TEGUCIGALPA, Honduras, (AFP).-
La cifra de periodistas asesinados en Honduras ascendió a 16 en poco más
de año y medio tras la muerte en la noche del jueves de Medardo Flores,
activista del movimiento del ex presidente Manuel Zelaya, en una
emboscada de "sicarios" en un puerto del Caribe.
Flores, de 50 años, regresaba en su
vehículo de una propiedad ubicada en las cercanías de Puerto Cortes, 300
km al norte de Tegucigalpa, "cuando fue atacado a tiros en un
emboscada", dijo a la AFP Arnulfo Aguilar, director de Radio Una, para
la que trabajaba el comunicador asesinado. "El vehículo en que viajaba
quedó bañado a tiros, los atacaron por los cuatro costados en una
emboscada en la carretera de su finca a Puerto Cortés", añadió Aguilar.
El periodista abatido, que formaba parte
del departamento de Finanzas del Frente Amplio de Resistencia Popular
(FARP) de Zelaya en el norte de Honduras, era egresado de una escuela de
comunicadores rurales y, además de dedicarse a la agricultura en una
pequeña finca, trabajaba para radio Uno en la ciudad de San Pedro Sula.
Flores pasó en el exilio más de una
década (la de 1980) al considerarse perseguido político en el contexto
de la "guerra de baja intensidad" impulsada por Estados Unidos para
frenar los movimientos guerrilleros en Centroamérica. Un activista del
FARP, muy cercano al ex presidente Manuel Zelaya, Emmo Saddlo,
originario de India y naturalizado hondureño, también fue asesinado el
miércoles por un pistolero que lo atacó en su negocio, una venta de
neumáticos al este de Tegucigalpa.
Zelaya acusó directamente del crimen al
gobierno del prsidente Porfirio Lobo y aseguró que "son más de 200
asesinados" desde el golpe de Estado en que el ex gobernante fue
derrocado, el 28 de junio de 2009. Lobo, sin embargo, rechazó las
acusaciones y ordenó una investigación del crimen.
Un total de 16 periodistas ha perdido la
vida en Honduras desde febrero de 2010. El anterior había sido Nery
Orellana, director de una radio rural que fue muerto a balazos el 19 de
julio en la zona fronteriza entre Honduras y El Salvador. Ninguno de los
casos ha sido esclarecido por las autoridades hondureñas a pesar de la
presión internacional, que pide detener la ola violencia, aclarar los
hechos y enjuiciar a los culpables.
El Ministerio de Seguridad hondureño ha
asegurado que todas las víctimas han muerto por problemas personales o
en circunstancias provocadas por la delicuencia común, pero la notable
vinculación de estas personas con la oposición zelayista hace sospechar a
muchos de que se trata de crímenes con motivaciones políticos.
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