lunes, 17 de noviembre de 2014

Masivas movilizaciones en México por estudiantes desaparecidos // Ayotzinapa-PSYOP

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Agencias / EL LIBERTADOR
Ciudad de México. Un grupo de alrededor de mil 500 personas, miembros de organizaciones estudiantiles y sociales, marcharon sobre la avenida Paseo de la Reforma con rumbo al Monumento a la Revolución para pedir la aparición con vida de los j43 estudiantes desaparecidos en Iguala.
La marcha integrada por más de ocho contingentes arribó al Monumento a la Revolución donde realizaron un mitin. La caminata se desarrolló de forma pacífica y las protestas se centraron en consignas y pancartas en las que se exige al gobierno que busquen con vida a los jóvenes de Ayotzinapa.
Durante el trayecto se registraron dos incidentes en los cuales algunos de los manifestantes realizaron pintas en tablas de madera que se encontraban en una construcción sobre la avenida Insurgentes. Los jóvenes pintaron” #Ayotzinapa, Son43 Yo Pinto, El Gobierno Mata”.

Al tiempo, en el sur de la Ciudad de México, también se realizaron protestas pero se desarrollaron de forma violenta cuando un grupo de 50 encapuchados cerraron una importante avenida y prendieron fuego a estructuras metálicas que tomaron de una gasolinera cerca de Ciudad Universitaria, la sede principal de la Universidad Autónoma de México.
Elementos de la policía capitalina acudieron después para apagar el fuego y señalaron que no hubo personas lesionadas ni detenidas.
En Chiapas, La caravana de padres y normalistas "Daniel Solís Gallardo" concluyó este domingo su recorrido con una marcha pacífica en la que pidieron al gobierno que "se deje de juegos" políticos y entregue vivos los 43 estudiantes desaparecidos.
En la protesta que inició de la sede la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) a las afueras del Palacio de Gobierno, se reunieron alrededor de cinco mil manifestantes.
Los inconformes responsabilizaron y "condenaron" al gobierno federal de los actos en contra de los estudiantes de la escuela normal rural Raúl Isidro Burgos.
Por su parte, en Guerrero, varias personas salieron a las calles vestidas de blanco para pedir un alto a la violencia que aqueja al país y que pare la ola de protestas violentas que comenzaron las la desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa.
En tanto, en el marco del Día Internacional para la tolerancia, la Presidencia de la República indicó, a través de un comunicado, que esta representa el cimiento más fuerte para la paz.
En un texto difundido a través de su portal de internet, la presidencia encabezada por el presidente Enrique Peña Nieto aseveró que la tolerancia permite la creación de un país más justo, sin violencia y sin discriminación.
Cabe señalar que el comunicado constituye un llamado a la paz, en el marco de los disturbios que han tenido lugar en último días en el país en los que algunos jóvenes han recurrido a protestas violentas para exigir la aparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

http://www.ellibertador.hn/?q=article/masivas-movilizaciones-en-m%C3%A9xico-por-estudiantes-desaparecidos

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Ayotzinapa-PSYOP

by Pedro Echeverría V.

Reporte UNAM, acabamos de estar en CU, hay barricadas en los accesos por Insurgentes y por Universidad, solo esta abierto el acceso por Copilco, sin embargo hay presencia abundante de los Granaderos, en las inmediaciones cercanas al Campus,
lo cual tiene implicaciones de una posible "PSYOP" u Operacion Sicologica (de la CIA-CISEN) de propiciar un enfrentamiento inducido con los estudiantes, sea con provocadores exprofeso
http://www.eluniversal.com.mx/ciudad-metropoli/2014/descubren-estudiantes-rostro-a-34infiltrado-34-1054717.html , o con los grupos radicales universitarios, lo cual podria derivar en escenarios violentos de nueva cuenta, creemos que es inconsecuente la actitud del Gobierno del DF, tomando en cuenta lo que la historia de 1968 y 1999 nos muestra, adicionalmente, hay autos sospechosos muy cerca como un VW Jetta gris placas 129 YMG del DF, tripulado por un gringo de Eugene, Oregon, y un BMW blanco placas 516 ZAB de Edomex......hay que extremar precauciones para no caer en provocaciones esteriles y mantener Ojo, mucho Ojo....
no vaya a ser que EPN esté buscando desviar la atención mundial de Iguala, hacia la UNAM y encuentre el ambiente adecuado para generar un nuevo ATENCO
(Articulos de El Universal, Reforma, La Jornada, PROCESO)
De rebeliones y provocaciones
Víctor Flores Olea
Ex director de la Facultad de Ciencias Politicas
http://www.jornada.unam.mx/2014/11/17/opinion/018a1pol
 
