Lourdes Ramírez, Edgardo Melgar, Danilo Antúnez, Danilo Izaguirre y muchos más que comprenden una enorme  lista y por espacio no consignamos.

A algunos servimos como docentes, con otros no tuvimos ese gusto, pero allí están sus nombres grabados en los títulos que archiva la Secretaria de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y sobre todo, en sus conciencias  pues a 25 o treinta  años de ejercicio profesional tienen total autonomía intelectual de plantearse: ¿Qué han hecho con los talentos  que el Creador Supremo les otorgó y con el título inmaculado en el momento que fue puesto en sus manos? Se han dado cuenta  colegas,  que la urdimbre  de aberraciones jurídicas, éticas y sociales que vive nuestro país, acentuadas tras el Golpe, también son en buena parte responsabilidad nuestra por la actitud tomada respecto a la acelerada degradación, como país desde esos ochentas.

Y que hoy hemos tocado fondo al ser este 2011, la quinta nación más peligrosa  del mundo para  ejercer el Periodismo solo detrás de México. Pakistán, Irak y Libia.

Se imaginaron ustedes cuando recibían cátedras de Ética del venerable maestro don Ventura Ramos  que un día impensado en esa era, estaríamos enfrentados contra nuestra conciencia  y contra el clamor del pueblo hondureño que bien nos tiene identificados, como cómplices de tanta violaciones a los derechos humanos, de contribuir al cerco mediático, de pagos bajos la mesa a la prensa, contubernios bastardos con unos dueños de medios y muchos etcéteras.

Y la guinda del pastel navideño de la vergüenza, la puso en  El Progreso en noviembre último la comisionada de Policía María Luisa Borjas, recordando cómo durante el gobierno del panameño  Ricardo Maduro, desde la Secretaria de Seguridad se pagaban desde 150 mil  a cinco mil lempiras, según la categoría de los directores, jefes de programas radiales, televisivos hasta ciertos reporteros de provincia según sea el peso en el mercado comunicacional.

Tranquilos, tranquilos sé que como humanos tenemos bajo la manga mil y una excusas contra los actuares alejados de las doctrina del Periodismo autentico. Sé que los mecanismos de defensa abundan e irán desde “mis hijos tienen que comer”, “todos los hacen yo no puedo evitarlo”, “dejar hacer dejar pasar… nadie debe meterse de cómo trabajan los colegas”, hasta una multicolor gama de  construcciones  argumentativas que justificaran muy bien el adormecimiento de las conciencias para haber promovido, justificado u obviado las  malas prácticas en el Periodismo.

Desde luego que es responsabilidad totalmente compartida con las demás esferas  vinculadas con estratégico oficio en las democracias. Allí  están  los poderes oficiales corrompiendo desde la publicidad o censura oficial a los medios y periodistas. Ciertos dueños de Medios que no pagan o lo hacen miserablemente a los profesionales  incluso a los colegiados que extrañamente nuestro Colegio  no sale a defender en este momento histórico. 

Estarán las tentaciones y amenazas de todas  partes  pues todos, según sea su conveniencia disparan a la prensa, eso lo sabemos.

Sin embargo a nuestro falible criterio lo anterior no justifica para que HOY permitamos que se siga intimidando, asesinando y arrasando con los periodistas que busquen una alternativa digna para hacer real la misión de esta profesión: la búsqueda de la verdad de los hechos de interés público, sus causas y consecuencias para trasladarla a un pueblo sediento y con todo el derecho de saberla.

