sábado, 5 de enero de 2019

Honduras: ANÁLISIS: ¿POR QUÉ JUAN NECESITA TRASLADAR LA EMBAJADA A JERUSALÉN?

“Nos estamos metiendo a un problema con el mundo”, advirtió el empresario Adolfo Facussé, con relación a la intención del gobierno de trasladar la embajada de Honduras de Tel Aviv a Jerusalén. Estima que el gobernante hondureño no ha medido consecuencias que para el pueblo árabe en Israel y en el planeta, esa ciudad tiene importancia cultural, histórica y religiosa.
                       ¿Quién dice que eso importa?, Juan está desesperado. La problemática ha desbordado, el éxodo de migrantes, el hermano señalado como narco a gran escala, los gritos de Trump truenan y se acerca la Ley Magnitsky; urge el lobby en la Casa Blanca y los israelitas a cambio de un favor, podrían ayudarlo a sentarse con Trump o influir para “cuatro años más”.                  

Los palestinos en Honduras, pues… después de todo lo que han dado al régimen Hernández, ya no importan y callan la humillación contra su pueblo.

Reflexión
EL LIBERTADOR

El habitante de la Casa Blanca fue claro en su amenaza a socios y súbditos: “Reciben cientos, incluso, miles de millones de dólares, y luego votan en nuestra contra. Bueno, estamos vigilando esos votos. Dejemos que voten contra nosotros. Ahorraremos mucho. No nos importa". El imperio fue derrotado otra vez, ya no es hegemónico; de 193 Estados miembros de ONU, 128 países rechazaron el reconocimiento estadounidense de Jerusalén como capital israelí, 35 se abstuvieron y apenas 9 votos cumplieron a Trump; los únicos del continente Americano en apoyar semejante locura fueron Guatemala y Honduras.

El país del norte presentó ante la ONU la idea de humillar sobre el despojo, convertir Jerusalén en capital de Israel. La propuesta fue negada por el mundo, sin embargo, América tuvo un comportamiento que asombra al mundo, diez países en contra, ocho abstenciones y solamente dos a favor, que pertenecen a Centroamérica. Líderes y analistas están sorprendidos, Estados Unidos pierde fuerza en la región –-a pesar de la advertencia de no darle dólares—, empero, el servilismo de Honduras y Guatemala implica un análisis aparte, dos países tristes, atrapados otra vez en la “Guerra Fría” que en la región emprende Washington.

Honduras y Guatemala, son hermanos en historias y desgracias. Nada casual que ambos tengan Misiones de Apoyo contra la Corrupción por los estándares horrorosos en cómo imparten justicia y la poderosa corrupción. Coinciden también en su falso crecimiento de la producción o Producto Interno Bruto (PIB), en verdad nutrido por millones de migrantes, las caravanas siguen saliendo.- En fin, el parecido es amplio, se extiende en grotescos índices de asesinatos, corrupción que termina en ley, desigualdad de la riqueza, políticos sin aceptación popular y, sobre todo, dependencia abrumadora de EE.UU., de “los americanos”, dicen ellos.

¿Por qué los gobiernos de Honduras y Guatemala que tienen entre su población muchos ciudadanos con origen palestino, los tratan con desprecio como en la reciente votación de la ONU?, hay dos explicaciones, la primera, económica, según cifras de la Agencia de Cooperación de los Estados Unidos (USAID), en 2016 Guatemala recibió 297 millones de dólares en cooperación, siendo en el continente, el país en tercer lugar que más recibe fondos “USA”; mientras Honduras, es el cuarto mayor beneficiario en América Latina, en 2017 recibió 127 millones de dólares.

La corrupción desbordó los límites “aceptables” y, en 2015, la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), presentó sendos casos de corrupción que estremecieron al pueblo guatemalteco, que se tiró a las calles a buscar justicia.

Como una copia, en 2015, frente a uno de los actos más deleznables de crimen contra el pueblo, el robo al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) dio paso a la marcha de las Antorchas, millones de hondureños llenaron las avenidas del país, exigiendo la instalación de una Comisión internacional contra la Corrupción como en Guatemala, fue así como la OEA y el gobierno crearon la Misión de Apoyo Contra la Impunidad y la Corrupción en Honduras (MACCIH).