En los días recientes, en relación con el horror de Ayotzinapa, hay dos hechos relevantes que deben señalarse: primero, que dentro de la protesta, que se multiplica en el país, los organismos policiacos del Estado vuelven a echar mano de un viejo recurso: la provocación, con el propósito de desvirtuar o desviar la atención del objetivo principal de la protesta, y de abaratar la misma hasta el punto de que los principales medios de comunicación le otorgan casi mayor importancia a los incidentes de la provocación que a la sustancia de los reclamos. Hoy, en casi toda la prensa, están en el mismo nivel los desmanes de los manifestantes (en el Zócalo de la capital, en el aeropuerto de Acapulco, en el centro de Chilpancingo), que el asesinato a mansalva de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, lo cual resulta un grave contrasentido político y moral.
La provocación como recurso policiaco se debe a que la protesta masiva en el país, por los intolerables crímenes de Estado, está sobre todo en manos de los jóvenes y de sus casas de estudio; segundo, son los jóvenes en el país otra vez quienes toman la batuta de la protesta y contra ellos se lanza la provocación como importante efecto distractor de la atención pública, desviando la atención de los crímenes cometidos. Los más importantes medios de comunicación se encargan de agitar las aguas para lograr tales efectos de contención y desviación ante los cuales la opinión pública parece estar indefensa. Quienes tenemos largo tiempo trabajando en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) conocemos bien antecedentes como éstos, y la persistencia con que son utilizados por los órganos policiacos del Estado para disminuir la presión política.
Digamos que los importantes incidentes ocurridos en varios lugares, como consecuencia de los asesinatos de Iguala (Chilpancingo, Acapulco o la puerta mariana del Palacio Nacional, en el Zócalo), fueron llevados a cabo invariablemente por encapuchados sin identidad y, sobre todo, sin que ningún grupo identificable haya reivindicado hasta ahora tales acciones, lo cual hace pensar que se trata precisamente de actos de provocación para desvirtuar y desprestigiar las legítimas protestas masivas ante los graves hechos ocurridos. Y que no se trata de actos de radicales anarquistas, como algunos los han llamado, porque tal denominación además carece de pies o cabeza.
¿Hay radicales que se han comprometido con tales actos de destrucción arbitraria? La lógica elemental sería entonces que tales grupos los reivindicaran y sostuvieran con un mínimo razonamiento para explicar su postura, porque de otra manera es como si no los hubieran llevado a cabo, quedando en una indiferencia o clandestinidad política que no resulta útil en ningún caso, y menos para los mercenarios grupos de choque que consideran actuar con las características de violencia oculta que vemos. La real clandestinidad de tales grupos incapaces de presentar o confesar su filiación nos remite, una vez más, a su origen de provocación policiaca o militar. Y, repetimos, tienen un efecto de inhibición o contención de la real protesta.
Un reciente ejemplo en contrario podemos verlo en el caso del Instituto Politécnico Nacional en que, es obvio, el gobierno se ha propuesto mantener la integridad de los protagonistas, y en el cual no se produjo ningún incidente desagradable que pudiera conducir a sospechas desviacionistas, no obstante que de parte de ese instituto nacional se dieron sobre todo al principio manifestaciones de cientos de miles de estudiantes. Aquí tenemos problemas manejados con distinta finalidad por parte del gobierno: en un caso para desprestigiarlos y rebajarlos, en el otro, ¡felizmente!, para mantener viva la tesis de que entre civilizados se puede llegar a acuerdos favorables.
Pero vayamos al meollo no oculto de las masivas protestas que ha presenciado el país en los días recientes. Que corre sobre todo a cargo de los jóvenes estudiantes. Pero en este caso, me atrevería a decir, con una amplitud que rebasa desde luego los límites nacionales y se ha internacionalizado en muchos sentidos. Además de que, por distintas vías, ha rebasado el ambiente estudiantil y magisterial, y comunicado a otros sectores sociales, también a la clase laboral, y a variedad de integrantes de las clases medias que sienten como propia la ofensa criminal y que han reaccionado con una indignación profunda que han hecho suya.
¿Cuánto durará la protesta juvenil y estudiantil? Imposible de predecir, aun cuando sí podría decirse que su solidez dependerá mucho de las alianzas que logren construir, incluso con sectores obreros, lo cual no es fácil, pero tampoco imposible en la medida en que se hagan coincidir en el reclamo otros hechos nacionales de la mayor importancia actual: la desnacionalización o la privatización del petróleo, en general una situación económica profundamente desfavorable a la población de menores ingresos y una escandalosa concentración de las riquezas, es decir, la eficiente fábrica de pobres que es el neoliberalismo, cuyo conjunto favorece a la alianza entre sectores y clases, a veces análogos y otras con importantes diferencias entre ellos.
Los hechos sumados de los meses recientes sitúan a las izquierdas del país en un momento en principio favorable, aun cuando tenga dudas de que esa buena situación se refleje también en las izquierdas partidarias.
Morena escucho decir pudiera ser el partido más favorecido, aun cuando de otro lado me llegan los reproches que se le hacen a todos los partidos: su carácter vertical, dicen algunos.
Existe, en todo caso, una situación de crítica generalizada a la estructura actual de los poderes, y sobre todo a sus rapaces beneficiarios: ¿se modificará en alguna medida la situación? Veremos... (Sábado 15 de noviembre 20:15 horas.)
Peña Nieto llegó con la espada desenvainada Lo ultimo que faltaba después de los terribles acontecimientos y de la penetración con balas de la fuerza pública en la UNAM, que todos repudiamos y con la cual nos solidarizamos.
(Domingo 16 de noviembre, 12:00 horas.)
Presenta UNAM denuncia tras agresión a estudiante en CU


MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- El rector de la UNAM, José Narro, informó hoy que presentó una denuncia por las lesiones que sufrió un alumno durante los hechos ocurridos este sábado en CU.
Narro destacó que la presencia de la fuerza pública no es deseable en las instalaciones.
Luego que un policía de la Procuraduría del DF baleara en la pierna al estudiante, el rector exigió que no vuelva a ocurrir un hecho parecido.
Recibo con satisfacción el pronunciamiento de las autoridades del gobierno de la Ciudad y les pido respetuosa, pero puntualmente, que no se repitan hechos como los registrados ayer en CU, indicó en conferencia de prensa.
Destacó que es necesario ejercer la libertad de expresión sin violencia y que el cumplimiento pleno de la vida académica de la UNAM debe preservarse.
Reconozco el momento complejo por el que transitamos en la Universidad y en el País. Exhorto a todos los universitarios a mantenernos en el marco de la ley, a preservar nuestra institución, el trabajo sistemático de la Universidad.
Y añadió: Ejerzamos la libertad de expresión sin violencia de ninguna naturaleza, al igual que mantener la unidad.
Jóvenes instalan plantón
Un grupo de aproximadamente 30 estudiantes de la UNAM instalaron esta noche un plantón frente al edificio de Rectoría donde colocaron fogatas.
A las puertas del edificio colocaron unas velas y colgaron unas mantas sobre los muros.
Aproximadamente a las 9 de la noche encendieron una fogata a varios metros de la puerta, alrededor de la cual se sentaron y entonaron cantos.
Hasta el cierre de esta edición los jóvenes permanecían en ese lugar.
Esto luego de que ayer un policía de investigación baleó a un estudiante en las instalaciones de CU.
(Con información de Mathieu Tourliere)

