Artículo |
EDITORIAL
Mala compañía
Que Honduras rompa relaciones militares con Estados Unidos, por ahora, siquiera imaginarlo, es tan iluso, como no comprender que el romance guerrero junto a la indigencia, la corrupción y la violencia son capítulos de la novela de dominación económica, actuada por la elite hondureña para cuidar los intereses estadounidenses y aplazar la construcción de un proyecto político patriota que movilice riqueza social y conciencia de nación.
“El Informe de Verdad”, que fue publicado en octubre de 2012, representa una arquitectura profunda de los detonantes y actores del golpe de Estado, en la página 300, recomienda al pueblo y gobierno de Honduras: “Poner fin a los acuerdos militares y de seguridad con el gobierno de los Estados Unidos de América. El Estado debe cerrar las bases militares existentes y proyectadas. Poner fin a los operativos conjuntos y programas de entrenamiento y equipamiento y cualquier otra injerencia de fuerzas militares y de seguridad extranjeras”.
No son cualquiera quienes concluyeron que es inviable un Estado de Derecho con la compañía de Estados Unidos, en función que es irrefutable que sus estrategias de control geopolítico regional son la causa vertebral de inseguridad en nuestro territorio y dinámica social. La relación militar con la nación del norte daña, destruyó la institucionalidad del país e imposibilita un modelo nacional estable, al contrario, es el fermento de todo mal, de política y políticos corruptos, fraude electoral, atraso, sumisión, crimen y violencia.
La sociedad del desencanto que nos toca habitar a los hondureños del presente, sólo puede aspirar a mayor engaño y éxodo con un ejército que ejecuta golpes de Estado, que no se identifica con la angustia de la mayor parte de la población, no le importa, la ve y la trata como enemiga, precisamente porque está instruido por Estados Unidos para no tomar partida en la lucha de su propio pueblo, sino, en si sólo si, el guardia feroz del capital “buitre” nacional y transnacional.
Vemos con cierto aturdimiento en un ligero viaje por el resto de países de Centroamérica que esa ciudadanía va por la calle respirando un ambiente mucho más relajado que el hondureño, y qué decir, de naciones como Ecuador y Bolivia, uno impulsa el “sueño ecuatoriano”, atrás dejó el mal recuerdo de gobiernos fatales, y los bolivianos que hace veinte años cargaban indicadores económicos y sociales terribles muy parecidos o peores que los de Honduras, provocados por politicastros militaristas y charlatanes, hoy, con el mandato del Presidente Evo Morales ya instalaron su propio satélite en el espacio, están venciendo la pobreza, el rezago de siglos va cediendo y evolucionan hacia uno de los países más dignos y con mayor desarrollo en Suramérica.
En todas las naciones de América Latina incluyendo a Venezuela, Cuba y Costa Rica, los cambios estructurales a favor de sus pueblos accedieron y los lastres del subdesarrollo fueron siendo derrotados a medida que eliminaron sus ejércitos como los costarricenses después de un golpe de Estado, o cuando surgieron patriotas dispuestos a blindar su respaldo a auténticos gobiernos populares.
Honduras y su pueblo no tendrán Estado de bonanza firmando programas de “austeridad” que han agotado el bolsillo de la familia hondureña para complacer al FMI, o cerrando puertas a universitarios para promocionar palurdos militares de cerro.
http://www.ellibertador.hn/?q=article/editorial-y-portada-el-libertador-impreso-julio-de-2014
No hay comentarios :
Publicar un comentario