Escrito por Redacción | Abril 8 del 2015 Secciones: Investigaciones
Merelyn Abigail Espinoza Bustillo tenía 14 años, era hija de Rony Espinoza, periodista que labora en Radio Globo. Por su parte Erick Arriaga Casco,
era un joven de 21 años, operador del mismo medio de comunicación. La
adolescente apareció asesinada el 2 de noviembre del año anterior en un
precipicio de la colonia San Francisco de Comayagüela; sólo cuatro meses
después Arriaga fue ejecutado por sicarios, cerca de su casa, el 23 de
febrero en la colonia 21 de Febrero, aledaña a la misma colonia.
Analistas
explicaron que la escena del crimen, o al menos donde lanzaron el
cadáver era muy estudiada. Expertos coincidieron en que la escena del
crimen como que fue seleccionada, pues pese a ser una zona transitada en
el día, durante la noche es oscuro y solitaria, no hay cámaras de
vigilancia y tampoco hubo testigos aparentes, es un botadero de basura
en una corriente de aguas residuales que llegan hasta el río Guacerique,
una de las principales cuencas de agua potable de la capital.
Este
medio habló con un supuesto sicario e integrante de una red de trata de
mujeres para que diera su versión sobre este caso en particular. En la
plática sostenida, relató que ellos operan redes de menores de 13, 14 y
15 años para que presten servicios al crimen organizado, para comercio
sexual, tráfico de drogas y extorsión.
A
mediados de noviembre del 2011, el Comisionado de Derechos Humanos en
Honduras (CONADEH) solicitó a los representantes del Poder Legislativo
la aprobación inmediata de la figura penal de ejecución extrajudicial y
que la misma fuera sancionada con la pena de prisión de por vida. En
Honduras hay ejecuciones extrajudiciales “como actos arbitrarios de
agentes del Estado investidos de autoridad”, estableció Ramón Custodio
en su informe sobre la situación de los derechos humanos remitido al
Congreso Nacional.
Por
otra parte, para Guadalupe Ruelas hay dos elementos que rescatar en
estos crímenes. “El primero es que todos estos jóvenes estaban
involucrados en la protesta estudiantil, y el otro tiene que ver con la
actitud ambigua del gobierno que, por un lado trata de denigrar a los
estudiantes asesinados y por el otro afirma, insistentemente y
sospechosamente, que él no tiene nada que ver con lo que ha ocurrido”.
Serie 1 de 4 / Tegucigalpa, Honduras (Conexihon). - El recorrido por encontrar la verdad de los asesinatos de dos jóvenes relacionados con un medio de comunicación en Honduras condujo a descubrir que en sus muertes hay acciones típicas de la delincuencia común y elementos que denotan una probable fabricación de escenas del crimen. La realidad alrededor de estas muertes se torna compleja, pues al analizar las escenas de los crímenes y sus formas de operar parecen orientados a intimidar a terceros.
Sin embargo, si se descartara que los crímenes tenían como objetivo mandar un mensaje de intimidación indirecta, la evidencia recabada en la presente investigación muestra que los mismos son aparentemente planificados para que parezcan comunes.
Allegados
a las víctimas, expertos forenses, analistas sociales e incluso
personas dedicadas al sicariato fueron consultados por Conexihon y
coincidieron que en Honduras se están cometiendo crímenes para desviar
la atención de la población sobre temas en particular o para culpar, de
los hechos, a otras personas o sectores sociales y políticos.
Sobre
la base de esta macabra estrategia, la investigación criminal es
dirigida hacia personas inocentes que son asediadas intimidadas,
amenazadas o asesinadas por parte de los verdaderos asesinos o, en su
defecto, capturadas por agentes policiales, torturadas y puestas a la
orden de los tribunales de justicia a donde se les juzga por delitos que
no cometieron.
Estas
dos muertes ocurrieron en el contexto de un patrón de aumento
vertiginoso de asesinatos contra periodistas: 49 comunicadores y
trabajadores de medios de comunicación perecieron entre 2009 y 2015;
mientras de 2000 a 2009 únicamente habían ocurrido tres y en las décadas
anteriores, esto ni siquiera sucedía.
Coincidencias entre los dos jóvenes ejecutados
Erick Arriaga Casco, operador de Radio Globo. |
Los
dos casos no parecieran tener relación entre sí, pero los conectan
coincidencias, la proximidad de los lugares de ejecución, el vínculo al
periodismo de la capital hondureña y el lapso menor a cuatro meses en
que ocurrieron.