Gobierno del DF pide disculpas por balacera en CU

La Redacción
16 de noviembre de 2014

Agente de la Procuraduría del DF balea a dos jóvenes en CU.
Foto: Miguel Dimayuga
MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- El Gobierno del Distrito Federal pidió una disculpa a la UNAM y a la opinión pública por los hechos ocurridos en Ciudad Universitaria y garantizó que se actuará con estricto apego a la ley.
Esto, luego de que este sábado un estudiante de la UNAM fuera herido de bala por un policía de investigación de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF).
Héctor Serrano, secretario de Gobierno del DF, refrendó el respeto a la autonomía universitaria y anunció que el agente Luis Javier Aguinaga Saavedra será remitido al Reclusorio Preventivo Varonil Norte.
Lo anterior fue dado a conocer durante una conferencia de prensa, donde se dio lectura a un comunicado. Estuvieron presentes el procurador capitalino, Rodolfo Ríos y el secretario de Seguridad Pública, Jesús Rodríguez Almeida.
No obstante al estar en cumplimiento de una orden ministerial, (el policía) omitió su estricto deber de cuidado en el uso de la fuerza, por lo que en breve será trasladado al Reclusorio Preventivo Varonil Norte, señaló Serrano.
Informó que Aguinaga Saavedra será consignado por lesiones y abuso de autoridad.

'Yo no me canso'