En esta novela, Honduras tiene sus propios capítulos. El 26 de noviembre de 2017, se celebraron elecciones generales que la OEA llamó un proceso poco transparente y con muchas dudas; tras ese desmadre, solicitó la repetición de comicios. Un fraude con más de 30 personas asesinadas a manos de cuerpos represivos, una reelección ilegal del actual mandatario, salpicado de corrupción y con una aceptación casi nula en la población. A casi 25 días de las elecciones el mundo desconocía al nuevo presidente electo y, el Tribunal Supremo Electoral en contra de toda recomendación internacional declaró a Juan Hernández. Las cartas las jugaría Estados Unidos.

Hernández sin ningún asidero interno que lo validara, urgía la firma del norte, y haría lo que tendría que hacer para conseguirlo, si eso era destruir más de 120 años de relaciones con la población palestina en el país, lo haría. Y lo hizo.

Resurgió por el mundo el viejo despectivo de gobiernos “República Bananera”, sin que el hondureño digno lo haya motivado o tenido la palabra para defenderse. La acción del gobierno Hernández, ante los ojos del planeta significa y ratifica que hoy Honduras no es una tierra soberana, la rebajó a simple sucursal imperial. Un imperio que el mundo ve de menos y los dictadores endiosan para no caer, y un cargo de presidente devaluado a lugarteniente, que la nación no respeta.

Honduras, es el segundo en todo el continente con la mayor presencia de palestinos. Se estima que entre 150 y 200 mil hondureños tienen raíz árabe, sólo Chile tiene una colonia mayor. Los primeros, llegaron a Honduras en 1890 al puerto de Trujillo, con pasaporte de Turquía, papeles turcos era parte de la humillación allá en sus pueblos, llegaron despojados de todo, sin nada más que sus manos y su deseo de una vida mejor. Una raza amante del trabajo, rápido se insertó en el aparato productivo del país en los campos bananeros como buhoneros, después fueron comerciantes en distintos poblados y luego establecieron fábricas. Abundan historias que narran la lucha por salir de la pobreza.

Estados Unidos, impidió el desarrollo de los emprendedores hondureños, obligados a involucrarse en guerras permanentes del extinto bipartidismo, debido al robo de los recursos, la explotación y los asesinatos; ahí se abrió la brecha para que los palestinos se desarrollaran, fueron acaparando el mercado poco a poco, hoy son dueños de las grandes empresas del país, manejan el capital, incluso, son alcaldes, diplomáticos, banqueros y otros protestan como pueblo.

La traición de Hernández, tendrá un precio. Los palestinos son raza trabajadora, sin obviar que los árboles dan muchos frutos distintos, algunos árabes se aliaron con políticos corruptos y se degradaron, lejos de la visión de los originarios en sus carretas vendiendo sus productos de pueblo en pueblo, de casa en casa –la verdadera empresa—, las grandes aportaciones que reciben los políticos en el país para sus elecciones vienen de este grupo árabe, que han visto como les dan la espalda.

La insípida economía de Honduras, reposa en su modesta industria de la que son dueños los árabes, muchos de ellos apoyaron a Juan, al extremo de sacrificar las empresas heredadas por los originarios o terminar presos, siendo burla de otros palestinos; negocios entrelazados con el partido Nacional, la ilegal reelección que convulsiona al país dejó en llamas  algunas de sus empresas. Después de los hondureños, los árabes han recibido la peor parte. No sólo el daño económico en sus negocios, sino la traición al pueblo árabe para que Juan Hernández pueda gozar tres años más en el gobierno, si acaso, nada seguro con el irascible Trump.

La historia no termina aquí. El día de votación en la ONU, cuando todos los países tomaron sus posturas soberanas, ya los palestinos en Honduras, apagando aún el fuego en sus industrias, mirarían como una hondureña-palestina, sería la que estiró su mano para darle el golpe de gracia a su propio pueblo abandonado y sufrido en el medio oriente, que clama ayuda internacional para ser libre e independiente de los israelitas. Igual que el hondureño con relación a EE.UU.

Ella votó en nombre y a favor de Hernández, simbólicamente, no sólo cayó EE.UU. al perder la votación, significa el sometimiento de los árabes en Honduras al actual gobierno Hernández pro israelí. Un día después, los pasquines nacionales, también de palestinos, en delirio gritaban, con el nerviosismo de quien no cree la noticia recompensada por el voto, jugando su papel de heraldos de Satán, el mensaje del Departamento de Estado: “Felicitamos al presidente Juan Orlando Hernández por su victoria…”.  

http://www.web.ellibertador.hn/index.php/avance/3152-analisis-por-que-juan-necesita-trasladar-la-embajada-a-jerusalen

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