¡Felices navidades a mi Gremio! no importa  si justificaron el Golpe como sucesión presidencial (yendo contra su inteligencia), sin han sido tibios o están claramente definidos por la verdad histórica que si no la decimos de todos modos emergerá, esa es una ley social que nadie puede vencer

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Martes, 27 de Diciembre de 2011 14:52
Anarella Vélez
La libertad de expresión y el acceso a la  información constituyen dos derechos fundamentales autónomamente reconocidos por la legislación internacional y nacional.
Debemos recordar que,  hasta hace algunos años, una de las limitantes al libre ejercicio de estos derechos provenía de la defensa  del honor, el cual constituye también un derecho fundamental reconocido por nuestra legislación, además de haber sido considerado por ésta como límite explícito de la libertad de expresión e información. Cuando estos derechos entran en conflicto,   suelen ser resueltos conforme a la técnica de la ponderación. Y si éste persiste existe la posibilidad de trascender a la esfera jurídica civil y penal.

En Honduras el derecho a la Libertad de Expresión en Honduras es  garantizado por el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el artículo 72 de la Constitución de la Republica. Sin embargo,  su libre ejercicio  no ha sido garantizado y no se ha honrado el compromiso adquirido en el año 2011 por  el gobierno de Porfirio Lobo Sosa,  cuando se formalizó su responsabilidad  en Ginebra, Suiza, ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en el marco del Examen Periódico Universal (EPU).

Entre los compromisos adquiridos por el Gobierno  sobresalen el de investigar los asesinatos y agresiones a periodistas así como el de garantizar por razón de la reforma a la Ley Marco del Sector Telecomunicaciones, el reconocimiento de los medios comunitarios existentes en el país. En este escenario “el gobierno hondureño se comprometió a generar un debate en el Congreso Nacional con la participación de la sociedad civil para modificar su legislación en telecomunicaciones ´en concordancia con los acuerdos y estándares internacionales de derechos humanos´. Empero,  la violencia letal  continúa  impactando  en el libre ejercicio de la libertad de expresión y de prensa.  A partir del golpe de estado de 28 de junio de 2009,  Honduras ha visto cómo se incrementan las muertes violentas de los comunicadores.

El libre ejercicio del derecho de la libertad de expresión y el acceso a la información es progresivamente criminalizado,  así como el ejercicio de este derecho a través de los medios de comunicación  y movimientos sociales alternativos. Éste fenómeno está relacionado con el uso que la población hace de las redes sociales y los medios de comunicación alternativos. Vivimos un tiempo en el que la guerra mediática, guerra de cuarta generación,  propia de la era de la información, del internet, de la globalización informativa, tanto  los oligopolios como el crimen organizado  criminalizan la información alternativas de los sectores sociales históricamente desposeídos. Esta guerra de conquista es concebida como el antídoto de las luchas de liberación social.

En la vorágine que vive Honduras, la violencia letal contra éstos derechos ha cobrado la vida de la periodista Luz Marina Paz Villalobos, periodista de la radio Cadena Hondureñas de Noticias,  asesinada el 6 de diciembre de 2011 en Comayagüela. Con su muerte, asciende a 20 el número de trabajadores de la comunicación  asesinados en el país desde el año 2009. La impunidad   también restringe la libertad de expresión y el acceso a la información.  Ninguno de los casos de asesinato de periodistas ha sido resuelto. La obscena impunidad de la que gozan los autores materiales e intelectuales de estos crímenes es el mejor de los escenarios para los agresores y los criminales.

La ausencia de indagaciones convincentes deja al gremio en una situación de vulnerabilidad frente a la violencia de los narcotraficantes y de algunas autoridades locales, cuyas actividades criminales son reportadas a diario en la prensa.
La escalada de la violencia sin precedentes contra la prensa de oposición hondureña es evidente.
El informe del Comité por la libre expresión correspondiente al año 2011, registra 53 alertas y 68 violaciones a la libertad de expresión. En el 2010, destaca como forma de violencia extrema a la libertad de expresión el asesinato de 11 periodistas y comunicadores sociales, mientras que en lo que va del 2011 han sido asesinadas/os 6 comunicadoras/es.En este contexto de violación a la libertad de expresión se dan la persecución y muerte de quienes alzan su voz en contra de la corrupción, la impunidad y la inequidad social.





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