Grupo Reforma
Martha Martínez
Cd. de México (16 noviembre 2014).-
A diferencia del procurador Jesús Murillo Karam, el padre Alejandro Solalinde no se cansa.
"Yo no me canso; si me canso, descanso y le sigo", asegura.
"De lo que estoy cansado es de la hipocresía de la clase política, del abuso, del adormecimiento de la gente, de la indiferencia, de la falta de respuesta. Me canso de la resignación de las personas que piensan que todos los problemas que tenemos se van a resolver de arriba a abajo, cuando tenemos un gobierno irresponsable e insensible que no ha estado a la altura de las circunstancias que vive México", sostiene.
A nueve días del "ya me cansé" dicho por Murillo Karam al término de una conferencia de prensa sobre los 43 normalistas desaparecidos en Ayotzinapa, Guerrero, Solalinde recuerda que el 10 de diciembre de 2012, cuando le entregaron el Premio Nacional de Derechos Humanos, el presidente Enrique Peña Nieto se comprometió a lograr que el respeto a los derechos humanos pase del papel a la realidad.
Han pasado casi dos años, y dicho compromiso no se ha cumplido. "Esa promesa, como muchas otras, no se puede cumplir, porque estos políticos no se han formado en el respeto a los derechos humanos, en el reconocimiento a la dignidad humana. Ellos antes de entrar ya traen agenda, ya traen compromisos políticos", advierte.
Para el director del albergue Hermanos en el Camino, de Ixtepec, Oaxaca, el caso de los normalistas desaparecidos no sólo es una confirmación del desinterés de los tres niveles de gobierno por el respeto a los derechos humanos, es también un recordatorio de que en el país hay más violencia, desapariciones forzadas y crímenes sin resolver.
El sacerdote que en mayo de 2012 abandonara el país tras recibir amenazas de muerte por el trabajo que realiza a favor de los migrantes en tránsito por México, asegura que si Peña Nieto escuchara a la gente, se evitarían muchas tragedias.
Recuerda que desde el año pasado solicitó una reunión con el mandatario a fin de llevarle las voces y propuestas de afectados por la violencia. La única cita que le habían confirmado fue cancelada.
"Quería platicar con él, con Miguel Ángel Osorio Chong, con Murillo Karam y con los que ellos quisieran, pero no en la oficina, no en una reunión formal, sino como seres humanos, de persona a persona, no de personaje a personaje. Le dije que quizá yo como sacerdote que había vivido y que vivo con gente de abajo, con gente excluida que sufre mucho, tenía algunas voces que pasarle y que ojalá cambiáramos México. No les iba a decir cómo hacer un nuevo México, sino que escucharan a la gente, yo tengo mucha fe en la gente.
"Fijamos una fecha, el 27 de septiembre del año pasado, pero vinieron los huracanes Ingrid y Manuel y ya no se pudo llevar a cabo la reunión, pero tampoco volvió a refrendarse. Hice el intento de que el gobierno escuchara a la gente y ni siquiera me escuchó a mí", rememora.
Señala que la administración de Peña Nieto no se ha caracterizado por la defensa de los derechos humanos. Por eso, afirma, no cree en la promesa realizada el 7 de noviembre pasado por el mandatario de detener y castigar a todos los involucrados en la desaparición de los 43 normalistas.
"No le creo, ni a él ni a su gabinete, no le creo porque no es transparente, tampoco a su partido que jamás se ha caracterizado por la transparencia y por una gestión honesta hacia el pueblo", explica.
'Ayotzinapa llegó a mí'
El 17 de octubre pasado, Solalinde lanzó un reto al gobierno federal: "ojalá me demostraran que soy mentiroso, que los 43 normalistas están vivos, pero sé de una buena fuente que no será así"
.
Ese día, el sacerdote había declarado públicamente que, según testimonios recabados por él, los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos estaban muertos y a algunos de ellos los habían quemado vivos.
Eso lo puso en el centro de la polémica de un caso que llegó a su vida de manera azarosa.
Recuerda que el 11 de octubre, tras su participación en la presentación del libro Los Migrantes, del escritor Óscar Martínez, en la Feria del Libro del Zócalo capitalino, un testigo de las agresiones a los normalistas se le acercó a contarle lo que sabía; horas más tarde, recibió el segundo de los cuatro testimonios que días después entregó por escrito a la PGR. Dichos testimonios, indica, no fueron dados en secreto de confesión.
"En realidad a mí me llegó el caso Ayotzinapa, porque yo no lo busqué como no busco muchas cosas. Yo estaba muy quitado de la pena, de verdad, es más, en un ambiente hasta recreativo, cultural, hablando en la Feria del Libro del Distrito Federal, cuando de repente me llega esta persona y me suelta eso, fue un impacto para mí tremendo, pero yo todavía no sabía qué hacer; en la tarde me llega el otro, la otra información, confirmando exactamente esto, entonces ya me empecé a preocupar y me empecé a sentir responsable de saber esas cosas", relata.
