Escrito por Redacción
Tegucigalpa, Honduras (Conexihon).-
Llegar hasta la comunidad de San Juan, en el municipio de Orica, al sur
de Francisco Morazán no es cosa fácil, en temporada seca y con un
vehículo de doble tracción se tarda aproximadamente unas cuatro horas
desde la capital hondureña, sin embargo en época de lluvia una
serpenteante boa de agua chocolatada bordea la Montaña de la Flor y
amenaza con incomunicar el sector y tragarse a cualquier visitante.
Los caminos, en cuestión de minutos se
vuelven ríos incontenibles, y en cosa de horas el endeble paso
construido con troncos de madera y piedras apiñadas, vuelve inaccesible
el lugar. Las visitas de los ladinos a la zona nunca son por casualidad.
Las nueve comunidades de indígenas
Tolupanes que aquí residen parecen estar a la espera, con la paciencia
de alguien que siempre está contemplando. Con su voz suave y su andar
cada día más lento, a sus 113 años –según calcula- Cipriano Martínez
asegura que su gente sigue esperando por la ansiada ayuda gubernamental.
La humildad del cacique se refleja en
su mirada tenue, apaciguada por el paso del tiempo. Martínez sabe que
las tierras dejaron de producir frijoles y maíz, esenciales para la
dieta habitual de quienes logran conseguir semillas. Hasta hace un
tiempo la dieta cambió por completo para reducirse a mangos, frutas
escasas y algunas raíces.
“Aquí sembramos maíz, aunque algunas
veces sembramos frijoles, pero la mayoría de la gente no tiene lotes
todavía, a veces es como un sueño... A veces quiero mandar más, pero no
puedo, temo que nos puedan quitar las tierras. Yo ya no puedo caminar,
necesito medicinas”, comenta.
Al ser consultado sobre la mayor
dificultad que enfrentan los Tolupanes, Cipriano reconoció que es la
falta de posibilidades para producir. “Nosotros estamos escasos de maíz y
frijoles”, lamentó.
Explicó que los jóvenes, “se han
arruinado”, esto al referirse a fuertes procesos de transculturización y
abandono de su cultura, por lo que -asegura- no sabe quién podría ser
el próximo cacique. El ingreso de
los ladinos en la región, explica, ha hecho más difícil conservar
nuestro idioma, yo hablo también español y tol, pero hay otra gente que
no conoce ya su idioma.
Formas de subsistencia
Quienes viven en San Juan han optado
por la elaboración de pequeñas artesanías como canastas de suyate y
carrillo o collares de lágrimas de San Pedro. Las que son llevadas en
algunas ocasiones a Orica, para ser revendidas en los mercados.
Juan Ávila recuerda que generalmente
comen guineo (mínimos verdes) cocido y que a veces les regalan harina de
maíz, pero generalmente “el resto del año salgo a recolectar tomate,
porque no tenemos recursos”.
Según Estela Martínez Quezada (38)
hija menor de Cipriano, en la confección de las canastillas se
involucran las mujeres de la familia, por la actividad a la que se
dedican un mes, de lunes a viernes se pueden hacer hasta 500 lempiras,
fondos con los que sobrevive la familia de siete integrantes, cinco
mujeres, su hijo mayor y su esposo.
Para la hija del Cacique, “también se
necesitan maestras para recuperar el idioma tol y conocer el español”
que es con el que se comunican la mayoría de los jóvenes. “Por cada
tribu hay una escuelita o un kínder, pero no se habla tol, el único
colegio queda en San Juan”.
La Montaña de la Flor, está ubicada a
unos 100 km al norte de Tegucigalpa. Los Tolupanes habitan en Francisco
Morazán y Yoro y han sobrevivido por más de 500 años. La
mayoría de los indígenas en San Juan han sido desplazados, en la
Montaña de La Flor, Orica también existen las tribus de La Ceiba, Lima,
Lavandero y Guaruma. Mientras que en Marale, Francisco Morazán se
encuentra la tribu de El Paraíso.
***
Sarampión y enfermedades prevenibles
A eso de las 10:00 de la mañana,
Emeteria llegó con sus niños en brazos, todos ellos con señales
evidentes de desnutrición. Ella asegura que la mayoría de los miembros
de familia sufren desde hace dos meses de sarampión, luego de tres horas
de camino, recibieron un botecito de loción de calamina, el pequeño
paliativo apenas refresca su piel.
Con sus pies descalzos, regresó a su
casa. Antes de irse recuerda que los médicos podrían ir por allá, pues
todos están enfermos.
