jueves, 11 de octubre de 2018

ONU: La necesidad de la justicia y el derecho internacional

               Fachada del edificio de Naciones Unidas en Nueva York. Foto: Archivo.
10 octubre 2018 / Por Florencia Lagos Neumann.
Todos los años los países del mundo se reúnen en Nueva York para repasar la agenda mundial con respecto al desarrollo del planeta en todos los ámbitos. En esta ocasión, en la que se celebró el 73 período de sesiones escuchamos al Secretario General António Guterres, afirmar que de los 7 desafíos planteados el año anterior, ni uno solo se había cumplido. Sin embargo, y quizás la mejor respuesta a esta terrible verdad es tener que tolerar el discurso del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que incita a la violencia y llama a la guerra en total discordancia con el objetivo planteado por la Carta Magna de las Naciones Unidas.

                     Porque se siente en su territorio el grotesco “Nerón Contemporáneo”, dictamina a quién condena y se jacta de admitir que sólo beneficiará a quiénes se sometan a su sistema capitalista, a través de una doctrina del terror que efectivamente ha traído al mundo hambre, dolor, miseria, destrucción, caos y aniquilamiento. Como lo señalara en su intervención el Presidente de Cuba Miguel Díaz-Canel: “Es absurdo pero coherente con la irracionalidad de un mundo en el que el 0,7% más rico de la población puede apropiarse del 46% de toda la riqueza, mientras el 70% más pobre solo accede al 2,7% de la misma; 3.460 millones de seres humanos sobreviven en la pobreza; 821 millones padecen hambre; 758 millones son analfabetos y 844 millones carecen de servicios básicos de agua potable… Esas realidades no son fruto del socialismo como afirmó el Presidente de los Estados Unidos ayer en esta sala, son consecuencia del capitalismo, especialmente del imperialismo y el neoliberalismo, del egoísmo y la exclusión que acompaña este sistema”.

El gobierno de los Estados Unidos está desesperado porque teme a la creciente fuerza de la triada China-Rusia-Irán, a la cual se acerca a pasos agigantados Turquía y donde la India y los países del BRICS juegan un rol determinante. Se estima que como resultado, en un futuro no muy lejano, esta nueva correlación de fuerzas convertirá a China en la primera potencia mundial. Actualmente China contribuye con el 30% al crecimiento de la economía del planeta, tras la reforma y apertura económica de 1978 y transcurridos 40 años, China ha logrado un desarrollo equilibrado, una mejor calidad y ritmo de crecimiento económico. A pesar de las sanciones aplicadas por el gobierno de Donald Trump, en el primer semestre de este año China ha registrado un crecimiento de 6,8%. Es una potencia que promueve la paz, la seguridad y la justicia mundial, las relaciones de respeto mutuo, promulga el multilateralismo y el libre comercio, participa de los espacios de convergencia internacionales y es inclusiva con América Latina al respaldar, colaborar y apoyar a los países duramente asediados por el gobierno de los Estados Unidos.

Pero hay que tener mucho cuidado, en respuesta al actual cuadro geopolítico mundial, el gobierno de los Estados Unidos puede ser muy peligroso. Como lo expresara el canciller ruso Serguéi Lavrov: “Al tiempo que se está fortaleciendo el orden mundial policéntrico y aparecen nuevos centros de crecimiento económico, existe también el deseo de ciertos Estados occidentales de retener su estatus de “líderes mundiales” autoproclamados y de frenar la irreversibilidad del proceso objetivo de la formación de la multipolaridad… Para lograrlo, recurren a todos los métodos, incluido el chantaje político, la presión económica y la fuerza bruta”.

No es casual que EEUU amenace a la paz mundial al violar el acuerdo nuclear iraní, los compromisos de la Organización Mundial del Comercio y el acuerdo climático multilateral. El Gobierno de Los Estados Unidos con cada una de sus egoístas e insensatas acciones y en su afán de preservar su modelo económico, contribuye a la destrucción absoluta de la especie humana, como lo advirtieran en la ONU años atrás los líderes históricos Fidel Castro y Salvador Allende.

Y es que esto no es nada nuevo, recordemos que tras el triunfo de la Revolución Cubana y la imposibilidad de ser derrocada militarmente, EEUU crea la USAID como mecanismo de intervención ideológica que utilizan hasta hoy, en palabras del entonces presidente Kennedy: “Debemos frenar cualquier indicio de comunismo y socialismo…”, esto quiere decir, debemos frenar cualquier tipo de sistema alternativo al capitalismo que nos mantiene en el poder absoluto. Esta doctrina es aplicable al planeta entero, lo podemos observar en las recientes sanciones aplicadas a Rusia, China, Irán, en las acciones militares que realiza EEUU a través de los grupos terroristas con los que opera en Siria, el reciente acto de provocación al invadir aguas Chinas con un buque de guerra y su constante llamado de intervención militar a Venezuela que viola la declaración de “América Latina como Zona de Paz” y abre el camino para la implementación de la “Doctrina Monroe”. El que se creyó que la Guerra Fría había terminado estaba muy equivocado, sólo habían cambiado las estrategias, pero el objetivo sigue siendo el mismo.

Es imperativo que organismos como la ONU existan, pero más indispensable aún es que funcionen correctamente y respondan y actúen según los principios fundamentales que defienden, el derecho internacional y el multilateralismo deben ser los caminos para resolver los conflictos. En la situación en la que nos encontramos, es indispensable contar con organismos multilaterales y democráticos capaces de salvaguardar la paz mundial, potenciar las relaciones de cooperación y solidaridad, respetando la soberanía de cada país, espacios como CELAC, ALBA, UNASUR, EL FORO DE SAO PAULO, son conquistas de América Latina que debemos defender, es la única manera de frenar la violenta ofensiva de EEUU.

Como señalara el canciller ruso Lavrov: “Por las ambiciones egoístas de un grupo limitado de países, la comunidad mundial tiene que pagar un alto precio (…) la diplomacia, la cultura de las negociaciones y los compromisos son reemplazados por la dictadura, las restricciones unilaterales impuestas sin el consentimiento del Consejo de Seguridad de la ONU y que tienen un carácter extraterritorial (…) La dictadura y la coacción, características de la época colonial, deberían ser enviadas al vertedero de la historia”.

http://www.cubadebate.cu/especiales/2018/10/10/onu-la-necesidad-de-la-justicia-y-el-derecho-internacional/#boletin20181010

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