Explica que no se comunicó con los familiares de los normalistas antes de decir públicamente lo que sabía, porque no tenía números telefónicos o direcciones a través de las cuales establecer contacto con ellos.
'No es protagonismo'
A partir de ese momento, Solalinde se convirtió en un personaje polémico, pero también clave en el caso.
El 20 de octubre pasado, acudió a la PGR a entregar por escrito los testimonios recabados por él, pero debido a que el titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada, Rodrigo Archundia, no se encontraba, los agentes ministeriales se negaron a recibirlo.
Tres días después, el 23 de octubre, se reunió con el procurador Murillo Karam. Durante el encuentro, al que lo acompañaron la escritora Elena Poniatowska y dos personas más, le entregó personalmente los testimonios. Con ello, asegura, concluyó su colaboración con la PGR.
El sacerdote recuerda que en esa reunión Murillo Karam le dijo que, de acuerdo con la información de la PGR, la desaparición de los normalistas había ocurrido en el marco de un enfrentamiento entre narcos. Hipótesis que tuvo que descartar ante la presión de los familiares.
"Le preguntamos ¿qué había pasado en Ayotzinapa?, y él dijo, así con esta expresión: 'ay, es muy simple, es una cuestión de ataque de cárteles. Los Guerreros Unidos atacaron a Los Rojos que venían con los estudiantes'.
"Días después empezó a tratar de filtrar eso, a dejar caer esa tesis de que había sido pleito entre narcos; entonces, inmediatamente reaccionaron las familias indignadas y la Procuraduría tuvo que recular, a tal grado que cuando las familias van a dialogar a Los Pinos con Peña Nieto, uno de los acuerdos que se toma es no criminalizar a los estudiantes", indica.
No obstante, sus declaraciones sobre el destino de los 43 normalistas generaron descontento. Los familiares de los jóvenes le reprocharon que no les entregara la información que tenía sobre el caso antes de hacerla pública; mientras que un sector de la sociedad lo calificó de insensible y protagonista. Finalmente, el 28 de octubre ofreció disculpas a las familias de los normalistas.
Al respecto, el defensor de derechos humanos asegura que su intervención en el caso Ayotzinapa es un compromiso con su conciencia y no un afán de protagonismo.
"Para mí la cuestión no es el protagonismo, sino el deber de conciencia; yo me encuentro, y lo digo con mucha claridad, ente muchas personas que saben cosas y que tienen miedo de hablar. Podría decirle que todas las personas que se acercan a mí, confidentes, son personas que tienen conciencia, les falta valor, y yo lo entiendo, yo he corrido ese riesgo y si alguien tiene que hacerlas públicas para bien de la justicia, yo voy a correr ese riesgo, lo demás no me interesa", sostiene.
Sus declaraciones no fueron negadas por el gobierno federal. El 7 de noviembre pasado, el procurador presentó una teoría del caso que coincide con la versión Solalinde.
Nueva polémica
Con el paso del tiempo, y ante la falta de resultados concretos en la indagatoria del gobierno federal, el sacerdote se ha convertido en una referencia obligada para el caso: da conferencias, es entrevistado por medios nacionales y extranjeros y es invitado por diversas universidades del país. Pero también sigue generando polémica.
El 11 de noviembre, en la Universidad de Guadalajara, aseguró que José Luis Abarca, ex alcalde de Iguala, y su esposa, María de los Ángeles Pineda, acusados de homicidio y crimen organizado por estos hechos, fueron capturados en Veracruz (gobernado por el PRI) y "sembrados" en el Distrito Federal (bastión perredista) en un intento por hacer un uso político del caso.
Indica que esta información la obtuvo de un habitante de Veracruz, cuyo nombre prefiere mantener en el anonimato.
A pesar de que el 26 de octubre pasado los familiares de los desaparecidos le impidieron oficiar una misa en la Normal Rural de Ayotzinapa, Solalinde asegura que su relación con ellos es buena.
En opinión del sacerdote, el dolor y la indignación que ha generado el caso es una oportunidad para hacer un alto y plantear una nueva construcción del país que tenga como protagonista a la sociedad.
"Es un llamado, un grito de dolor, pero también es una interpelación muy fuerte para construir un nuevo México. Puedo percibir que ya estamos en el punto en el que podemos pasar a una organización nacional para articular una propuesta alterna la de este gobierno que no hace lo que debería hacer", concluye.

