03 Noviembre 2016
Las
Juntas administradoras de agua del Municipio de El Progreso se
movilizaron hasta la Alcaldía para rechazar la pretensión del gobierno
central y municipal de imponer la municipalización del servicio de agua
potable.
Con claridad
afirmaron que se oponen a la municipalización porque representa el paso
previo a la privatización de este servicio básico. Su oposición la
sustentan en las experiencias de municipios como Puerto Cortés, La
Lima, San Pedro Sula donde el agua ya está en manos privadas. Que dicho
de paso, en esos municipios no mejoró el servicio, pero sí aumentó de
precio.
Parece un
fantasma la privatización de los servicios de agua potable, pero de
fantasma no tiene un pelo. Convertir el agua en mercancía es una
decisión de los jinetes del neoliberalismo. La discusión se abrió en los
años noventa del siglo pasado. La abrió el Banco Interamericano de
Desarrollo BID, con la envoltura de modernizar el Estado mediante
procesos de descentralización.
En la política
como en los negocios nada es gratis, y en este terreno los organismos
financieros son expertos. En el año 2000 el FMI otorgó préstamos a 12
países bajo la condición de privatizar el agua, entre ellos estaba
Honduras. Similar condición impuso el Banco Mundial entre 1990 y 1995 al
conceder 21 préstamos para proyectos de agua.
En octubre de
2003, el Congreso Nacional de Honduras acabó sellando las puertas a la
privatización del agua con la aprobación de la Ley Marco del Sector
Agua y Saneamiento. Este proceso se consolidó en 2009 con la aprobación
de la Ley General de Aguas. Esta última diseñada a la altura de la
avaricia y caprichos de las elites locales y transnacionales.
No está de más
recordar que los procesos de privatización de agua no vienen solos. Van
de la mano con la financiación de represas, represas hidroeléctricas,
el negocio del agua embotellada y la exportación de agua a granel para
la industria automotriz, industria de bebidas y alimenticias,
industria del textil, la agroindustria y en especial las grandes
extensiones de monocultivos, entre otros. El agua es el oro del siglo
XXI.
La privatización
del agua, es parte esencial del festín neoliberal en América Latina.
Junto a privatización del agua se están privatizando los servicios de
energía eléctrica, educación, salud, carreteras, ríos, bosques y
playas. Una privatización que ha provocado dos proceso en paralelo,
uno, de enriquecimiento de un reducido grupo de personas y, otro, de
empobrecimiento de millones de personas.
Ante la embestida neoliberal, las
comunidades y organizaciones no tienen ningún otro camino que la lucha
social a través de procesos crecientes de organización y articulación
desde los territorios, en donde se han de unir la lucha por el agua con
la defensa de las demandas étnicas y campesinas, de pobladores urbanos
y gremios profesionales. El hilo articulador de la lucha es sacar a
las elites locales y transnacionales de las riquezas y bienes naturales
en nuestros territorios.
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El agua, el oro del siglo xxi - 03 No
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viernes, 4 de noviembre de 2016
Honduras: El agua, el oro del siglo xxi 03 Noviembre 2016
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