Son
muy distintos entre ellos pero Mel y Xiomara me recuerdan las antiguas
figurillas en barro del Valle de Sula, que ha estudiado Rosemary Joyce y
que representan parejas en una sola pieza. Indivisibles. Y puesto que detrás de un gran hombre dice el viejo dicho hay siempre una gran mujer,
no debería sorprender que, detrás de esta mujer, se plante después,
firme, quien antes fuera el beneficiario de su fortaleza. Xiomara es una
mujer práctica.
Pero
además, confiable. Ningún otro candidato ha demostrado -de lejos- una
condición moral, como la de Xiomara Castro de Zelaya. A esta edad que
cargo, he conocido en el ejercicio del poder a una docena de jefes de
Estado, ninguno tan firme como ella, ninguno que estuviera -como ella-
por encima de cualquier tentación. Otra gente sin duda sabe más de
economía, de ecología y recursos, de cultura y artes, de política, por
supuesto. Pero esos son saberes, conocimientos que se pueden consultar a
sus colaboradores y el éxito de un gobernante consiste en rodearse de
gente que sabe, no en pretender saberlo todo o saber más que otro.
En
esta cultura subdesarrollada, machista y provinciana es fácil imputarle
defectos o carencias al mas excelso entre nosotros, denostar y aun
descalificar e insultar a cualquiera, especialmente a una dama, reclamar
fallas y lagunas sin que queden demostradas, apuntarle delitos a
cualquiera por peregrinas que resulten las acusaciones. Es difícil en
cambio calibrar justamente o reconocerle virtudes a una figura pública
que –por pertenecer a una facción y a un partido, por tener o
representar a una autoridad o aspiración que rivaliza con otras o una
posición que contradice otros intereses— despierta antipatías o
pasiones.
Sin
sorpresa, yo vi como se la insultó y descalificó cuando –por vez
primera hace un puño de años— Xiomara fue candidata a la presidencia.
Escuché repetidos los viles ataques que propagaban la prensa comprada y
la catacumba bipartidista. No se la acusaba de haber tenido un desliz,
de haber comprado casa con fondos sospechosos aquí o en el extranjero,
no se le imputaba como a otras ninguna específica actuación ilegal, como
tomar fondos del Estado. Se le suponían incapacidades antojadizas. Se
aseguraba que se prestaría a ser simple títere en vez de la pareja fiel
de Manuel Zelaya, se valían de chismes y papeles inservibles para
acusarla de delitos inventados y se le insinuaban faltas de carácter
inexistentes.
Desvalorizaban
en cambio sus logros, sus virtudes genuinas, su servicio desinteresado,
su valentía para enfrentar a los represores, su constancia y fidelidad
con su marido perseguido y acosado internacionalmente. Lo mismo que me
inspiraba de ella era sistemáticamente adulterado para convertirlo en
tacha y defecto.
No
me voy a impostar de íntimo de la candidata. Nunca lo fui, aunque tuvo
la gentileza de escucharme. Recuerdo haber tenido que hacerle antesala,
como a Mel. Tampoco en su caso hice, ni haré acepción de persona, pero
no recuerdo a nadie que entendiera mejor esa entereza, con igual
dignidad. Le disculpo, como a todos mis menores en edad, que hubiese
cometido ingenuidades como la de aceptarle amistad a un sinvergüenza
como el Chino o consejo inapropiado al cardenal. Tuve con ella, siendo
funcionario y con la gente que la rodeaba más de un desacuerdo, cuando
hubo que darle nombre propio a la Red Solidaria que ella inspiró dentro
del Gabinete. Pero también recuerdo que divagaba menos y siempre estaba
dispuesta a escuchar y al trabajo. Que era más humilde que Mel, mas
fiable en la reciprocidad, que no prestaba oído a las murmuraciones ni
se ensimismaba en el espejo de modo que era menos vulnerable a la
intriga y menos vanidosa.
Quizás
la calidad que mejor define a Xiomara es esa firmeza. No es inflexible.
Cambia cuando debe y como se debe de cambiar para responder a la
necesidad y para acomodar la circunstancia, en vez de desgastarse en la
terquedad, que es otra cosa. Pero es completamente confiable. No da de
bandazos. No se deja engañar por los discursos y por las falsas
retóricas. No tiene retórica. Tiene palabra. Es sólida. La mayor parte
de la gente es voluble. Tengo mil amigos y parientes que son
inteligentes e informados, pero inconstantes. Fácilmente se dejan
influenciar, sugestionar. Xiomara no. Ni se envaneció en el poder, ni
desmayó con la caída. Y se que después de la ética, esa firmeza es la
segunda más necesaria virtud en un gobernante. Se ocupa para ordenar…
No
sólo son una pareja política proverbial, Mel y Xiomara. Soy testigo
también del respeto y cariño que hay entre ellos, aun cuando discrepan.
Mel es su contraparte, su media naranja, es el complemento de su
personalidad. Xiomara surgió a la política por Mel como, en otro tiempo
lugar Evita o luego Cristina, como aquí doña Nora o en EUA Hillary
surgió por Bill Clinton. Mel no le va a tener que hacer antesala a
Xiomara. Va a entrar a esa oficina sin pedir permiso. Hablará cuando
sienta que debe hacerlo con vehemencia. Ella va a escuchar todo lo que
le tiene que decir. Cuidadosamente. Va a apreciarlo bien. Lo va a tomar
siempre en cuenta. Como las opiniones y el criterio de otra gente más
ilustrada, que ella sabe que no es la que mas habla o la que adorna más
lo que dice. Discrimina mejor a su interlocutor Xiomara, y al final del
día, va a tomar su decisión propia. Pero no hará nada que comprometa su
conciencia y no pecará tampoco por omisión, dejando de hacer lo que su
conciencia le dicte que es preciso. Esa es garantía de que tendremos
otra clase de gobierno.
No
soy profeta. No lo puedo saber, pero intuyo y atisbo lo que viene.
Xiomara presidirá unas jornadas de oro y luz en la próxima historia de
Honduras, una alborada de la nación, de un país digno y maduro, de una
hondureñidad victoriosa en su conquista de la justicia. Nos va a
gobernar bien mientras se convoca y elige a la constituyente. Después,
por designación de esa Asamblea, hasta que –concluido su trabajo y
publicada una propuesta de constitución— se celebre el plebiscito
ratificador y luego Xiomara presidirá sobre elecciones que serán –esas
si, Hugo— las mas limpias y transparentes de la historia de Honduras,
para elegir al primer gobierno de una nueva época de democracia estable y
prosperidad compartida, de pleno empleo y crecimiento vigoroso. De
reconstrucción del tejido social sobre una estructura justa y firme, con
un modelo sustentable. Un régimen de derecho, con una ley hecha por
todos, para todos y con el compromiso de obediencia de todos. Nadie más
puede conseguirnos eso. Nadie.
* Pensador hondureño.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/avance/liberarte/1698-analisis-honduras-xiomara-superioridad-moral-y-una-vision
No hay comentarios :
Publicar un comentario