¡Aquí
no habrá rebelión! ¡Aquí no habrá guerra! Se oyó por siglos en los
palacios de la monarquía de Francia y de Rusia, hasta donde se
arrastraban los burgueses y, cuando ya nadie creía en los miserables,
una mañana los juicios populares se cansaron de aplicar la guillotina;
entonces, los nobles, sus asesinos y sus funcionarios eran enrollados
con sogas, por decenas, y ajusticiados de un solo cañonazo.
EDITORIAL
ESTO ES EL LIBERTADOR
Todas
las fuerzas políticas del país han tirado sus barcos hacia la noche del
último domingo de noviembre del próximo año. Ahí se sabría quién
sustituye el régimen de facto de Juan Hernández.- El desenlace del
conteo de votos es incierto y la gente que está sufriendo lo sabe. No
hay signos de confianza en nada cuando el sistema institucional
desvergonzado se confabula con la turbia maniobra de Casa de Gobierno.-
Conocidos los antecedentes, sabemos los consecuentes, y la casta
gobernante ni incluye ni le importa el bien social.
Los
hondureños vamos absorbiendo que la historia la construyen los pueblos,
y pueblo es la suma de seres vivientes en un territorio; cuando el
gobierno es la voluntad nacida del pueblo se llama democracia y cuando
en el territorio manda la ley incorruptible se vive en república.
Una
república puede irse transformando en democracia cuando sin titubeos se
cumple la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos; los gobernantes
son responsables de sus actos ante el pueblo que los premió con el
voto, y la actuación de los funcionarios, que no es secreta, se pone en
conocimiento del público para que sea verdadero auditor del Estado.
Que
no haya equivocación, desde esa altura miramos desde EL LIBERTADOR el
horizonte que en el futuro será lo cotidiano en la nación hondureña, y
pondremos lo nuestro para acelerar el paso de las generaciones que sólo
sabrán por libros de este infame presente.
Hoy el ánimo de la mayoría de hondureños es un calvario donde no crece la pasión electoral.
Y,
para este periódico es elemental pensar acerca de estas realidades y
cómo impactan en toda la sociedad. La postura que asumiremos en este
camino, no será distinta a la política editorial y de contenidos durante
17 años, entendemos que como medio de comunicación nuestro origen de
existencia está unido a los sueños y proyectos de toda la población.
Nada
nuevo pasa con la ignorancia y soberbia de la casta política y
económica del país, que no admite ni reformas sociales, pero sí arma
ejércitos de matones contra el pueblo y, mientras roba y reparte la
riqueza con sus socios, aprieta los hierros del ciudadano hasta la
muerte.
¡Aquí
no habrá rebelión! ¡Aquí no habrá guerra! Se oyó por siglos en los
grandiosos palacios de la monarquía de Francia y de Rusia, hasta donde
se arrastraban los burgueses y, cuando ya nadie creía en los miserables,
una mañana los tribunales populares se cansaron de aplicar la pena
capital en la guillotina; para no perder tanto tiempo, los nobles, sus
asesinos y sus funcionarios eran enrollados con sogas, por decenas, y
ajusticiados de un solo cañonazo.
Eso
pasa cuando a alguien se le ocurre adueñarse del Estado y que puede
burlarse eternamente de la justicia, hay quienes gozan como psicópatas
hasta el final como Batista en Cuba, que por orden de Estados Unidos,
que no lo quiso en su tierra, le pidió se fuera a la España del otro
dictador, Franco; otros envueltos en pólvora no se enteran cuando se les
fue el tiempo como los Somoza en Nicaragua; en esta época los déspotas y
sus maletas de dólares terminan en las cárceles de New York, más seguro
que quedarse en la calle.
EL
LIBERTADOR estará siempre del lado del pueblo, eso exige el periodismo,
puede irse a la rueda de la fortuna electoral quien quiera, todavía
pueden; nuestra misión social no duda.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/3755-portada-y-editorial-el-libertador-impreso-esto-es-el-libertador
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