Por: Claudia Mendoza Periodista e investigadora del Centro de Estudio para la Democracia (Cespad) Tegucigalpa. –Hace
algunos meses, buscando noticias en la televisión, me quedé sorprendida
al escuchar y ver que desde un programa de televisión llamado “De Pe a
Pa”, que se transmite en el canal QhuboTV, preguntaban a la audiencia:
¿dónde le gusta que le coloquen el semen? La pregunta me dejó con “la
boca abierta”, al igual que las decenas de reacciones que recibieron.
Unos pocos insultaron a los conductores del programa, pero la mayoría de
hondureños que llamó lo hizo para responder a la pregunta. Horas antes de que se llevasen a cabo
los desfiles patrios en Honduras (15/sep/2019), en una nueva emisión,
este programa preguntaba a sus seguidores, con la simpleza de las cosas
que solo puede sustentar una base sólida de ignorancia sobrenatural:
¿Qué Palillonas son su fantasía sexual? Asumo que quisieron decir “qué
tipo” de palillonas, porque ni siquiera la pregunta estaba bien
formulada.
La pregunta me parece grave y
monstruosa por varias situaciones a las que quiero referirme. Comenzaré
por la más importante, tratando de no escribir mucho porque en la XX
Feria Internacional del Libro en Centroamérica y en la XIII Feria en
Guatemala, se dio a conocer que Honduras es el país de Centroamérica que
menos lee (25.4%).
Esta publicación del canal QhuboTV, del
empresario y asesor político del Partido Nacional, Mario «Chano» Rivera
Callejas, pone al descubierto el alto grado de la vulgarización de los
medios de comunicación en Honduras.
La exhortación al abuso sexual y la pedofilia
Sabrán los productores de QhuboTV que a
través de este tipo de publicaciones y a la vez exhortaciones, hace
tácitamente una reproducción de patrones machistas que “cosifican” a la
mujer. Para que estemos a tono, es algo así como poner una encuesta
televisiva en la que se pregunte: ¿qué color y marca de bicicletas o
motocicletas son tu sueño o fantasía? ¿Reflexionará este canal en el
espaldarazo que le da a la mente de un pedófilo o un abusador sexual de
mujeres, adolescentes o niña/os? En otras palabras, es como decirles,
“hermano, tenés derecho a fantasear con las piernas y nalgas que te
muestran estas cipotas en televisión”, “con confianza brother, podés
morbosear con ellas”.
En su reciente libro, “En carne viva”,
Susana Toporosi, Psicoanalista de niños y adolescentes, describe con
una mirada profunda y científica el horror y el sufrimiento de los niños
y niñas abusados. También nos cuenta, ¿qué le pasa en la cabeza a
alguien que abusa?, ¿cómo es la cabeza de alguien que abusa?
De forma literal reproduzco parte de
su texto: “Se trata de una persona cuyo aparato psíquico funciona del
siguiente modo: se establece una división entre dos partes que no entran
en contradicción. Desde una de esas partes, transforma al sujeto, en
este caso una niña, en una cosa. No la ve precisamente como un sujeto,
como una persona que siente y que sufre. Por tanto realiza actos
compulsivos que no puede parar de hacer. Actos que incluyen la
sexualidad, como medio, pero que tienen que ver con la destrucción del
otro. O sea, cuando ese acto termina, no tiene otra parte del yo que
luego se angustie y lo haga interrumpir esos actos compulsivos”.
La exhortación de ese canal de
televisión es grave, sobre todo cuando agreguemos las estadísticas, que
retomo de una publicación hecha en CRITERIO,
en la que se establecen que el 54% de las denuncias por violencia
sexual provienen de niñas menores de 14 años y, según la Secretaría de
Educación, durante el 2017 se reportaron 1,645 niñas y adolescentes
embarazadas. Las organizaciones de mujeres y feministas pasan diciéndole
(hasta el hartazgo) a la sociedad, que la mayoría de los abusos
provienen de los propios padres, tíos, hermanos, primos. Es en la casa,
en el hogar, en donde poco o nada penetra el Estado, donde está la
mayoría de los abusadores sexuales que al ver este tipo de incitaciones,
han de sentirse motivados.
La idiotización de los festejos patrios
Así como hace desde hace miles de años
sabemos que la tierra no es cuadrada, ya deberíamos enseñar en las
escuelas que Cristobal Colón fue un saqueador enviado por España para
robar las riquezas de nuestros pueblo y que las palillonas o pomponeras
semidesnudas, no son necesarias en los desfiles patrios. (fervor patrio) No sé si es que a los maestros (desde
el gobierno central) se les exigen que demanden a los padres y madres de
familias que sus hijas salgan vestidas con atavíos que, como bien dice
Natalia Lozano, de la “Plataforma Derechos Aquí y Ahora”, hipersexualiza
a las niñas y adolescentes.
En términos simples,
la hipersexualización es la obsesión por resaltar los atributos sexuales
por encima de todas las demás cualidades que pueda tener un individuo.
Uno de sus principales promotores son los medios de comunicación en su
conjunto, ya que tienen un gran alcance a nivel social y cultural.
Cada familia sabrá si incurre o no en
deudas para pagar los ostentosos trajes que al final del día se
convierten en una competencia sin sentido. Pero lo que si considero
urgente es que en las escuelas y en los hogares se reevalúe el daño que
se ocasiona a las niñas y las adolescentes, con la promoción de su
imagen en cosas con las que se puede morbosear.
¿Dónde están los entes estatales y no estatales que deben controlar estas situaciones?
Si bien es cierto que la Libertad de
Expresión es “la piedra angular en la existencia de una sociedad
democrática”, es importante que lo que se diga al amparo de este derecho
sea indispensable para la formación de la opinión pública y el respeto
mismo de otros derechos humanos.
El Estado y gobierno de Honduras tiene
una cuota de responsabilidad enorme en esta situación. Es necesario que
sean enérgicos para regular la programación y contenido de este tipo de
canales de televisión, que hoy en día proliferan como cucarachas.
Tampoco escucho a las iglesias (Católicas y Evangélicas) manifestarse y
demandar un alto a los atropellos de las niñas, adolescentes y mujeres. Pregunto: ¿Hasta dónde pueden llegar los
escrúpulos de algunos medios de comunicación en Honduras, para valerse
de la ignorancia de un pueblo y ganar audiencia a costa del uso de
estrategias de marketing que, de forma asquerosa, exhortan a la
cosificación de las niñas, adolescentes y mujeres?
¿Por qué las autoridades que velan por
el respeto de los derechos de la niñez y de las mujeres no actúan y
aplican la ley ante un acto que como este, incentiva a la pedofilia y el
acoso sexual?
¿Qué tanto podemos esperar de un
pueblo y sociedad que no reclama, que se tapa los ojos y los oídos, que
se ríe de las estupideces de algunos medios de comunicación, que no
censura, que no protesta?
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