Dirección
EL LIBERTADOR
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EL
LIBERTADOR recuerda en esta fecha especial su eterna gratitud a todas
las personas, nuestros amigos y amigas, que en condición de su capacidad
han hecho posible nuestra brega social, ya 14 años en este histórico
medio escrito de comunicación masiva; los saludamos con mucho apego,
ahora que hemos llegado al final de 2016, sabemos que este tiempo no ha
sido fácil para toda la familia hondureña, transitamos incertidumbre y
vamos molestos porque entendemos que son decisiones de la élite que ha
gobernado nuestro país a espaldas del clamor de la mayoría de
hondureños.
Casi
nunca lo que más conviene a un pueblo está en la agenda pública de
funcionarios que en lugar de crearse respeto una vez que cesen en sus
puestos, hacen lo opuesto, forjan su propia desgracia por la torpe
visión e incapacidad para aquilatar la gran oportunidad que cómo sea los
llevó –transitoriamente— a dirigir el rumbo nacional, pero, que sin
duda ésa tiene un día final, el paso del tiempo es inexorable, por
extensión el poder ni es absoluto ni es eterno, son leyes que nadie
puede evitar, en política “sólo el pueblo es eterno”, por eso la
historia sólo recuerda con admiración, define como ejemplo y coloca en
altar de amor a los amigos de los pueblos. Siempre se impone el pueblo,
siempre el enemigo de los pueblos se diluye en una burla que desprecia
la eternidad.
Es
proverbial y bíblico también que “Dios ciega a quien quiere perder”.
Pero aquí, es razonable, que no todos los hondureños estarán de acuerdo
con nuestra auditoría como medio de comunicación en el quehacer del
Gobierno y de sus funcionarios, pues, dependiendo desde donde se mire la
lluvia será poética o destructiva o mortal.
EL
LIBERTADOR ha sido fiel en permanecer del lado de nuestro pueblo y sus
justos proyectos de bienestar espiritual y material, no variará la
convicción en que servir a los demás es la más alta expresión de
humanidad, de carácter y de dignidad, aunque eso en un sistema de
corrupción como el hondureño implica condenarse a carencias económicas
extremas, incluso, hasta nuestra propia muerte como medio alternativo
insobornable, pero así se templó el acero, jamás se dobla, se quiebra.
Preferiríamos desaparecer de la faz de la tierra, nunca más hablar de EL
LIBERTADOR, antes que ser cómplices del dolor y del terrible atraso de
nuestra nación o cargar la humillación de los que se han traicionado.
Felicidades pueblo. Gracias totales. Avanti.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/avance/1952-que-esten-bien-amigos-de-el-libertador
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