Cuando
llegó a la frontera de Estados Unidos con su hija de 12 años, a
mediados de marzo, E.G.S. pensó que había cerrado, por fin, la puerta
del infierno del que huyó en El Salvaador. Se creyó a salvo de los
miembros de la mara que habían asesinado a su cuñado poco después de
haber sido deportado de EE UU, y que la violaron y extorsionaron
repetidamente. Y pensó que había puesto a resguardo a su hija, a quien
los mareros amenazaban con hacerle lo mismo que a ella y a la que habían
empezado a acosar a la salida de su escuela. La orden de deportación
inminente que pende ahora sobre ambas es mucho más que el fin de su
intento de buscar una vida mejor. Es, afirma, una sentencia de muerte.
“A
mi regreso imagino que cumplirían con su amenaza. A una vecina le
cumplieron, ella denunció que le habían robado y en tres días la
mandaron matar. Ese es el temor mío”, dice E.G.S. Por miedo no se atreve
a dar ni su nombre. Habla por teléfono desde el centro de detención de
Karnes, Texas, donde aguarda junto a su hija su destino. Su experiencia
no es única. “Lo que ella ha sufrido es, desafortunadamente, muy común.
Lo escuchamos de muchas mujeres y niños que han recibido amenazas de
bandas, que son amenazados con agresiones sexuales o incluso con la
muerte”, asegura Manoj Govindaiah, abogado de Raíces, una organización
que ofrece asesoría legal a inmigrantes y refugiados en Texas.
A
mi regreso imagino que cumplirían con su amenaza. A una vecina le
cumplieron, ella denunció que le habían robado y en tres días la
mandaron matar
MIGRANTE SALVADOREÑA
El
Gobierno de Barack Obama ha anunciado que en las próximas semanas
iniciará una nueva oleada de redadas y deportaciones de indocumentados
centroamericanos llegados después de enero de 2014. Ese es el año en que
empezaron a llegar, por decenas de miles, menores no acompañados y
madres con sus hijos procedentes de El Salvador, Guatemala y Honduras.
El hecho de que se vaya a priorizar la deportación de madres y menores
como E.G.S. y su hija, ha vuelto a provocar una oleada indignación entre
los que acusan a la Casa Blanca —desde organizaciones a legisladores
demócratas— de tener un “prejuicio hemisférico” que le lleva a tratar
con más dureza a los inmigrantes centroamericanos que a otros grupos de
refugiados.
“El
Gobierno no quiere reconocer que las madres y niños priorizados en
estas oleadas de deportación son, como los refugiados sirios, gente que
sencillamente tiene que elegir entre la vida y la muerte. Buscan refugio
en EE UU de la espantosa violencia de la que huyen”, denuncia Marialena
Hincapié, directora del National Immigration Law Center. La Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que ha emitido una medida
cautelar a favor de E.G.S. y de su hija en la que insta a EE UU a
detener su deportación, recuerda en su resolución que la violencia que
se vive en el Triángulo Norte centroamericano ha dejado una cifra de
muertos “mayor que la que sufren cuatro países africanos bajo la amenaza
de Boko Haram o que la de Somalia, Libia y Sudán Sur juntos”.
Según
Hincapié, para el Gobierno es más fácil considerarlos inmigrantes
económicos, porque eso facilita la decisión de deportarlos. Pero las
cifras y las historias cuentan otra cosa, afirma Michelle Brané,
directora de la Comisión de Mujeres Refugiadas. “Hemos visto un cambio
dramático en la demografía de los que vienen: hay un descenso
significativo de la migración económica, pero a la vez hay un aumento de
las mujeres y niños que buscan asilo. Está muy claro que hay un alto
porcentaje de gente que busca protección”. En El Salvador, E.G.S. tenía
un puesto de comida y también vendía bisutería a domicilio. No era mucho
pero sí lo suficiente para vivir. De no haber sido amenazadas ella y su
hija no habría dejado su ciudad, donde se quedaron su marido y otros
dos niños más pequeños porque “no alcanzó el dinero” para que el coyote
que contrató los llevara a todos hasta la frontera estadounidense.
El
Departamento de Seguridad Nacional, a cargo de implementar la política
migratoria de Obama, afirma que solo detendrá a aquellos a los que “un
tribunal migratorio ha ordenado deportar y que no tienen pendiente
ninguna solicitud de asilo o de alivio humanitario previsto en la
legislación estadounidense”. Pero las cosas no son tan sencillas,
advierte Govindaiah.
La violencia en el Triángulo Norte centroamericano ha dejado más muertos que en Somalia, Libia y Sudán Sur juntos
Todo
el proceso para ser aceptado como refugiado “es tan extremadamente
intrincado y difícil, y además en inglés, que es muy fácil que alguien
no lo entienda ni sepa cómo navegar por él”, explica. Sobre todo si no
disfruta desde el primer momento de asesoría legal, como sucede en
tantos casos.
Para
estos expertos, tras la nueva oleada de redadas, que sigue a otra
enero, lo que Washington persigue es un efecto disuasorio ante la
llegada de indocumentados. Pero la eficacia de esta medida, dicen, es
más que dudosa. “Cuando vives en una casa en llamas, cerrar las puertas y
ventanas no va a impedir que la gente trate de salir”, advierte Brané.
Rescatan a 11 migrantes hondureños en Reynosa, México
El grupo incluía a 11 hondureños, 13 guatemaltecos y cinco mexicanos
Parte del grupo de los migrantes rescatados entre los que hay algunos menores de edad.
Reynosa, México
Un total de 29 migrantes fueron rescatados por elementos de la marina mexicana en la norteña ciudad de Tamaulipas, informaron medios mexicanos. El grupo de rescatados incluye a 11 hondureños, 13 guatemaltecos y cinco mexicanos. Las autoridades detuvieron a un sospechoso de pertenecer a una red de tráfico de personas.
Tras la denuncia procedente, según medios, del Consulado Hondureño en
San Luis Potosí, las autoridades montaron el operativo de rescate.
La operación se ejecutó a eso de las 11:00 pm del sábado, en un domicilio de la colonia Unidos Podemos de Reynosa.
Los migrantes centroamericanos fueron puestos a disposición de las
autoridades del Instituto Nacional de Migración mexicano, en donde se
les brindará asistencia consular. http://www.laprensa.hn/mundo/962334-410/rescatan-a-11-migrantes-hondure%C3%B1os-en-reynosa-m%C3%A9xico
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