Por: Melvin Adalid Martínez
Cuando
intentamos hablar de ética, la mayoría de los textos nos trasladan a
las cuadraturas religiosas o a la fundamentación de los valores que
sustentan el sistema ideológico –político en que vivimos la mayoría de
los seres humanos en los países pobres.
Lo
peor de esto es que en la fundamentación ideológica predomina el
desarrollo conceptual de los valores que forman el marco ético de
nuestra sociedad capitalista, imponiendo su esencia pragmática en: el
tener, la ganancia, el capital.
De aquí que los valores que mueven este sistema ideológico, político,
económico sean: La avaricia, la competencia, el egoísmo, el consumismo
irracional compulsivo.
Este
marco axiológico en el que gobiernan las fuerzas del mercado a partir
de los intereses de las transnacionales y las grandes potencias, con una
lógica que lleva a la explotación de los más débiles y al abandono,
justifica las terribles injusticias y las guerras, declaradas y no
declaradas, que se viven en el mundo.
La cultura de la corrupción es producto de la práctica de los valores del capitalismo que provoca que los seres humanos en su afán de tener, no tengan escrúpulos de incumplir las elementales normas que hipócritamente se difunden en escuelas colegios e iglesias.
La cultura de la corrupción es producto de la práctica de los valores del capitalismo que provoca que los seres humanos en su afán de tener, no tengan escrúpulos de incumplir las elementales normas que hipócritamente se difunden en escuelas colegios e iglesias.
Esa
corrupción que es desde nuestra perspectiva una enfermedad que
transmiten los valores del capitalismo, también puede darse en países no
capitalistas. La tentación del tener, de la avaricia, del consumismo
irracional puede seducir a cualquier ser humano, sin importar su
ideología.
Los
proyectos políticos por si mismos no mejorarán los niveles de justicia
si su aplicación se enmarcara en leyes finamente elaboradas para
favorecer a la clase poderosa.
Este
es otro punto que debemos tener claro “ La lucha de clases no ha
muerto”, existe hoy más que nunca con el agravante que cuando los
ciudadanos y ciudadanas alcanzan un nivel de bienestar, de clase media,
se convierten en defensores del estado neoliberal que los volverá a la
pobreza.
Lo
anterior explica porqué los proyectos socialistas con espíritu
humanista sucumben en el tercer o cuarto periodo de mandato. Sí, en diez
años aproximadamente la clase empobrecida y media de las sociedades
dirigidas por gobiernos populistas, humanistas, socialistas es elevada a
mejor situación de satisfacción de necesidades; así, cuando un buen
grupo de familias sale de la pobreza fácilmente caen en la trampa del
bienestar capitalista, por su débil formación y conciencia política de
clase.
Los
seres humanos aspiramos a otra ética, pienso en una ética fundamentada
en el bien común, la ética del buen vivir, ya bastante desarrollada
teóricamente, que permita no sólo la satisfacción de las necesidades
sino que construya el cimiento de la solidaridad en la búsqueda del
vivir bien.
Otra
ética que nos haga posible disfrutar sin obsesión malsana los bienes
que produce la naturaleza y el ser humano con su trabajo. Otra ética que
nos exija tener en cuenta el buen vivir y el vivir bien de todos y
todas.
El
éxito individualista que nos enseña el capitalismo debe ser superado
por el buen vivir y la alegría que venga de relaciones solidarias y
fraternas, en las que el ser humano sea la esencia, no sólo en el
discurso.
Necesitamos
construir otra ética que fortaleza nuestra conciencia de clase para
destruir el individualismo, para esto se exige la construcción de un
Estado que tenga el bien común como eje transversal en todas sus
acciones. Ese bien común que como dice el Papa Francisco “presupone el
respeto a la persona humana en cuanto tal, con derechos básicos e
inalienables ordenados a su desarrollo integral” (Enciclica Laudato Sí
Numeral 157).
En
estos tiempos en que se agravan las consecuencias de los regímenes
neoliberales contra los pobres, es urgente soñar con la construcción de
otra ética que fundamente el nuevo mundo posible, el mundo del “Buen
Vivir”, pero que sobre todo oriente la lucha fuerte que debe darse
contra la perversidad capitalista.
http://criterio.hn/la-otra-etica/
No hay comentarios :
Publicar un comentario