Ambos
fueron cometidos en horas de la noche, el de Erick, ante testigos y en
el de Merelyn, aunque pudo haber sido cometido también a eso de las 9.00
de la noche, aparentemente nadie vio a los asesinos, porque en el lugar
donde apareció -se supone- solo la fueron a botar.
A
ella la mataron de un golpe contundente en la cabeza, a él, de al menos
12 balazos, según el informe preliminar de los policías que llegaron a
la escena del crimen. En ambos
hechos, hubo un compromiso público por parte de las autoridades de
encontrar a los responsables, pero lejos de eso, las investigaciones
parecen dilatarse y no hay resultados concretos. El mejor testigo es el
tiempo transcurrido.
Deficiencias investigativas
En
los dos sucesos, se observan enormes deficiencias investigativas, por
ejemplo, en el caso de Merelyn, encontrada sin vida desde el 2 de
noviembre del año pasado, ni siquiera se tiene la causa de muerte.
Tampoco un esperado vaciado telefónico que los acercaría a los
responsables del crimen, dio pistas contundentes.
Mientras,
en el caso de Erick, transcurrido hace más de un mes, ni siquiera se le
tomó declaraciones a su madre, su cónyuge o sus compañeros de trabajo,
quienes pudieran tener información importante.
Las
investigaciones parecieran estancadas; las autoridades policiales
consultadas aún no tienen nombres de sospechosos de los crímenes y, en
los dos procesos, los detectives desvinculan totalmente las muertes del
ejercicio periodístico.
La
policía justifica los delitos con el estribillo de que “tienen que ver
más con la conducta particular de cada una de las víctimas”.
Parece un crimen planificado
El
de Merelym es un crimen complejo, de la escena no se rescató toda la
evidencia porque sus asesinos la tiraron en una zona de difícil acceso
para los investigadores, la causa de su fallecimiento ha sido difícil de
precisar porque sus asesinos la mataron con métodos que no dejaron
evidencia. Además, la escena del
crimen es múltiple, es decir, cometieron el delito en varios lugares,
eso hace más difícil encontrar pistas y el crimen es publicitado con
mentiras oficiales.
Aunque no hay crimen perfecto, este tiene detalles que lo vuelven un rompecabezas con piezas improbables. |
Otros
expertos que analizaron los perfiles de redes sociales y fotos de la
menor, no hallan nada revelador en sus cuentas, aunque sí tenía muchos
contactos, pero los manejaba ocultos. La
encontraron muerta el 2 de noviembre del año pasado, las primeras
hipótesis policiales la retratan como una niña que a sus 14 años era
rebelde, desobediente de sus padres, con ejemplos de desorganización
familiar, víctima de algún grupo organizado y una niña en condición de
vulnerabilidad social porque habría recibido amenazas en algunos
sectores de Comayagüela.
Pero
ese escenario es aprovechado por la Policía no sólo para estigmatizar a
la fallecida sino que algunas autoridades policiales casi obligan a sus
parientes a desistir de la investigación “para que no les pase lo
mismo”.
“No
me importa pagar con mi vida, pero quiero saber quién fue y por qué la
mataron”, dijo el periodista Rony Espinoza, al agregar que encontró
otras debilidades en las investigaciones, que en su momento las hará
públicas, porque por ahora tiene un compromiso de las instituciones
encargadas para esclarecer el caso.
Pese
a que la muerte de la menor fue a inicios de noviembre anterior, al
finalizar marzo pasado no se había determinado la forma del deceso.
Desde unos meses antes, se tuvo que enviar a la República de El Salvador
muestras para aclarar al menos ese extremo. El dictamen ha permanecido
misteriosamente, muchos días, en poder de autoridades del Ministerio
Público que dicen tenerlo, pero no lo pasan a los detectives aunque los
equipos que investigan la muerte han hecho reiteradas peticiones porque
eso permitirá dar un paso más en la investigación criminal.
El
padre de la menor descarta que la muerte haya sido por vínculos con el
ejercicio de sus funciones, pero en todo caso, serán las autoridades las
que desestimarán ese extremo.
