
EDITORIAL
El valor de una década perdida
El
equipo que en tanto sostiene a JOH y su esquema represivo insiste en un
error de muerte irreversible, asume con la golilla del que tiene toda
ventaja que cada quien tiene su verdad en la disputa por el poder entre
el pueblo y la élite que se lucra; ven la crisis nacional desde la
dimensión del cinismo con mente psicópata. Estados Unidos y sus sectores
articulados en el control de Honduras asumen por manual de guerra que
el hondureño será humillado hasta el final del mundo, no hará nada
nunca, no levantará cabeza y no tiene rifles como ellos en sus
militares, y se equivocan, como antes “Tacho”, Batista y otros que
soñaron la inmortalidad.
Ese
pensamiento limitado, subyugado y colonial ha primado en los grupos
dominantes en cada momento histórico de esta comarca catracha, salvo el
proyecto morazánico, de ahí, jamás han tenido la intención de sumar como
socios del modelo económico a las grandes capas sociales marginadas de
la bonanza para que pueblo y capital salten a la modernidad.
El
valor de nación de la década perdida luego del golpe de Estado de 2009,
ha sido el despertar de sectores clave de nuestra sociedad, se
retrocedió cincuenta años en economía, pero se avanzó siglos en
conciencia social, en la necesidad de tomar el poder de la nación,
evolucionó la idea y el lenguaje político en la base popular. Hace diez
años el pueblo sólo era enfermo, dividido, desorganizado y hambriento,
ahora carga esa gravedad, si, y más dolor, con una diferencia, el golpe
abrió el vientre del sistema, y esta vez el hombre sencillo pudo ver
cómo funciona cada órgano, sabe la farsa del cardenal, cómo opera el
círculo de la riqueza, conoce al dictador y a su amo, identifica al
ladrón y al traidor y quema los bienes del enemigo.
La
victoria de la población es dura, nadie dijo que era fácil. Con pocas
excepciones, la de José Cecilio del Valle, por ejemplo, los primeros
forjadores del Estado y nación de Honduras, para concretar sus
objetivos, consideraron la realidad de los sectores sociales
mayoritarios. Al ignorarla y obstinarse en reducirla a sus propósitos,
ha dado pie únicamente a contradicciones casi insalvables que generaron
ruina o lo inacabado ¿Qué sector del país, aún los cómplices, ha
ganado a largo plazo con los golpes e injerencia de EE.UU. en Honduras?
Con frecuencia las reacciones frente al nuevo orden que se quería
implantar fueron bárbaras y anárquicas y, para mantenerlas como en el
actual, se acudió a militares sanguinarios y a dictadura mortal.
Desde
el inicio de “independencia” operó en esta provincia una separación a
planos abismales entre lo que era el país real y el Estado que deseaban
quienes ostentaban el poder.- Cuando después de 1821 por medio de
asambleas y congresos se intentó organizar el nuevo país, creando nuevas
instituciones como los congresos deliberativos, el ejercicio del
sufragio, la libertad del comercio y de los mares, la supresión de
impuestos, etc. y se evocó como nuevos modelos de la felicidad humana la
igualdad, la libertad y la fraternidad, se quiso lanzar, casi de
repente a ciegas a nuestra sociedad, cuya “identidad” política,
económica, cultural, educativa se encontraba casi totalmente al margen
de todo ese proceso que en otras regiones como Europa permitió desembocar en la modernidad.
La
clase política ha sido salvaje y corrupta, ha cerrado las puertas del
gobierno al pueblo, por eso niega salud y educación de alta calidad.- En
nuestra comarca, aunque llegan aires de lo que está pasando en otras
partes de la tierra, poco o nada de lo bueno ha incorporado al
desarrollo. Esta miserable élite que gobierna, al mundo exterior sólo se
vincula como colonia, antes España y después EE.UU.; la nueva es que
firmó su deceso en 2009 y la conocerán con desprecio las siguientes
generaciones.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/avance/3424-editorial-y-portada-el-libertador-impreso-valor-de-una-decada-perdida

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