El Centro de Salud de San Juan, lució
abarrotado, se calcula que más de 7,000 personas fueron atendidas, la
mayoría de ellos con enfermedades de fácil prevención. Sin embargo otras
afecciones como la presión arterial, asma, cardiopatías, planificación
familiar o inclusive tratamientos odontológicos generalmente no pudieron
ser atendidos.
De acuerdo con Marta Adelina Escoto
Irías (64), una de las parteras de la comunidad, explicó a Conexihon que
cuando se trata de enfermedades graves muchas veces no existe
transporte, por lo que tienen que caminar a un sector conocido como
Guatemalita, de ahí sale un bus rumbo a Tegucigalpa.
Habitualmente este centro de atención
de primera urgencia solo abre sus puertas cuatro días a la semana, de 9 a
12 del mediodía. En él se encuentran una enfermera, un asistente y un
doctor en medicina general. Al menos una vez al año llegan las brigadas
de vacunación.
“La mayoría de los pacientes son
atendidos por enfermedades relacionadas con la ingesta de agua
contaminada como las diarreas, también hemos enfrentado un brote de
sarampión, de igual forma tenemos personas con gripe, tos… las
enfermedades comunes”, relató uno de los miembros de la brigada.
Un parto de alto riesgo
Por su parte, el jefe de brigada
médica cubana en Honduras, Orlando Álvarez Núñez, manifestó que durante
la brigada los doctores han observado que las mayores necesidades de la
comunidad son las de pediatría y ginecobstetricia.
Muestra de ello fue que nuestra
ginecobstetra atendió ayer el parto de una joven, cuyo bebe venía con el
cordón umbilical enrollado, este es un parto de alto riesgo. “En las
condiciones que estaba podría haber muerto ella o su producto. Esto
tomando en cuenta que ayer los ríos estaban muy crecidos y hubiera sido
imposible su movilización. Afortunadamente ahora ella se encuentra muy
bien con su pequeño”.
De acuerdo con Ariel Lobo, quien
trabaja como enlace Institucional de la Secretaría de Pueblos Indígenas y
Afrohondureños “la intensión de movilizar este gran número de personas
en la brigada médica y de apoyo a la comunidad es para demostrar y dar a
conocer las necesidades, que verdaderamente tiene esta comunidad en la
montaña donde las cinco tribus sufren grandes necesidades en el tema
médico, aparte de otras necesidades que tienen”.
En esta zona de la Montaña de La Flor
existen instalaciones a cincuenta por ciento en su obra gris donde se
pretende instalar un hospital comunitario indígena, para suplir las
necesidades de esta zona.
Esta gran intervención está organizada
por los estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad
Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), también tenemos la presencia de la
Brigada Médica Cubana con más de 25 médicos especialistas, contamos con
la participación de Médicos graduados de la ELAM, médicos internistas
del Hospital Público, con el apoyo de la Secretaría de Salud con la
donación de medicamentos y el respaldo de algún personal, COPECO.
De los trece vehículos solo lograron
pasar dos, en ellos pudimos trasladar el equipo, mientras que el
contingente de médicos tuvo que caminar prácticamente 20 kilómetros para
llegar a esta zona.
Ha sido un esfuerzo muy grande, se les
había prometido a esta comunidad hacer la intervención y se les está
cumpliendo, este proceso es para que las personas de esta comunidad
sepan que verdaderamente.
“Nada ha cambiado”
El representante de la Facultad de
Odontología de UNAH, Juan José Goof Hernández, lamentó que desde hace
más de 15 años la situación de vulnerabilidad y aislamiento no hayan
cambiado.
“Fuimos formados en la Universidad del
Estado y estamos obligados a devolverle algo a este pueblo. Vemos las
demandas de la población en este sector con mucha tristeza, he venido
aquí en dos oportunidades desde que era estudiante y las condiciones no
cambian, Creo que esta gente definitivamente necesita que se le preste
atención”.
“Hicimos un camino de seis horas a
pie, es increíble que vine por aquí hace más de 15 años y todavía no han
construido un puente, eso da tristeza, el estado nutricional de nuestra
gente es increíblemente desastroso. Parece que aquí el tiempo no pasa,
encuentro las mismas situaciones y problemas. Claro que esto no lo ven
nuestras autoridades”, expresó.
Desde el siglo XV hasta la actualidad
los Tolupanes han ocupado sus tierras originales en los departamentos de
Olancho, Yoro y Atlántida. Hoy en día tienen una "reserva" en la
Montaña de la Flor en Francisco Morazán. Los tolupanes son uno de los
ocho grupos étnicos que viven en Honduras, en su mayoría sumidos en la
pobreza y miseria, y representan alrededor del 10 por ciento de la
población de Honduras.
No hay comentarios :
Publicar un comentario