5 de Junio 2019.-
Es
inadmisible continuar con un sistema que forma familias semilleros de
rufianes y corruptos; con un aparato educativo antinacional, que
extiende títulos de mediocridad, que forma funcionarios mañosos,
sinvergüenzas y aborregados; con herramientas parlamentarias y
electorales sostenidas con bombas y balas.
Contribuir
a desmontar el destructivo pensamiento colonial en el pueblo hondureño,
sin trascendencia de vida y sin arraigo de amor patrio, que esclaviza
la mente de nuestra sociedad, ha sido uno de los objetivos de EL
LIBERTADOR en sus 16 años de circulación que cumplió este 20 de mayo.EDITORIAL
EL LIBERTADOR,
“camino del exceso”
¡Ahora
sí! hay alarma, ¡fuego, fuego en “la embajada”! ¿No sorprende en
Honduras más de 70 masacres en primeros cinco meses de 2019? ¿Más de
1,400 hondureños asesinados en ese tiempo? ¿No es anormal que militares y
policías anden amenazantes por calles y caminos del territorio, y
lancen gas y hasta maten ciudadanos en protesta porque el rumbo nacional
anula todo crecimiento? ¿No inquieta que más de 100 mil compatriotas
huyeron en éxodo en lo poco que va del año, buscando en tierras extrañas
lo que no hallan y nadie brinda aquí?
Contribuir
a desmontar ese destructivo sistema de pensamiento colonial, sin
trascendencia de vida y sin arraigo, que esclaviza la mente de nuestra
sociedad, ha sido uno de los objetivos de EL LIBERTADOR en sus 16 años
de circulación que cumplió este 20 de mayo. En tanto no logremos
edificar dignidad como nación y fuerte orgullo histórico de lo que
significa haber nacido hondureño, tendremos funcionarios arrastrados al
extranjero y un enemigo en casa.
Ningún humano vale más que otro, ningún Estado puede admitir siquiera en broma que otro lo nombre “patio trasero”.
Y
no hay vergüenza, en Honduras en una simple conversación desborda la
admiración fantástica por lo estadounidense –“americanos” somos todos
los que nacemos en este continente llamado América—, tal es el deterioro
que nos ha causado esa relación con Estados Unidos que podemos afirmar
como población que es la fuente de todos nuestros males; Honduras tiene
que botar el título de agencia del Departamento de Estado.
No
puede haber amistad de un pueblo con quien lo oprime y ataca. Fue
EE.UU. quien avaló la reelección fraudulenta contra la voluntad de los
hondureños que en las urnas dijeron que no querían más a Juan Hernández y
su pacotilla de colaboradores. Es inadmisible continuar con un sistema
educativo que extiende títulos de mediocridad, que forma funcionarios
mañosos, sinvergüenzas y aborregados; con herramientas parlamentarias y
electorales sostenidas con balas que bañan de sangre la familia; las
pruebas nos remiten a que cualquiera llega a presidente en Honduras, los
requisitos son menos exigentes que los del puesto de conserje, las
leyes del futuro demandarán exámenes psiquiátricos para cerrar el camino
a enfermos mentales.
Este
desastre motivó la creación de EL LIBERTADOR ¿Qué será de nosotros?,
nos preguntamos hace ya casi dos décadas cuando asumimos el desafío de
publicar lo que los demás medios de comunicación no pueden realizar por
el bienestar de los hondureños.
Caiga
como va cayendo EE.UU. como imperio, no debe importarnos; empecemos la
misión impostergable de ordenar lo nuestro; la anarquía que hoy
afrontamos, es precisamente la dependencia del norte.
El
reconocido escritor estadounidense Thomas L. Friedman lo explica:
Alrededor del mundo se ve países que abandonan su buena fe democrática
con elecciones falsas, y algo mucho más grotesco: los líderes están
tomando el poder para la vida, asesinando o encarcelando, incluso, a las
críticas más moderadas y la formación descarada de coaliciones con
partidos abiertamente racistas e intolerantes.
Lo
hacen con total impunidad: confiados en que nadie está mirando o nadie
los llamará de manera significativa.- Esto sucede cuando la gente piensa
que EE.UU. no está mirando, no le importa o peor, tiene un presidente,
quien ha pronunciado más de 9,000 mentiras, que no tiene autoridad moral
para llamar a los demás. Cuando se trata de ser un perro guardián
global que trata de imponer algunas normas básicas de decencia, EE.UU.
bajo Trump sale a almorzar, y muchas personas lo han descubierto, y todo
vale. En síntesis, que cada quien cargue lo suyo, los hondureños
tomemos el control de Honduras.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/avance/3383-portada-y-editorial-el-libertador-impreso-camino-del-exceso
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