sábado, 19 de septiembre de 2015

ANTES FUE CUBA, AHORA ES VENEZUELA

Galel Cárdenas
Estados Unidos, un imperio sin compasión que siembra muerte, despojo, saqueo y explotación en todos aquellos países en donde ha puesto su ojo de pirata inmisericorde, hoy tiene los ojos puestos en Venezuela, la tierra de Simón Bolívar, el Libertador de las Américas y de Hugo Chávez, el creador del socialismo del siglo XXI latinoamericano.
Convertida en un estorbo en la planta interna del calzado imperial, en el sucio arenoso del ojo, del  más grande imperio conocido por la humanidad, Venezuela hoy sufre los avatares de un enemigo acérrimo, que no perdona el cambio de sistema de su neoliberalismo por un socialismo humanista del siglo XXI que se practica en la república independiente, que ha aprobado una de las Constituciones más justas y de mayor modernidad que implementa un Estado justo, soberano y equitativo.
Anteriormente a este ejemplo de valentía soberana, el enemigo número uno fue Cuba, quien fue comandada  por el dirigente más destacado del siglo XX, no solo en el continente latinoamericano si no en el mundo.
Convertida por medio siglo en un enemigo sordo y procaz, Cuba fue expulsada de la OEA (el instrumento más cínico  y torpe que conoce la política internacional de la América Latina)   y de todos aquellos organismos en los cuales Estados Unidos ponía sus dólares y sus visiones de humillación y dictadura capitalista.
Programó invasiones, provocó migraciones de cubanos que no aceptaron la equidad y la distribución de la riqueza, planificó los mil y un asesinatos contra Fidel Castro, bloqueó su economía a niveles de la más baja pasión enfermiza, espió con toda la tecnología ultramoderna el qué hacer de la revolución, colocó radio y televisión especializada contra revolucionaria para que los oyentes y televidentes cubanos recibieran los mensajes de odio, rechazo y calumnias infantiles y todos aquellos cuentos que la burguesía continental se ha inventado para convencer incautos, ingenuos y proclives discípulos del dólar, el capital y del imperialismo.
Ahora, toda aquella experiencia —por cierto derrotada de la manera más viril e inteligente, sabia y firme, por los equipos de dirección de la revolución cubana—,  la está trasladando  con toda la perfidia posible en contra del pueblo venezolano y su liderazgo dirigido por el Presidente Nicolás Maduro.
Y así con todos aquellos gobiernos pro imperiales —Canadá, Méjico, Guatemala, Honduras, Panamá, Colombia, Perú, Chile, Paraguay, Guyana y demás otros países) ha implementado contra Venezuela, nuevamente,   sus famosas provocaciones, infiltraciones, implosiones, agresiones fronterizas, desabastecimiento de insumos domésticos cotidianos, bloqueos tecnológicos, económicos, y esencialmente, ha financiado campañas mediáticas mundiales, en donde los conservadores y fascistas europeos y continentales gobiernan con la mano negra del neoliberalismo que odia al obrero, al campesino, a la pequeña burguesía, a la burguesía media o patriótica, con el ánimo de expoliar hasta la saciedad los recursos naturales, humanos y culturales, con tanta saña, que hasta da vergüenza conocer sus medidas de privatización de hospitales, instituciones educativas, petróleo, comunicaciones, y todo aquello que pueda ser convertido en patrimonio transnacional, capaz de sorber huesos, músculos, vida de ciudadanos comunes que no entienden todavía la agresión a que están sometidos, incluyendo la conquista de sus pensamientos, sentimientos y hasta de sus espíritus culturales, estéticos, humanos.
Venezuela sufre la más ingrata campaña de desprestigio en el plano internacional, y es así común oír ex gobernantes corruptos, deshumanizados, inmorales, en este y el otro lado del Atlántico, con las más descaradas expresiones de descalificación que por cierto, sirven para que el receptor del poder mediático transcontinental siga  inoculando el odio al sistema de la equidad, la justicia, la distribución de la riqueza, y la solución soberana de los problemas básicos de la población civil.
Menos mal que con aquella sabiduría que Hugo Chávez imprimió a su gobierno socialista pudo estrechar relaciones con todos aquellos países contra hegemónicos como Rusia, Irán, China, India, y demás otros países que configuran un bloque de oposición al imperio deshumanizado y criminal que gobierna una buena parte del mundo.
Y desde allí han llegado los actos más hermosos de solidaridad con Venezuela, gracias al trabajo internacional de agrupación con naciones y pueblos hermanos, fraternos y esencialmente humanitarios.
Venezuela no está sola en el concierto de los pueblos combativos, de los gobiernos progresistas y revolucionarios del mundo.
Y habrá de superar las tantas agresiones que los países lacayos le provocan, como también las maniobras y manipulaciones norteamericanas en todas las instancias posibles.
Y así derrotará el pueblo revolucionario bolivariano al imperio y sus planes de voracidad patológica contra el socialismo latinoamericano, de la cual Cuba y Venezuela son sus hijos predilectos.

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