Agosto 16,2021 / Por Carlos Zelaya Los
números son exactos, fríos y contundentes y no dejan lugar a dudas en
cuanto a la situación en que se encuentran la economía y las finanzas
públicas de cara al inminente cambio de gobierno, en el caso de que nada
siga trastocando el calendario electoral. El
endeudamiento público roza niveles de insostenibilidad al tener el país
que destinar una gran cantidad de recursos, poniendo en peligro
obligaciones del Estado como la educación, la salud y la inversión.
De
cada lempira que se recoge en impuestos, 45 centavos se van en el pago
de los compromisos adquiridos en concepto de préstamos, apunta un
experto.
En
septiembre de 2019 el expresidente del banco estatal, Hugo Noé Pino,
advertía que “en los últimos siete años Honduras pagó unos 230 mil
millones de lempiras en concepto de deuda y el Presupuesto es de 260 mil
millones, es una enorme cantidad de recursos”.
Partidos
de oposición, instituciones financieras internacionales, economistas
independientes, empresarios y ex funcionarios alertaban este peligro el
alto en el desastre financiero de la Empresa Nacional de Energía
Eléctrica, ENEE, en el que el Congreso Nacional ha aprobado préstamos
sin debate y en Hondutel.
Al
finalizar marzo el saldo de la deuda externa de los sectores público y
privado totalizó US$10,887.7 millones, superior en US$37.9 millones
respecto a la deuda al cierre de 2020, cuando alcanzó 10,849.8 millones
de dólares, según el Banco Central de Honduras, BCH.
Al
2021, BCH y la Secretaría de Finanzas reconocían que la deuda pública
llegó al 59% del Producto Interno Bruto, PIB, tras escalar más de 10
puntos porcentuales en comparación al 2019, a causa de más 2,000
millones de dólares en préstamos internacionales, cuando aún no asomaba
la tortuosa presencia deL Covid-19 en el mundo y el país.
En
el contexto de la pandemia, la corrupción e impunidad han disminuido la
capacidad de respuesta del Estado a la crisis, dejan por fuera del
acceso a recursos a sectores socialmente más vulnerables y ponen en
riesgo la vida de las personas, indicaba el Centro de Estudios para la
Democracia, CESPAD.
En
el catalejo del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de
Honduras, FOSDEH, las cifras reales andan mucho más arriba y advierte
que podría llegar a 15,547 millones de dólares.
El
FOSDEH proyecta a finales de año será del 66.9% del PIB; cuando el 55%
ya significa un alto nivel de riesgo, sostiene el jefe de la Carrera de
Economía de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Henry
Rodríguez.
El
endeudamiento no es malo, sostiene el académico, pero se debe controlar
el monto, que sea, a largo plazo y bajas tasas de interés, con períodos
de gracia, que sean ejecutados con transparencia y rendición de cuentas
para que el país no se asfixie en los próximos años.
Pero
si el país se sigue endeudando de manera desordenada, existen muchos
riesgos a futuro en el crecimiento económico, concluyó.
Hace
unos días la calificadora Estándar & Poor's otorgó la calificación
BB, con perspectiva estable y manteniendo en el grado de “especulativo"
el riesgo país y que los entes multilaterales de crédito utilizan para
otorgar fondos a los estados dependiendo su riesgo país.
Más
ducho en lides de la vida diaria que en abstracciones matemáticas y
financieras, sectores conscientes del vínculo de la economía con las
decisiones políticas cuestionan pagar deudas como la del Trans-450, en
la capital del país.
O
la deuda de 70 mil millones de lempiras de la ENEE; la emisión de Bonos
Soberanos, la deuda más cara; el abandono de HONDUTEL, más empréstitos
externos en opacidad legislativa y la posibilidad de altos tributos para
reflotar las finanzas en el siguiente gobierno, son, entre otras más
sombras que luces, la percepción del país y el futuro de su población en
el contexto del desmembramiento territorial de la mano de las Zonas de
Empleo y Desarrollo, ZEDES. (Nota Introductoria La Entrevista, de Canal
11, 15-8-21).
Fuente Facebook del autor
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