Estos creen que gobiernan al mismo pueblo bruto de
antes e insisten en repetir las habituales cachurecadas que por siglos
contaminaron la conciencia colectiva. Y conste que la patología del
cachurequismo no es única de los nacionalistas sino de cualquier
fundamentalista o reaccionario, liberal o pinuista (si queda alguno), cuyo
apodo viene del cacho de vaca que empleaban para llamarse a batalla o
linchamiento los ultraconservadores chapines, seguidores del tirano más
iglesiero de la biografía centroamericana, Rafael Carrera.
Ahora resulta que criticar el pésimo desempeño del
gobierno es desprestigiar a la patria y que reclamar que respeten los derechos
humanos implica traición a la imagen nacional, habrase visto mayor cinismo.
¿Acaso no es esa la misma táctica con que diario La
Época ocultaba los crímenes cometidos por los comandantes de plaza en tiempos
dictatoriales de Tiburcio Carías y que silenciaba para no “manchar” la efigie
de la república…?
¿No es la misma treta cínica que emplearon los cancilleres de Suazo Córdova y de Azcona, quienes advertían de una satánica “conspiración internacional” para denigrar al país por la presencia —irrefutable, certificada— de la Contra nicaragüense? Y por la misma época, ¿no era así igual que negaban la existencia de escuadrones de la muerte misionados para asesinar activistas y opositores políticos, como evidentemente acaba de ocurrir este mes con la ejecución de cuatro alumnos de educación secundaria? ¿Y no se utiliza desde entonces el mismo truco cínico de capturar a un pobre diablo y montarle encima una acusación falsa, con tal de disolver una obvia mala actuación del Estado?...
¿No es la misma treta cínica que emplearon los cancilleres de Suazo Córdova y de Azcona, quienes advertían de una satánica “conspiración internacional” para denigrar al país por la presencia —irrefutable, certificada— de la Contra nicaragüense? Y por la misma época, ¿no era así igual que negaban la existencia de escuadrones de la muerte misionados para asesinar activistas y opositores políticos, como evidentemente acaba de ocurrir este mes con la ejecución de cuatro alumnos de educación secundaria? ¿Y no se utiliza desde entonces el mismo truco cínico de capturar a un pobre diablo y montarle encima una acusación falsa, con tal de disolver una obvia mala actuación del Estado?...
“Cinismo es desvergüenza en el mentir”, define el
diccionario RAE, “o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas
vituperables. Obscenidad descarada. Doctrina de los cínicos que expresa
desprecio hacia las convenciones sociales y las normas y valores morales”.
Es la escuela bífida que fundara Zúniga Agustinus y
que condujo a dos golpes de Estado, con su secuela de dolor. Es la secretividad
dispuesta para las operaciones del gobierno, incluyendo contratos suscritos con
las Fuerzas Armadas, ahora declarados materia de “seguridad nacional”… Es la
podredumbre del IHSS que intentan sepultar, donde el cachurequismo financió la
reciente campaña política. Son 41 diputados aprobando contra San Pedro Sula un
negocio pestilente y obviamente favorable a políticos de su mismo cuño y
calaña. Es el cinismo contradictorio del canciller y el ministro de Defensa,
que alegan no saber y sí saber que ahora nos van a invadir por Comayagua,
además de los mercaderes de las drogas, los adictos a las drogas. La presencia
de más soldados estadounidenses en Honduras es el directo cobro de una tal
Alianza para la Prosperidad que aun sin estar aprobada aspira a militarizarnos
más que a civilizarnos.
Es asimismo un presidente que en vez de tranquilizar y
armonizar el alma agitada de la nación, en iras cívicas tras el zarpazo de 2009
a la Constitución, la deshonestidad y la corrupción, insiste en seguir vías
confrontativas de mando y en imponer una verticalidad abusiva contra todos los
derechos: políticos, económicos, culturales. Al mandatario que no dialoga y
solo ordena acaba por tragárselo el tremedal de su propia soberbia.
Y ahora aparece un senador gringuito para coronar
transnacionalmente la doctrina de Diógenes: anuncia que llegará un barquito
médico por algún puerto y que nos vacunará para la felicidad... ¿Por qué no
instalan un verdadero hospital permanente en la zona hondureña con más urgente
necesidad de salud? Porque es hipocresía, cuentas con vidrio colonizador,
sofismo.
Como canta Javier Krahe, este y sus congéneres
políticos nacionales son hombres blancos que hablan con voz de serpiente y que
aún así protestan por la crítica. Pues que rabien. Podrán engañarnos cien veces
pero cada vez se les perfila con mayor claridad el cinismo de que hacen gala,
cuya viscosa sustancia es una deshonestidad bipartidista históricamente
condenada a desaparecer.
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