LIBRE
¿Más de lo mismo o algo distinto?
“… una organización de nuevo tipo (más democrática, más ofensiva,
más popular) con un programa de crítica al ultraliberalismo, estructu-
-rarse y ganar las elecciones para ir a una constituyente. Es posible.”
Ignacio Ramonet
Sergio Suazo
Rara avis
En
las Ciencias Sociales el tema de la identidad política sobre todo de
los partidos, viene dada desde tres fuentes: la primera, tiene que ver
con el ambiente en el que nacen sea éste en circunstancias de lucha, de
crisis o de estabilidad social, la segunda, por la cultura política del
sistema que puede ser democrática, tolerante o autoritaria y por último,
por la influencia de sus líderes como ha sucedido en varios países
latinoamericanos, uno de los más emblemáticos que se puede citar es el
del APRA en Perú con Haya de la Torre.
Debido
al descrédito que se observa en los partidos políticos desde hace ya
varias décadas, y al desaparecimiento de los llamados partidos
tradicionales que surgieron a partir de comienzos del siglo pasado, en
América Latina ya no es posible observar la construcción de partidos
estructurados como los que surgieron a la luz de las grandes corrientes
de pensamiento político internacionales como el liberalismo, socialismo y
el social cristianismo con todas sus variantes.
Hoy,
en lugar de ello, la organicidad política adquiere forma de
conglomerados, coaliciones, alianzas o frentes instrumentales alrededor
de un programa o simplemente alianzas electorales; la región está llena
de ejemplos. En parte, porque la complejidad y variedad de problemas que
afrontan las sociedades modernas, hacen que no exista una fuerza que
por sí sola tenga la capacidad de resolverlos.
En
Honduras contra toda lógica política - y como un producto no deseado y
menos esperado por las fuerzas que perpetraron el rompimiento
constitucional el 28J- ha comenzado el surgimiento de una nueva fuerza
de carácter nacional que representa un desafío para el obtuso sistema
político, que desafía a las clases dominantes pero que a la vez,
significa un desafío para sí misma en términos de concebirse como una
alternativa real de poder, no solamente por el apoyo que pueda concitar
en el pueblo, sino, por su capacidad creativa de presentarse como algo
distinto a los existente.
El
primer desafío del partido en formación denominado Libertad y
Refundación (LIBRE), es asimilarse como una verdadera alternativa de
poder porque en política como en otros aspectos, no hay nada más
seductor que ver a otro político con poder. Los inicios de LIBRE no han
sido los mejores si nos atenemos a lo azaroso de su fundación y lo que
ya se sabe sobre el nombre, que si nos fijamos bien, su identidad es más
bien difusa porque no es producto del ambiente de La Resistencia, tampoco
de la cultura política del país y menos de la influencia de las ideas
de su liderazgo sino, del marketing comercial extrapolado a la política.
Hey! ¿Estás con migo? Claro, Estoy Con Tigo! Y como somos Libres, toma Coca Cola la chispa de la vida!
En
la política tradicional el peso de lo simbólico no existe porque no es
parte de la comprensión que se tiene de los fenómenos sociales, da lo
mismo llamarse rana que iguana, es más importante el papel celofán que
el producto y según algunos, seguimos teniendo añoranzas por caudillos
del pasado que “sabían mandar” y tenían “autoridad”, desconociendo los
cambios y la complejidades de las sociedades actuales en las que la
“autoridad” adquiere la forma de acuerdo, consenso, diálogo y no
autoritarismo.
Acuerdo Programático: la verdadera radicalidad política
Desde
el golpe de Estado militar, hemos asistido a un despertar no solo de
las conciencias también del pensamiento, hasta de los “teoricismos” y
“academicismos” como señalan algunos, lo que de
ser cierto, representaría un avance del pensamiento sobre todo, del
pensamiento crítico ausente por mucho tiempo también en quienes hacen
dichos señalamientos.
También
en el contexto de La Resistencia han surgido momentos de exaltación en
forma de virus y en otras ocasiones, con “barras bravas” a la usanza de
la derecha más reaccionaria, además “discusiones” tóxicas sobre la
“revolución”, la “refundación”, la “insurrección”, la
“autoconvocatoria”, el socialismo y todos los maximalismos del pasado.