En
la investigación del caso se nota alguna especie de displicencia o
lentitud, desde el momento mismo del levantamiento del cadáver, que
pudieran ser típicas del sistema hondureño. Sin embargo, es destacable
que aunque el hallazgo del cadáver, en una poza de agua entre la San
Francisco y Los Laureles, en Comayagüela, fue reportado por vecinos
desde las 9:00 de la mañana y fue hasta la 1:00 de la tarde que inició
el levantamiento.
A
eso hay que agregar que el personal forense no bajó al lugar donde
estaba el cadáver, unos 40 metros debajo de la calle pavimentada,
dejando a los bomberos la labor de rescate del cadáver, lo que pudo
provocar pérdida de evidencias.
La opinión de un sicario
Merelyn Abigail Espinoza Bustillo, hija del periodista Rony Espinoza, de Radio Globo. |
Indicó
que los carteles de Colombia y México solicitan mujeres bonitas desde
Honduras. La tarea de ellos es reclutar menores que consigan mujeres, a
quienes les ofrecen buena paga y si se resisten, las amenazan con
matarlas a ellas, a sus padres y si no obedecen, cumplen las amenazas.
Agregó
que en estas redes están involucrados muchos elementos policiales,
quienes contribuyen para desviar la atención en las investigaciones,
haciendo que casos típicos como pudo haber sido el de Merelyn, parezcan
comunes ante la sociedad, ocultando evidencias o sembrando otras.
Si
es posible pueden buscar inocentes como sospechosos, y al final, les
aplican la misma dosis a los investigadores, se les ofrece dinero o la
amenaza de acabar con la familia, por lo que finalmente terminan siendo
cómplices.
Más mentiras y negligencias policiales
Muy
cerca del lugar donde apareció muerta Merelyn, fue liquidado Erick
Arriaga la noche del 23 de febrero en la colonia 21 de Febrero, en
Comayagüela pero casi cuatro meses después.
El
joven regresó de trabajar de Radio Globo, ubicada en el bulevar
Morazán, a las 10.00 de la noche. Fue dejado a unos pasos de su casa por
un compañero de trabajo, pero extrañamente decidió alejarse de su casa y
caminar al fondo de la colonia, a una pulpería, propiedad de una amiga.
Estaban conversando, se reían y Erick le mostraba un video de vecinos.
Dos hombres en motocicleta llegaron, no dijeron nada y le dispararon en reiteradas ocasiones, matándolo de inmediato.
El
caso también parecería común partiendo del principio que tanto la San
Francisco como la 21 de Febrero son zonas dominadas por una pandilla, y
que Erick, era un fanático del Motagua, acción que lo llevaba a
vincularse a la barra deportiva de Los Revolucionarios “Revos”.
A
más de un mes del hecho, la policía también mantiene empantanado el
caso y la orientación que se le da es también por su vínculo a la barra
del equipo de fútbol.
Sin
embargo, se encuentran muchos detalles que hacen pensar en la
displicencia para no esclarecer el caso y que en la sociedad y familia
se quede la versión que fue por un hecho común, de barras, como lo
relacionó el sicario consultado por Conexihon.
La
policía estableció de manera preliminar que el joven recibió más de 40
balazos, pero su cuerpo presentaba 12. Luego se dijo que en el cadáver
se encontró un papel que decía que lo mataban por “Revo”, pero este
medio investigó y determinó que en la pared de la pulpería donde estaba
Erick desde hacía mucho tiempo estaba el cartel relacionado a los
“Revos”, y que producto de la balacera se desprendió y quedó en la
escena del crimen.
Después
se estableció que aún transcurrido más de un mes, la policía ni
siquiera había tomado testimonio a la madre, ni a la esposa de la
víctima, para saber si ellas tenían alguna información.
Tampoco
conocieron el testimonio de periodistas que tuvieron relación estrecha
con la víctima y que conocían alguna información, es más, fuentes
consultadas descartan que el hecho tenga que ver con el gremio
periodístico, vinculándolo al conflictos de maras.
Al
consultar a la policía sobre los avances del caso, se limitan a
informar que han avanzado todavía no se tienen identificados sospechosos
con nombres, pero aun así descartan cualquier vínculo con la labor
periodística.
Un
joven sicario consultado sobre este caso, dijo que no tiene información
al respecto, pero recordó que muchas veces le tocó ejecutar a personas
vinculadas a personas públicos solo para intimidarlo y que luego,
procedían con la policía a modificar las escenas del crimen y cambiarle
el rumbo a las investigaciones para que aparentaran ser un hecho común.
