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En
base a dudosos y contradictorios testimonios, Chabelo Morales fue declarado
culpable por parte del tribunal de sentencia de La Ceiba. La presencia del
Comisionado de la policía, Henry Osorto fue implacable y su falso testimonio fue
decisivo para que los jueces se inclinaran no por lo que señalaban las ausencias
de pruebas y de testimonios válidos, sino por lo que señala la ley de los
fuertes.
La
realidad en nuestra Honduras se encuentra patas arriba. En el banquillo de los
acusados estaba un hombre, campesino, trabajador agrario, sin historial; de
dirigencia social o política, muy dueño de su humildad y de su fe en Dios. En el
otro extremo, los acusadores, representantes del Estado y de la sociedad. Sin
embargo, quien debía estar en el banquillo de los acusados es el Estado
hondureño, representado por sus funcionarios públicos, responsables del caos en
el Aguán.
La
negligencia del Estado hondureño está en la base del conflicto agrario en el
Aguán, conflicto que ha cobrado muchas víctimas inocentes. Chabelo Morales es
una de esas víctimas. No obstante, en lugar de estar acusado, el Estado se erige
como acusador, y se ensaña en la víctima. En este caso en Chabelo Morales se
cumple a cabalidad eso de que en efecto la ley es igual para todas las personas.
Solo existe una diferencia. Se interpreta cuando quien resulta juzgado es una
persona de poder, dinero y prestigio. Y esa misma ley se aplica sin piedad
cuando se trata de personas sin poder, sin dinero y sin
prestigio.
Chabelo
Morales ha sido declarado culpable por un tribunal que con el pleno respaldo de
fiscales representa a un Estado que tiene la mayor responsabilidad en el
conflicto agrario y de violencia en el que hoy se encuentra atrapada la zona del
Aguán. El único culpable en este caso es el Estado hondureño, y sus
representantes son los que debían estar siendo juzgados en el banquillo de los
acusados.
En
el caso de Chabelo Morales se ha impuesto de manera abusiva la ley de los
fuertes, y los jueces no han acabado de caer en la cuenta que en lugar de dar
sentencia condenatoria, lo que han hecho es lanzar más gasolina al fuego en el
que está envuelto el conflicto agrario en el Aguán y en muchas otras zonas del
país. Los sectores sociales, campesinos, organismos defensores de derechos
humanos y de la sociedad organizada de los pobres han de evitar caer en la
trampa que están tendiendo los fuertes de dejarse ir por la desesperación y los
consejos de la rabia.
La
defensa de Chabelo Morales y de las diversas víctimas agrarias solo serán
efectivas y eficaces desde la lucha ciudadana pacífica, porque los fuertes y
violentos están preparados para respuestas violentas, pero las acciones firmes y
exigentes desde la no violencia activa desarman a los criminales y violentos. La
lucha pacífica y sus acciones en defensa de la justicia y la verdad, son las que
han de ser emprendidas con claridad y firmeza tras este fallo en contra de la
dignidad de los campesinos, simbolizada en la sentencia contra nuestro el
luchador agrario Chabelo Morales.
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