Actualmente
se cuenta con una alerta nacional porque cerca de unas 100 mil familias
que viven en 66 municipios del país se encuentran afectados por la
llamada sequía, es decir, sus cultivos y la producción agrícola se están
perdiendo por la falta de lluvia, por lo menos eso es lo que explica el
gobierno.
Lo
que en este momento están pasando miles de familias pobres en el país
es justamente la expresión de abandono estatal a las políticas de
producción y de apoyo a los pequeños productores.
Una expresión de ese
abandono lo vivimos con la escases de los frijoles, grano básico en la
dieta alimenticia de la población. Llegó a valer más que el café. Y para
colmo de males, el gobierno decidió importar frijoles desde Etiopía, lo
que ahora está perjudicando a los pequeños productores nacionales que
se ven obligados a bajar los precios debido a la saturación del mercado.
Los
que más difícil la tienen son los campesinos y campesinas, pequeños
productores de los departamentos de El Paraíso, Francisco Morazán,
Comayagua, Choluteca y Valle. Además de La Paz, Lempira, Intibucá, Copán
y Ocotepeque. Esta zona es muy conocida como el corredor seco del país.
Allí la falta de agua acabó con las pequeñas parcelas que con
sacrificio son sembradas por las familias de eso sectores.
La
realidad del campo es la muestra del abandono. Familias enteras
viviendo en medio de la pobreza y el hambre a pesar que existen las
posibilidades no únicamente de sostener su hogar sino también el país
entero. La falta de producción nacional es el resultado de la
conflictividad que se vive en el agro. Grupos campesinos luchando por
recuperar la tierra frente a empresarios que mantienen acaparado el
recurso.
En
el tema de las sequías, el gobierno informa que todo se debe al llamado
cambio climático. Esa es la excusa perfecta para esconder que el
problema real es la condena del olvido al campo y a muchas familias
pobres.
Hasta
ahora la alerta nacional declarada por el gobierno sólo ha servido para
entregar lo que ellos llaman la bolsa solidaria que es la entrega de
alimentos a cambio incluso de trabajos comunitarios. Sin embargo el
apoyo a la siembra con una buena distribución de tierras, semillas
criollas y sistemas de riego eficientes genera alergia entre los
gobernantes.
Un
punto por el que hay que empezar es definiendo una política de
distribución equitativa de la tierra, identificar las tierras aptas para
los cultivos y hacer una diversificación de cultivos. Obligar a los
productores a sembrar no solo Palma Africana sino realizar siembras para
producir la comida que la población consume, si eso se cumpliera, hoy
no tendríamos la escases del frijol, habría más maíz y arroz, y la
población no se estuviera muriendo de hambre como actualmente sucede.
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