Galel Cárdenas
Dice el Diccionario de la
Lengua Española que marcha es una movilización a pie, así que cuando se habla
de la marcha de las antorchas es que existe una manifestación que porta
antorchas encendidas con el fin de promover la luz en medio de la oscuridad
moral y política en que el presidente
JOH ha hundido al país, a la sociedad y al futuro de la nación.
Tiene la razón nuestro ex
presidente Manuel Zelaya Rosales cuando en una entrevista que le hiciera Héctor
Amador expresara que no se puede dialogar con el protagonista de toda la
corrupción del gobierno nacionalista que tomó la consigan “haré lo que tenga
que hacer” para lograr el poder político general del país.
Con base en tal afirmación
hizo todas las acciones posibles para adquirir el dinero necesario a fin de
montar la más millonaria campaña política de la última década eleccionaria
nacional.
Así mismo se apoderó de los otros poderes del Estado,
de la Corte Suprema de Justicia, del Congreso Nacional, de la Fiscalía General
y de todas las instancias jurídicas posibles
de la institucionalidad hondureña para controlar el gobierno de manera
absoluta, a la orden de cualquiera de sus caprichos de gobernante poderoso,
dictador y sobre todo, corrupto.
Un diálogo con el dictador,
con el jefe de la corrupción nacional, es un diálogo que no va a ninguna parte.
Con el responsable del crimen o del delito de robo, estafa y fraude no se puede
sentar el movimiento de las antorchas a conversar sobre su propia renuncia.
Porque los jóvenes proponen que renuncie y sea juzgado nacional o
internacionalmente por su corrupción denodada, sistemática y contumaz.
Los jóvenes que presiden las
marchas o las manifestaciones por entero, no proclaman a viva voz ningún
diálogo, si no la renuncia de JOH para que el país vuelva de nuevo a los
senderos de la honradez, la moralidad y el respeto a los bienes del estado. Con
el acusado por la vindicta pública no se puede sentar a discutir su propia
renuncia, porque moralmente no está en capacidad de remover toda la estructura
de su sistema de corrupción que abarca todas las instancias nacionales de
despojo del erario nacional.
Se trata de juzgar al
responsable intelectual de la corrupción del gobierno nacionalista, al cual
cada día le surgen acusaciones, evidencias, pruebas de sus desmanes morales.
Por ejemplo, el modo
autocrático o la manera vertical de
mando con que maneja el poder judicial a
su antojo y capricho es una muestra de su dictadura gubernamental.
Por otra parte, bajo el
mismo esquema, manipula el Congreso Nacional
violando todas las normas parlamentarias, los derechos individuales de
expresión, la imposición de leyes, decretos y contratos sobre la base del voto
de la minoría legislativa, es un ejemplo de corrupción que no tiene parangón en
ningún otro parlamento del mundo.
Convencido de que el pago
millonario de los medios más poderosos de difusión nacional puede ayudarle a
limpiar su manchada hoja de vida moral, se ha dado a la tarea de comparecer
mediante spots publicitarios continuos para expresar que realiza todas las
acciones pertinentes de combate a la corrupción, tratando de tapar con el dedo
meñique el sol brillante y descomunal de la corrupción del Instituto de Seguro
Social, en el que las muertes de los pacientes por culpa del saqueo, se
convierte en el caso más horroroso de acción corrupta que haya vivido el pueblo
hondureño.
Bien dice el ex presidente
Zelaya, nadie puede sentarse a dialogar con el autor intelectual de la corrupción
sistémica del Estado Nacional. ¿Con qué rostro, autoridad ética, podría sentarse
a promover un diálogo?
Los jóvenes piden la
renuncia y el juzgamiento de toda la cúpula nacionalista, judicial y
legislativa promotora y ejecutora de los más agravantes actos de saqueo que
haya sufrido el Estado Nacional.
Impotentes los jóvenes y los
manifestantes en general contra la corrupción que diariamente salen a las
calles a pedir la renuncia de JOH, piden la intervención de una estructura
internacional que juzgue la impunidad que se practica desde el gobierno
nacionalista y su presidente enajenado, fuera de quicio y completamente
apabullado por un pueblo que dice basta ya a todo un gobierno descalificado por
su proceder dictatorial y corrupto en contra de la ciudadanía honrada y
combativa.
No es el diálogo, es la exigencia de su renuncia y el desmontaje
de todo el tinglado de corrupción montado por un Partido político carcomido por
su historia de saqueo nacional desde la época de la Post-independencia nacional
hasta nuestros días.
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