Rebanadas de Realidad -
Tegucigalpa, 12/08/12.-
Es difícil precisar cual es la
diferencia entre la realidad y la ficción si en
ambas existen la verdad y
la mentira. El problema es descubrir quién y qué poder las define y las
pone en movimiento
Era el 17 de
septiembre de 1974, mes de los huracanes. Choloma es destruida por el
Fifí, con el impacto dramático de siete mil muertos. La jornada de Manuel
casi había concluido. El atardecer estaba nublado y empezaba a dormirse en
el comienzo de la noche, cuando alguien tocó a la puerta de aquella choza
de bahareque. Luego escuchó un grito: ¡Salven a mi hija!. Manuel abrió la
puerta y vio a una mujer desvalida que aparentaba estar más enferma que la
tierna que cargaba en sus brazos. “¡Doctorcito, por favor, atienda a mi
hija que es la única que tengo, pues mis cinco hijos fueron devorados por
el huracán!”.
Después de examinar a
la niña Manuel dirigió una mirada piadosa a la mujer y, luego de una breve
pausa, le dijo: “usted se parece a la campesina de la aldea La Jutosa”
Ella respondió, “sí, soy María Cicumba. Doctorcito por favor dígame cómo
está mi tierna…”; y mientras hablaba de manera entrecortada y con la
respiración acelerada, se desmayaba en la silla. Manuel con la ayuda de
Eva traslado a María Cicumba a la banca, como cama. Una mochila, varios
libros y una almohada sirvieron de respaldo para mejorar la
respiración…
La hidrataron con una
bebida a base de agua, azúcar, gotas de limón y una pizca de sal a lo cual
se sumó la medicina del cariño. Sin embargo, la situación era crítica;
estaba sudorosa, febril, delirante y pálida. El médico la examinó y
auscultó los pulmones. El diagnostico fue neumonía severa y anemia por
desnutrición.
“He caminado tres
leguas, agregó María, sólo el amor a mi hija me ha dado las fuerzas
necesarias para poder llegar a este lugar; sé que me voy a morir pronto;
vine porque tengo confianza en usted y siempre lo recuerdo con gratitud
por la solidaridad que nos brindó. Cuando tenía dos meses de embarazo de
esta niña, las fuerzas militares nos desalojaron en forma violenta. Seis
compañeros fueron heridos de gravedad; uno de ellos era el padre de mis
hijos, se llamaba Pedro Cabañas; usted debe recordarlo…”
Con mucha dificultad,
continuó su relato: “He sufrido como viuda y como ser desamparado que miró
ahogarse a sus cinco hijos sin poder salvarlos. Visité todas las fosas,
observé centenares de muertos amontonados y no pude encontrar los
cadáveres de mis tres niñas y mis dos niños… Regresé a la calle sin casa
ni hogar y no pude comprar ni una candela para rezarles una oración; ahora
sólo esta niña es mi esperanza…
“Llegué a esta clínica
y a pesar de mi gravedad me siento más tranquila porque usted es la única
persona en quien puedo dejar mi testamento de sufrimiento, que es mi
hijita que ahora tiene en sus brazos. Ella estará tranquila y bien
protegida por usted…
“Le dejo a este tesoro
con la condición que me jure ante Dios y ante Eva, su enfermera, que usted
le pondrá el nombre de “Siniestra”. La razón de este nombre es porque su
nacimiento ocurrió durante el siniestro huracán… y con la promesa de no
cambiarle de nombre para que ella recuerde que debe ser generosa y
solidaria con las personas humildes”.
“María Cicum, ahora
debe reposar”, Le dijo Manuel.
“Perdone doctor, pero
me llamo María Cicumba, mi primer nombre por mi madre, que fue dirigente
campesina, y llevo el apellido de mi padre quien era antepasado del héroe
indígena Cicumba, mártir fusilado por el colonizador Pedro de Alvarado.
Tengo por origen la sangre de los rebeldes… Júreme doctor que recibirá a
mi hija y le pondrá el nombre de Siniestra”.
La enfermera le
dirigió la mirada a Manuel y él asintió con la cabeza, en señal de cumplir
la promesa: “Ese nombre -expresó el doctor- no es adecuado para una niña
tan linda”… Pero María Cicumba insistió: “Es para que nunca olvide a los
pobres”.
Al día siguiente María
Cicumba expiró. No había ataúdes y los vecinos la envolvieron en un petate
para enterrarla en un lugar lejos de las aguas que inundaban
Choloma.
Decidido a cumplir su
promesa, y siguiendo la tradición, Manuel fue donde el párroco a bautizar
a la niña. Al escuchar la palabra “Siniestra”, el cura hizo el gesto de
rechazo y se negó a bautizarla... Muy pronto corrió el rumor en el pueblo
de que la niña era diabólica, porque se le había negado la bendición
bautismal.
El Alcalde de Choloma,
no obstante el haber mostrado su desacuerdo con el nombre tuvo que
registrarla a regañadientes, como era su obligación y la de entregarle a
Manuel la certificación de nacimiento como hija de Manuel Campos y
Hortensia Ríos de Campos.
