Al gobierno, a la ciudadanía, a la comunidad internacional, hace saber que:
1. En lo que va del año se han registrado 92 masacres[1],
cinco de ellas ocurrieron entre el 25 y el 29 de noviembre, dejando
como saldo 30 víctimas, de las cuales, 17 son niñas, niños y jóvenes
menores de 23 años.
2. En
lo que va del gobierno de Juan Orlando Hernández, se han registrado en
los medios de comunicación 1,706 muertes violentas y/o ejecuciones
arbitrarias de niñas, niños y jóvenes menores de 23 años.
3. En contraste, según datos del mismo gobierno, (PNRRS[2] y UNICEF) en el país hay menos de 5 mil pandilleros[3], número que incluye datos de los 14 municipios con mayor concentración poblacional.
4. Datos oficiales indican que en Honduras existen más de 12 mil policías[4], más de 15 mil efectivos militares[5] y casi 120 mil guardias de seguridad privada.
5. Hasta el 31 de octubre de 2015, se había recaudado por concepto de la tasa de seguridad, más de 8 mil millones de lempiras.[6]
Con
todo este presupuesto, con todo este personal y con una gran cantidad
de armamento y logística, ¿por qué no hay seguridad en Honduras?
Honduras es víctima de la violencia, pero también de una estrategia de seguridad que ha fracasado en proteger a la población, que además es cara, ineficiente e ineficaz y que le cuesta la vida a miles de niñas y niños hondureños, lo que se ha convertido en un verdadero río de sangre sin sentido.
Ante
este fracaso, el gobierno sigue dando cifras y estadísticas irreales,
que contrastan con la realidad que el pueblo ve y vive a diario.
La
seguridad no es una cuestión solo de policías y militares, la violencia
es un problema ante todo, de salud pública y es una cuestión de
Estado, principalmente de políticas públicas orientadas al cumplimiento
de los derechos de la población.
Casa Alianza Honduras pide al gobierno:
1. Hacer
un alto responsable, escuchar el clamor de la población y de los
distintos y crecientes sectores de la sociedad para cambiar de esta
estrategia militarista a una estrategia de seguridad humana; que
contemple la recuperación pacífica de territorios mediante el
involucramiento, la organización y participación real de todos los
sectores.
2. Invertir
más en prevención, contemplando la participación de equipos inter y
multidisciplinarios, que incluya sociólogos, pedagogos, comunicadores,
artistas, deportistas, policías, sector salud, sector educación, líderes
y organizaciones de barrio; para elaborar estrategias que, mediante el
mapeo de amenazas, vulnerabilidades y riesgos, y haciendo uso del
deporte, del arte y la cultura; permitan la recuperación pacífica del
territorio.
3. Garantizar
los derechos de la población principalmente para la niñez y la
juventud, abriendo oportunidades para la educación y salud de las y los
niños. Actualmente sólo 34 de cada 100 niños y niñas, encuentran cupo
para acceder a educación secundaria, eso deja a 66 de cada 100 a merced
de la violencia, el embarazo temprano, las adicciones, la droga y la
migración irregular. ¿No valdría la pena usar los fondos de la tasa
de seguridad para dar educación secundaria universal a toda la
adolescencia hondureña, por ejemplo?
Dado en la ciudad de Tegucigalpa M.D.C a los dos días de diciembre del 2015
[2] Programa Nacional de Prevención, Rehabilitación y Reinserción Social
No hay comentarios :
Publicar un comentario