Pero en todas las discusiones, la gran ausente ha sido la política
siendo que solo ella cambia las cosas ya que sin la política, lo demás
es pura aventura.
Resulta
que casi siempre, la lógica del poder termina imponiéndose sobre los
que tienden únicamente a hacerse notar y la experiencia ha demostrado
hasta el cansancio, que la exaltación política no se corresponde con las
mayorías electorales o dicho de otra manera, no siempre la voz de la
calle coincide con la voluntad mayoritaria en la urnas. Al final, las
manifestaciones y asambleas multitudinarias terminan siendo
influenciadas por ideas rígidas y mecánicas que impiden el logro de los
objetivos de la lucha política. ¿A quién le importa esto? A los que
participan en política!
Ahora
bien, una vez cumplido el ritual de los formalismos jurídico-políticos
de la inscripción de LIBRE como nueva fuerza política nacional, se
impone el verdadero trabajo: UN ACUERDO PROGRAMATICO alrededor del cual
aglutinar a los movimientos y tendencias internas, cualquier arreglo
interno debería pasar por consensuar un acuerdo
que contenga la visión de un país distinto, un “Acuerdo Programático”
alternativo y al mismo tiempo diferenciador, que contemple un Estado
diferente al constituido por las fuerzas oligárquicas, que marque un
punto de inflexión y que si bien es cierto, sobreviven modos
tradicionales de hacer política como producto de una cultura basada en
el caudillismo y el clientelismo, sea un proceso de cambio social
dirigido por actores políticos nuevos. El sentido común del pueblo ya
superó muchas de las viejas nociones políticas que hablaban de un único
camino para las transformaciones sociales, con la aparición de La Resistencia se
fractura la continuidad de un modelo socialmente excluyente y comienza a
perfilarse un proyecto político que apunta directamente al corazón del
sistema que margina y empobrece a las mayorías.
Sin embargo, y para amargura de los que creen más en el papel celofán, LIBRE está
libre de un análisis crítico, cuya ausencia, debe ser superada cuanto
antes. La crítica pasa primero por las capacidades de idear y
administrar el acuerdo al que se ha hecho mención aquí, es cierto que la
política moderna se basa en liderazgos carismáticos, en marketing
político y en encuestas, pero no se puede aspirar al poder desde una
alternativa distinta sin disponer de grupos dedicados a pensar,
estudiar, discutir y proponer. Esta es una de las grandes y más notorias
debilidades que los partidos tradicionales han exhibido a lo largo de
su historia, se han limitado a elaborar planes de gobierno que nadie lee
y cuando llegan al gobierno, se deshacen de ellos porque inmediatamente
comienza a funcionar el plan de los poderes fácticos.
Ante la ausencia de think tanks en
el país, LIBRE necesita disponer de un grupo crítico de pensamiento
capaz de suplir esa debilidad y de explicar al pueblo de manera
sencilla, en qué consiste el proyecto político que representa y que
necesita ser acompañado. Hacerlo o no hacerlo, superar en la medida de
lo posible las prácticas políticas tradicionales, servirá para darnos
cuenta si se trata de algo distinto o más de lo mismo.
No
faltará quien contradiga que de LIBRE no puede salir algo nuevo porque
son las mismas personas de los grupos sociales y de los partidos
políticos tradicionales, llevaría mucha razón, pero en éste caso no se
trataría de las personas sino más bien de la ideas. Al igual que la
actualización y modernización de un partido político, no pasa por la
edad de las personas, en este caso tampoco se trata de personas sino de
propuestas como lo exige el diseño de un proyecto político rupturista.
Por
último, LIBRE requiere convertirse en una convergencia opositora y ser
percibida de esa manera por el pueblo, pero además, necesita de una
construcción política innovadora, lúcida, progresista, con un
perfilamiento de centro izquierda en el que las diferencias convergen en
una nueva especificidad y cultivando la cultura de la deliberación.
Institucionalizar el modelo de coalición, sus prácticas, la toma de
decisiones debe ser parte de la identidad de un proyecto político que
representa una opción de transformación social para Honduras.
S.L. 16/10/2011
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