30 de julio de 2015
Marlin Ávila
Como sabemos, hay diferentes
formas de financiamiento internacional. Los más comunes son aquellos que se
entregan como donación; por crédito blando o medio blando y duro (altos
intereses y a corto plazo) dependiendo de los plazos de gracia y la tasa de
interés estipulada; existen transacciones bilaterales en que un país dona o
presta a otro. Esto incluye, además de fondos condicionados, la entrega de un producto no monetario del
país donante, por ejemplo, trigo. El país receptor lo vende internamente a los
molinos harineros, convirtiendo el producto en un efectivo por un monto
acordado. Este monto se convierte en la donación, la que previamente, mediante
un convenio, el país receptor define con el donante, en qué va a utilizar los
fondos obtenidos. Podría ser petróleo u otro producto del cual el país receptor
es deficitario y el donante tenga un excedente. El gobierno del país donante le
compra el producto a sus empresas privadas para donarlo a un tercer país. Así,
contribuye con sus empresarios y obtiene mayor influencia política en el país
receptor.
Normalmente los créditos se
obtienen de bancos multilaterales como el Banco Mundial (BM), el Banco
Interamericano para el Desarrollo (BID) y el Banco Centro Americano de
Integración Económica (BECIE). Cada uno tiene sus políticas para brindar
créditos, coordinándose y obedeciendo las políticas financieras internacionales
del Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo fundamentalmente
monetarista, el cual favorece a los mayores bancos del mundo occidental. Su fin
formal es la estabilidad del sistema monetario internacional, a la vez cubre
toda la problemática macroeconomía y del sector financiero que incide en la
estabilidad financiera en beneficio de quienes aportan mayor capital a su
funcionamiento.
Existen acuerdos entre países
industrializados y de alto nivel tecnológico, donde el país receptor emergente
o “en desarrollo”, acepta donaciones que llevan implícitas y explícitas
condiciones que eventualmente se convierten en un beneficio económico más para
el primero que para el segundo. En esta relación se estipulan cláusulas de
utilización de los recursos económicos y técnicos del país donante. Sus
empresas deben venir a invertir bajo ciertas condiciones tan favorables que ningún
empresario nacional puede competir. No obstante, en el mercado internacional,
muchas de las grandes empresas siempre definen un porcentaje para las “coimas”
o sobornos, dependiendo del nivel de corrupción conocido del país receptor. Es
decir, previamente a iniciar una inversión, buscan conocer los diferentes
niveles de riesgos y calculan ese porcentaje. Si ven alguna rentabilidad,
invierten, de lo contrario buscan otro país donde invertir. La ONU no ha creado
una Fiscalía Mundial para estos hechos y corporaciones corruptas, tal como ha
hecho la UE.
Con los préstamos ocurren otras
condiciones pero que contribuyen a elevar o mantener los niveles de corrupción.
Pese a los controles internos que tienen organizamos como el BM, se pueden
descubrir algunos actos que riñen con la ética. Por ejemplo, pueden financiar
hasta dos veces un mismo proyecto, lo que es para la ciudadanía comprar dos
veces el mismo artículo. El caso que hemos escuchado más es el financiamiento
de la carretera que va de Intibucá hacia Gracias, Lempira. Se cree que fue
financiada dos veces, es decir, estamos pagando dos veces esa hermosa
carretera. Esto sin incluir otros diez millones de dólares de crédito interno
por los ramales Yamaranguila-El Obispo y la rehabilitación del tramo San
Miguelito-San Juan, en el departamento de Intibucá. Esto ocurre entre el 2002 y 2015. Pero no
habría por qué sorprendernos si esto llega a ser cierto. Un banco naturalmente
tiene como objetivo mantener lo más alta su bolsa de créditos. Los que tienen
mayor responsabilidad han sido los ministros de SOPTRAVI ahora INSEP. Así
estamos pagando, con otra modalidad, dos
o más veces los costos de la carretera de Tegucigalpa a San Pedro Sula, que se
construyó con la donación del MILENIUM.
Un financiamiento de ayuda para
el desarrollo por un mil millones de dólares (US$ 1, 000, 0000,000), como el
ofrecido por el Presidente Obama, con un
nivel de soborno por corrupción de un, conservativamente, 20%, representa un
financiamiento real de $800, 000,000. Un proyecto debería tener un retorno de un 37.5% para que
tenga validez la inversión. Es decir, una utilidad de 375 millones de dólares.
Pero si solamente invertimos ochocientos millones, estamos perdiendo anualmente
75 millones. Si vemos las condiciones de producción y comercio en que se
encuentra el país, seguramente un 37.5% de utilidad es muy optimista. Así que pudiéramos
pensar mejor en una utilidad de un 20%. Esto hace que, si reducimos lo que se
pierde desde la administración de los fondos por corrupción, las utilidades
puedan llegar a ser de 160 millones de dólares. Perdiendo unos doscientos
quince millones (US$ 215, 000,000) de los mil millones que potencialmente
estarían por invertirse. Los cínicos de la política nacional dirían que no se
pierde la inversión porque sus ladrones estarían invirtiendo ese dinero
obtenido por medios fraudulentos, en sus empresas nacionales. Desde luego, pero
buena parte se iría a través de traslados de fondos a cuentas en los paraísos financieros
para su lavado, sin considerar el daño social causado. Es lo que ocurrió con
los trecientos millones de dólares del IHSS.
Como vemos, los mil millones de
dólares de la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte, apenas permitiría
llegar, a la corrupción, cerca de los fondos robados al sistema de salud
hondureño. Por esto, el fondo calculado no solamente es modesto para las
exigencias del desarrollo de estos tres países, pero para la taza que se estima
va a las cuentas particulares de los altos funcionarios públicos, en esta
institucionalidad cundida de corrupción e impunidad. Anualmente, se sub-estima
que solamente en Honduras se pierden L.15, 000, 000,000, en actos de
corrupción. Es decir, poco más de siete mil millones de dólares estadounidenses
(US$ 7, 075, 471,690). Lo que se ganarían los corruptos por ese plan, sería
mucho menor. Pero la situación económica general y en especial de ayuda al
desarrollo, está mal, muy raquítica, así que los corruptos estarían encantados
con repartirse al menos el 20% de los mil millones ofrecidos, no menos de $215 milloncitos.
Pero hay otros fondos que se está
logrando obtener de la ayuda internacional. Vendrá mucha inversión pronto, nos
ha dicho el gobierno. De Asia se acaban de traer convenios firmados y
ofrecimientos que “nos deben llenar de orgullo”. Estas ayudas y negocios
vendrán a aumentar esos mil millones de dólares. Así que hay para el futuro
buenas esperanzas de negocios muy halagüeños. Habrá una vida mejor… Si a todo esto le extraemos un modesto 20%,
las cuentas particulares crecerán mucho. Son una verdadera fortuna para quienes
gobiernan de facto y por ley.
Si es por esto y no solamente por
el reciente pasado, que no quieren que
venga una Comisión Investigadora Contra la Impunidad y la Corrupción (CICIH) ahora,
los gobernantes tienen más de trecientos
millones de razones. Por medio de un “diálogo” entre interesados, se puede
evitar que obstaculicen este enriquecedor futuro, aunque se amplíe la
distribución del producto.
Fuente: Red FIAN-Honduras
No hay comentarios :
Publicar un comentario