La llama de la indignación

Andreas Schedler
Cd. de México (15 noviembre 2014).- Hasta finales de septiembre, México estaba bailando alegremente sobre una catacumba de unos 95 mil muertos y 25 mil desaparecidos a manos del crimen organizado. Ahora, con el secuestro y asesinato de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, se interrumpió la música, se paró el baile. Hemos visto algo enteramente nuevo: una ola de solidaridad que sacude el país, con discusiones públicas y conversaciones privadas sin precedentes, con marchas y huelgas estudiantiles en todo el país.
El país llevaba bailando un buen rato. Desde la inauguración oficial de la democracia en el año 2000, México se encuentra inmerso en una guerra civil sin querer reconocerlo. Las guerras civiles, como las define la ciencia política contemporánea, son enfrentamientos entre grupos armados dentro de un Estado que causan más de mil muertes al año. México lleva superando este umbral desde el primer año de la democracia.
Emocionalmente, la política, los medios y los ciudadanos mexicanos han logrado mantener la violencia a distancia al pensarla como "narcoviolencia" o "narcoguerra", en la que carteles luchan contra carteles, narcos contra narcos, malos contra malos. Concebir la violencia de esta forma inhibe la solidaridad ciudadana de muchas maneras. Hace invisible la violencia predatoria que los grupos criminales cometen contra la población civil y la violencia ilegal que el Estado comete contra cualquiera. Además, crea una división tajante entre ciudadanos y víctimas. Como la "guerra de las drogas" es una guerra entre criminales, se infiere que sus perpetradores son criminales, pero sus víctimas también. Son víctimas culpables, víctimas voluntarias. El lenguaje cotidiano lo expresa de muchas formas: "se lo buscaron", "se metieron en malos pasos", "anduvieron con los malandros", "algo debían", "algo habrán hecho"...
No hay tierra más fértil para la indiferencia que la idea de las víctimas culpables. La indiferencia hacia las víctimas ha tenido una expresión institucional muy clara: la impunidad. Los homicidios atribuidos al crimen organizado se contabilizan, pero no se persiguen. El porcentaje de "narcoejecuciones" que lleva a condenas judiciales firmes es cercano a cero. En los hechos, el Estado mexicano ha consentido la privatización de la pena de muerte.
La indiferencia estructural hacia las víctimas cotidianas de la "narcoviolencia" también se ha visto en la opinión pública. A finales del año pasado, la Encuesta Nacional de Violencia Organizada elaboró un mapa amplio de actitudes ciudadanas hacia la narcoviolencia. Encontró una ciudadanía que vivía la guerra como lejana y deseaba mantenerla así. Ante una guerra anónima, cuyas víctimas no tenían cara ni historia, únicamente el 10 por ciento de los ciudadanos se acordaba del nombre de "alguna persona asesinada o desaparecida por el crimen organizado". Sólo el 17 por ciento podía evocar algún caso de asesinato o desaparición que le hubiera "conmovido en particular". La gran mayoría compartía la apuesta por el silencio del gobierno de Peña Nieto. El 60 por ciento decía que hablaba "nada" o "poco" de la narcoviolencia en su vida privada. El 62 por ciento estaba de acuerdo con la idea de que "hay muchas cosas buenas en México", por lo que "deberíamos dejar de hablar tanto de la violencia" (los datos y reportes de la encuesta están disponibles en http://biiacs.cide.edu).
Los hechos atroces de Iguala han permitido que la opinión pública mexicana diera el salto, largamente esperado, de la negación a la indignación. Por fin, se prendió la llama de la solidaridad ciudadana. Esto fue posible gracias a la capacidad de movilización de los estudiantes de Ayotzinapa. Pero aún más importante, fue posible porque se descarriló la narrativa cómoda de una guerra entre criminales. Dos hallazgos irritantes, la inocencia transparente de las víctimas y la responsabilidad transparente del Estado, rompieron la indiferencia pública hacia víctimas y victimarios.
¿Ahora qué sigue?
La llama de la indignación es débil. Lo más probable es que las preocupaciones de la vida cotidiana la terminen sofocando en muy poco tiempo. En estos días, muchas voces hablan de un momento de crisis y ruptura. ¿Pero cómo lograr que la solidaridad ciudadana no se disipe rápidamente? ¿Cómo lograr que esta nueva matanza estudiantil no sea un episodio más en la guerra civil mexicana? ¿Cómo lograr que la movilización estudiantil se siga ampliando y lleve a una dinámica transformadora? ¿Cómo convertirla en el inicio de una verdadera construcción de un Estado de derecho en México?