Los “falsos positivos”
Los “falsos positivos”
son las muertes de personas supuestamente ligadas al crimen organizado o
en “ajustes de cuentas”, reportadas por la Policía Nacional hondureña
como resultados positivos de la acción contra grupos armados
especialmente maras y pandillas.
Cuatro menores de edad, estudiantes de colegios públicos en Tegucigalpa fueron asesinados el 24 de marzo, en Honduras, en medio de una jornada de protestas estudiantiles. |
Estas
son acciones ejecutadas fuera de la ley que se estarían cometiendo en
Honduras como parte de una campaña para infundir el miedo en la
población. Esta campaña se estaría llevando a la práctica mediante
diferentes operaciones, entre éstas, el arresto o ejecución de personas
inocentes, particularmente de jóvenes, por parte de grupos con vínculos
al poder político e incluso por elementos de las fuerzas del orden
público, pasando dichos inocentes por criminales o por disociadores,
incluso que sus muertes se deben a pleitos entre maras o barras de los
equipos de futbol a las cuales supuestamente estaban vinculados.
Las
autoridades hondureñas están dispuestas a pagar sumas de hasta 20.000
lempiras en recompensa a quienes den información que lleve a la captura
de presuntos mareros, la llamada Ley de Recompensas fue aprobada en abril de 2014.
En
el Derecho Internacional Humanitario a estos hechos se les conoce como
ejecuciones extrajudiciales. “También son consideradas como tales las
ejecuciones u homicidios extralegales, dado que esta privación de la vida se produce al margen del proceso judicial o legal
y a la vez es ilegal con arreglo a las leyes nacionales e
internacionales. La privación de la vida como resultado de homicidios
perpetrados por orden de un gobierno o con su complicidad o tolerancia o
aquiescencia, sin un proceso judicial legal”.
Para ejemplificar sobre los falsos positivos y en relación a los cuatro jóvenes estudiantes asesinados en Honduras en el mes de marzo,
José Guadalupe Ruelas García director de Casa Alianza expresó que
estas muertes son “parte de un escenario mucho más amplio, donde,
mensualmente, se ejecutan a 83 niños, niñas y jóvenes menores de 23
años”.
“Si
bien el gobierno intenta relacionar estos asesinatos con el crimen
organizado que opera en el país, nosotros creemos que existe una
relación directa tanto con la protesta estudiantil como con la coyuntura
de violencia que están sufriendo los jóvenes”.
José Guadalupe Ruelas García, director de la organización defensora de la niñez, Casa Alianza. |
“Además,
en lugar de comprometerse con la investigación y la búsqueda de los
culpables, se ha volcado con fuerza en atacar y criminalizar a otros
sectores, tanto políticos como sociales. Todo esto genera un manto de
dudas y sospechas”. Expresó el defensor de derechos humanos.
En
los últimos días, diferentes sectores han denunciado la existencia de
escuadrones de ejecución de menores. El gobierno, por su parte, ha dicho
que “desde días anteriores, algunos dirigentes de partidos de
oposición, en coordinación con ONG afines a ellos, comenzaron a montar
una trama perversa y tendenciosa en donde se distorsiona la realidad de
la muerte de menores…”.
De
acuerdo con el último informe de Casa Alianza, durante los últimos 17
años, particularmente entre febrero de 1998 a febrero de 2015 se han
registrado en el país 10,190 casos de ejecuciones arbitrarias y muertes
violentas de niños, niñas y jóvenes menores de 23 años.
En
el transcurso de los primeros trece meses de gobierno de Juan Orlando
Hernández, se han registrado 1,076 muertes violentas y/o ejecuciones
arbitrarias de niñas, niños y jóvenes menores de 23 años en el país.
Entre enero de 2011 y noviembre de 2012, 149 civiles murieron a manos de policías,
incluidas 18 personas de menos de 19 años, según surge de un informe de
la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. El entonces Comisionado
de Policía Nacional Preventiva Alex Villanueva confirmó las conclusiones
del informe e indicó que posiblemente haya habido muchos más asesinatos
cometidos por policías que nunca fueron denunciados. El gobierno no
respondió a reclamos del rector de la universidad de que informara
cuántos de estos asesinatos habían sido investigados o permitieron la
imposición de condenas.
http://conexihon.hn/site/noticia/derechos-humanos/investigaciones/en-honduras-el-terror-se-infunde-con-%C2%BFfalsos-positivos
No hay comentarios :
Publicar un comentario