Friday, 15 July 2016 - 17:28 Administrador
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El Presidente Hernández regresó incómodo el jueves de la capital
estadounidense con nuevos reclamos a las organizaciones sociales
hondureñas, que dialogan con los círculos políticos y legislativos de
ese país.
La incomodidad del Presidente es por los cuestionamientos a la
asistencia económica para policías y militares corruptos violadores de
derechos humanos; la crítica a los fondos de la alianza para la
prosperidad del triángulo norte, que prioriza recursos para supuestos
empleos en minas y represas, y el papel de los bancos multinacionales
que financian la muerte.
Le molesta, igualmente, al gobernante el impulso de la Ley Bertha
Cáceres, que exige resultados en seguridad, justicia, reforma agraria,
territorios indígenas, energía y anticorrupción.
“Con mucha sorpresa pude constatar que llega información desde las
organizaciones sociales a la oficina de los congresistas y senadores de
Estados Unidos, que muchas veces proviene de hondureños y de hondureñas
que tergiversan la verdad”.
Así regresó el Presidente: sorprendido por esos malos hondureños y hondureñas que tergiversan la verdad.
En público no mencionó a las ONG´s nacionales y estadounidenses que
según él desinforman a los pobres ignorantes senadores estadoundienses,
esos que no leen agencias de prensa ni hablan español.
Pero en privado Hernández lanza rayos y sentellas contra las
organizaciones que aportaron a la Ley Bertha Cáceres, que denuncia la
putrefacción de la policía y el ejército, y las violaciones que cometen
el Ministerio Público y la Corte Suprema, convertidos en operadores de
injusticia y tramitadores de la impunidad.
Otra vez el ataque verbal del abogado Hernández Alvarado fue contra
todos los pájaros que vuelan el cielo washingtoniano, dejando abierta la
posibilidad que los francotiradores impacten a cualquiera, pero obvio
que él sabe a quien ataca.
Hernández ataca a quienes denuncian local e internacionalmente que la
extradición de policías del crimen organizado y de políticos corruptos
es una estrategia del gobierno estadounidense y no, precismaente, su
voluntad y la de su gobierno. Y lanza sus flechas venenosas contra
quienes señalan que la terquedad continuista es una amenaza a la
gobernabilidad social y política, y no un proyecto estabilizador de
marca país de largo plazo.
Es lamentable que mientras el Presidente hablaba así, la sede del
Movimiento Amplio en San Pedro Sula fue penetrada para secuestrarle las
computadoras que contienen el caso Bertha Cáceres. Y Martín Gómez, de
MILPA, fue atacado por hombres del alcalde nacionalista de Santa Elena
que promueve las inversiones de la presidenta de su partido en La Paz.
O sea, el Presidente mintió al decir que respeta todas las causas
sociales y el derecho que cada persona y organización tiene para hacerlo
y decirlo con pasión. Su gente está atacando en el terreno y su
gobernador de Lempira está premiando a un criminal en público, en un
acto bochornoso en la ciudad de Gracias.
Mintió, además, porque había prometido a la comunidad internacional no
criminalizar más la denuncia de la disidencia social hondureña, porque
no es la primera vez que él ataca al regresar de Washington o del
Parlamento Europeo. Esta vez amenazó con lanzar encima la opinión del
pueblo nacionalista.
“Contra esos hondureños y hondureñas también tenemos que estar defendiéndonos”. Así lo advirtió.
Es posible entender este enojo del mandatario porque Washington le dijo
claramente que la plata del Plan Alianza para la Prosperidad no será de
corto plazo para su gobierno, será de mediano y largo plazo, para otros
gobiernos.
Es posible también que el enojo proceda del hecho que Washington no ve
su continuidad en el poder, porque es un factor desestabilizador de
Honduras, y más bien habría incluido parientes próximos en lista de
extradición a las cárceles estadounidenses.
Y tiene rasquiña el Presidente porque la opinión pública internacional
no está tranquila con la detención de los ejecutores del crimen de
Bertha Cáceres, porque pide la captura de quienes pusieron el dinero y
planificaron su muerte. Y eso toca las bases de la elite que lo sostiene
a él. Y por eso contrata una empresa cara de imagen pública para
levantarle su perfil.
Así, señor Presidente, es muy difícil conciliar los efectos del lobby
informado en Washington y su manera reiterada de tergiversar la verdad.
No basta decir que Honduras está cambiando. Perdone usted, pero la Marca
País necesita que haga más, lo que tenga que hacer, para ser respetada y
creíble.
http://www.defensoresenlinea.com/cms/index.php?option=com_content&view=article&id=4222:lobby-en-washington-versus-marca-pais&catid=42:seg-y-jus&Itemid=159
sábado, 16 de julio de 2016
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