Antes que nada, la solidaridad ciudadana tendrá que ampliarse a todas las víctimas, incluyendo las sospechosas. La movilización actual se ha nutrido de la imagen de víctimas inocentes, de estudiantes pobres que no querían hacer otra cosa que aprender y enseñar y que fueron víctimas de una represión política atroz e irracional. De manera implícita, han quedado de lado las víctimas sospechosas de todos los días. Durante todas las semanas de movilización, ha seguido el goteo cotidiano de "narcoejecuciones", como los registra, por ejemplo, el Blog Menos Días Aquí ( http://menosdiasaqui.blogspot.mx). Naturalmente, salvo algunas excepciones, no han sido objetos de preocupación pública. Si el movimiento de Ayotzinapa quiere convertirse en motor de cambios institucionales, debe extender su solidaridad a todas las víctimas del crimen organizado, aunque sean sospechosas de pertenecer ellas mismas al crimen organizado.
Luego, la construcción del Estado de derecho no es un problema administrativo, sino un proyecto político. En un Estado democrático de derecho, el derecho no es un instrumento de dominación de los poderosos, sino un instrumento de protección de los débiles. Cualquier cambio, sea constitucional, legal o burocrático, es ilusorio mientras no conlleve transformaciones estructurales de poder. ¿A quiénes habría que "empoderar" de manera radical y sistemática? ¿Quiénes son los más débiles y los más interesados en transformar el sistema? Las víctimas. ¿Cómo se podría aumentar su capacidad de defensa de manera significativa? Dos iniciativas concretas podrían detonar la movilización de recursos hacia los movimientos civiles de víctimas: un fondo para la canalización de recursos financieros y una red para la canalización de la participación ciudadana.
Infraestructura de financiamiento: propongo la creación de un fondo fiduciario que canalice recursos públicos y privados hacia las asociaciones cívicas de víctimas (no hacia víctimas individuales). Este Fondo Mexicano para la Justicia podría estar administrado por un organismo internacional, como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Recibiría donaciones privadas nacionales e internacionales. Sin embargo, siguiendo ejemplos internacionales, debería financiarse primeramente con el dinero, todo el dinero, que el Estado recaude con la subasta de bienes incautados a las organizaciones criminales. De esta manera, las victorias de la justicia alimentarían la lucha por la justicia.
Infraestructura de participación: propongo el desarrollo de una plataforma virtual de participación, una mezcla de página web y red social que vincule a los ciudadanos con los movimientos de víctimas. La solidaridad ciudadana necesita canales de expresión. Si los ciudadanos no encuentran vías concretas de acción, su simpatía hacia las víctimas y su indignación hacia los victimarios se disipan. Páginas de Internet como meetup.com permiten que vecinos con propósitos comunes se encuentren. La Red Mexicana para la Justicia facilitaría la formación de movimientos locales de víctimas, la coordinación entre las asociaciones existentes y también su comunicación con la ciudadanía. De manera crucial, permitiría que todos los ciudadanos solidarios pudieran ofrecerles a las asociaciones de víctimas sus talentos personales, sea como abogados, panaderos, psicoterapeutas, taxistas, programadores, músicos, diseñadores gráficos... o simplemente como gente común que quiere prestar su voz e inteligencia a la causa de las víctimas.
Tanto en lo político como en lo técnico, ambas iniciativas demandan un diseño cuidadoso. Tienen que ser incluyentes, profesionales y transparentes. Requieren de ciertos consensos políticos, sobre todo entre actores de la sociedad civil. Ninguna de las dos es fácil, aunque ambas son eminentemente viables. Ambas pueden ser iniciadas desde el centro, pero tienen el potencial de crear efectos multiplicadores en todos los rincones del país. Su potencial transformador no depende de una burocracia racional que sabemos que no existe en México. No depende tampoco de la voluntad política de las élites, que dudamos que exista. Depende enteramente de la indignación moral, del coraje y de la inteligencia colectiva de víctimas y ciudadanos solidarios. Hasta ahora, las élites políticas mexicanas han fracasado en sus (débiles) intentos de construir el Estado de derecho desde arriba. Si no ampliamos la infraestructura financiera y participativa para que una sociedad civil fuerte y contestataria vigile y desafíe el Estado desde abajo, seguirán fracasando.
El autor es profesor-investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

Pedro Echeverría V. | November 17, 2014 at 8:14 pm | Categories: Uncategorized

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