Sergio Ferrari
º “Paso importante contra la impunidad”
º El coraje de los familiares de las víctimas”
Desde el martes
29 de enero, el ex dictador guatemalteco Efraín Ríos Montt ocupa el
banquillo de los acusados. Al mejor estilo de las causas y condenas
contra los represores argentinos, la justicia chapina acaba de dar un
primer paso histórico contra la impunidad reinante desde hace cuatro
décadas en ese país. La comunidad internacional mira con júbilo y
respeto hacia las autoridades judiciales centroamericanas.
Este jueves 31 de
enero el juez guatemalteco Miguel Ángel Gálvez confirmó la apertura de
la recolección de pruebas contra el ex dictador guatemalteco.
Dos días antes, el
29 de enero, Gálvez había hecho pública su decisión de elevar a juicio
la causa ya existente contra Ríos Montt y su jefe de inteligencia
militar en los años ochenta, el ex general Mauricio Rodríguez Sánchez.
Falta confirmar todavía la fecha del inicio del juicio y la conformación
del Tribunal de Sentencia.
Ríos Montt, general
transformado en político; genocida metamorfoseado en diputado; católico
romano reconvertido en ministro de culto de la ultraconservadora
iglesia del Verbo Divino se confronta ahora a un juicio pospuesto desde
años.
Comisión de Naciones Unidas esperanzada
“Tarde o temprano
la justicia debe aclarar los crímenes cometidos por cualquier persona
sin distingos de clase ni de rango” puntualizó la Comisión
Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).
El comunicado
público conocido en Ginebra saluda el proceso contra esos ex
funcionarios “y contra todo aquél que infrinja las leyes guatemaltecas”.
“Es una clara señal para el pueblo de que ninguna persona puede estar por encima de la ley”, enfatiza.
La Comisión,
creada en 2007 a partir del acuerdo de las Naciones Unidas y el
Gobierno guatemalteco, busca reforzar la lucha contra la impunidad y las
violaciones de los derechos humanos.
Genocidas en la mira
“El inicio del
proceso es una muy buena noticia. Finalmente la justicia guatemalteca,
luego de once años de lucha, logró abrir este juicio, que es histórico,
contra dos personeros acusados de genocidio”, expresó Alma Noser,
responsable del trabajo para Guatemala de parte de la sección suiza de
Amnistía Internacional (AI).
Noser, que desde
años sigue de cerca los derechos humanos de ese país centroamericano,
recuerda que “bajo el Gobierno de Ríos Montt y bajo la responsabilidad
directa de Sánchez, se promovieron varias campañas de tierra arrasada,
que condenaron al terror y a la muerte a numerosas comunidades indígenas
y campesinas que vivían en zonas atravesadas por el conflicto armado”.
La filosofía de los
militares en esa etapa, recuerda Alma Noser, era “de quitar el agua al
pez”, es decir golpear a las comunidades que ellos consideraban como
base social de la guerrilla.
Con ese pretexto,
recuerda la portavoz de AI, numerosas comunidades fueron arrasadas del
mapa. “Los que pudieron huyeron a México o a las montañas donde
sobrevivieron en condiciones miserables durante muchos años”.
Síndromes de la represión
Todavía hay
familiares que siguen buscando a sus muertos o desaparecidos, sea en
fosas comunes o en archivos del ejército o del Estado, explica Noser al
recordar que esos hechos producidos hace casi 30 años, “siguen teniendo
repercusiones y produciendo síndromes brutales en la actualidad”.
Entre el ayer y el
hoy hay una relación estrecha en la historia guatemalteca, insiste Alma
Noser. De ahí que este “juicio histórico, signifique un gran paso
reparador, un esfuerzo contra la impunidad”.
La decisión de la
justicia guatemalteca “debe servir para enviar un mensaje a muchos otros
acusados de crímenes de guerra”, insiste la responsable de AI/Suiza
para Guatemala.
Quien subraya “que
no puede haber paz, justicia y reconciliación sin un juicio justo contra
los responsables”. Recordando que esta decisión “significará una gran
satisfacción para los familiares de las miles de víctimas del genocidio.
Me alegro muchos por ellos y con ellos”, concluye.
La victoria de los familiares
Concepto que
comparte Anna Leissing, coordinadora de la Red Guatemala de Berna. “Los
familiares de las víctimas han demostrado un valor enorme, un coraje de
dimensiones titánicas. No es fácil confrontarse con los responsables de
los genocidios y presionar para que sean juzgados”, insiste.
Y ese compromiso,
reflexiona Leissing, “debe ser un estímulo para la sociedad civil
internacional y la solidaridad en general, para seguir acompañando y
presionando a las autoridades guatemaltecas. Y asegurar que este primer
paso de un juicio histórico en marcha prospere y se salde con condenas
firmes”.
Para todo esto “es
fundamental que se asegure una buena información y se refuercen las
redes de solidaridad fuera de Guatemala. Y que la sociedad civil
internacional y los gobiernos acompañen políticamente y sigan atentos.
El sistema allá es sumamente frágil y es importante reforzarlo”,
puntualiza.
Es esencial que la
comunidad internacional mantenga su presencia política y aumente el
apoyo a instituciones y proyectos, como la Comisión Internacional contra
la Impunidad y la Fiscalía del Estado. “Así como a otras iniciativas
que abogan contra la impunidad, trabajan a favor de la reconstrucción
de la memoria, y en defensa de los derechos humanos, económicos, y
sociales de la población”, concluye.
Sergio Ferrari, desde la ONU, Ginebra, Suiza, en colaboración con swissinfo.ch
2013-02-01
http://alainet.org/active/61318
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