Desde muy niña
Siniestra había mostrado sensibilidad y ternura hacia las personas
humildes. Sus padres adoptivos se trasladaron a Tegucigalpa y no fue
informada de que era hija adoptiva ni sobre el origen real de sus
padres.
No obstante de ser sus
padres cariñosos, confrontaba la hostilidad de sus compañeros escolares,
quienes se burlaban con frecuencia acerca de su fatídico nombre. En el
marco de aquella hostilidad, con el tiempo, fue generando rechazo por sus
padres a quienes culpaba de llevar ese nombre que aborrecía tanto y que
tantos males le acarreaba aun siendo tan joven…
Se convirtió en una
lectora incansable y de asimilación productiva. A través de sus
reflexiones llegó a la conclusión de que debía estudiar la carrera del
derecho con el fin de encontrar los mecanismos legales necesarios para
poder cambiar su nombre. Fue brillante en el Escuela de Derecho y al
determinar que no podía cambiar legalmente su nombre, se bautizó en la
iglesia católica con el nombre de “Bendita”. En los documentos legales
aparecía con la firma Bendita S. Campos y Ríos. Los estudios jurídicos le
enseñaron que si bien no podría cambiarse el nombre a las personas
naturales; lo contrario ocurría con las personas jurídicas tales como las
empresas extranjeras que en forma usual cambian de nombre o dueño para
evadir responsabilidades fiscales y derechos laborales.
El haber sido alumna
brillante en Derecho Mercantil y profesional trilingüe: dominio del
español, inglés y francés, le permitió ser nombrada asesora legal de la
empresa minera Oro Corporativo de Canadá. Pertenecía a la élite de la
excelencia académica cuya ética es la protección de la propiedad privada y
la defensa a toda costa los derechos de su cliente, aun cuando estaba muy
bien informada de los sobornos y manipulación de las mineras hacia
funcionarios del Estado para lograr los objetivos de aumentar la
acumulación de las riquezas, sin importar los daños ambientales y a la
salud humana.
El resentimiento
contra Manuel y el alejamiento con Hortensia se había acentuado por el
desacuerdo que tenían sus padres adoptivos sobre el trabajo de ella a
favor de la industria extractiva minera. Sin embargo, Siniestra mantenía
contacto con Eva, la enfermera que trabajó con Manuel. Por eso no le fue
extraño que, cuando se encontraba preparando la propuesta de la nueva Ley
de Minería que sería consensuada entre Oro Corporativo y los diputados del
Congreso, recibió una llamada de emergencia, de Eva quien estaba muy
enferma y deseaba conversar con ella antes de morir.
Siniestra se desplazó
inmediatamente al hospital del Seguro Social. Eva estaba ansiosa y
expresó: “sólo cuando uno presiente la muerte es capaz de contar los
secretos, para que la verdad no quede enterrada. La agonía sirve para
liberar la verdad reprimida… Tu padre Manuel es un ser especial y de quien
estuve enamorada toda mi vida sin poder decirlo nunca por respeto a él y a
su familia. Pero tienes que saber que no es tu padre verdadero, ni tu
madre es Hortensia… Tu madre fue María Cicumba, líder campesina cuyos
ancestros provienen del héroe Cicumba que fue fusilado en Choloma, por los
colonizadores. Naciste en tiempo del siniestro Huracán Fifí y tu verdadero
padre murió asesinado por militares que cuidaban los intereses de las
empresas bananeras y mineras. Manuel ha sido el médico de los pobres y
explotados y su militante misericordia le hizo adoptarte...
El nombre “Siniestra”
te fue dado por designio de tu madre quien dijo que deberías llevarlo para
que no olvidaras tu origen y lo siniestro que es el sistema
capitalista…
Siniestra lloró
profundamente. Beso la frente de Eva y la abrazó... La verdad es siempre
solidaria con el sufrimiento. El comienzo del camino de la justicia
principia y termina con la verdad.
La propuesta de la
nueva Ley Minera y el desarrollo de la estrategia persuasiva con los
diputados, altos funcionarios del Estado y la opinión pública requería de
la manipulación mediática por medio de la cual se ofrecía trabajo, riqueza
y desarrollo a las comunidades. Siniestra recogió las opiniones; hizo el
memorándum respectivo; y como funcionaria de máxima confianza de la
Corporación, fue designada para representar a la empresa en el Congreso de
la República de Honduras.
Cuando llegó al
Congreso, ataviada con: aretes,, anillos, pulseras y un collar del cual
pendía el Cristo de Oro fue reconocida su acreditación como vocera de la
minera Corporación de Oro… Tuvo, entonces, puerta abierta y la oportunidad
de hablar ante los diputados, antes de ser aprobada la nueva ley de
minería. Llena de una seguridad nunca antes sentida, dirigió la mirada a
cada uno de los presentes como si su alocución habría de ser para él o
para ella especialmente. He aquí su histórico discurso.
“Honorables Junta
Directiva y Honorables Diputados y Diputadas:
“Al analizar la
historia de Honduras me di cuenta de que desde la colonia hasta el siglo
XXI estuvimos siendo depredados como pueblo minero. A pesar de los
quinientos años de explotación minera, nunca se formaron a nivel nacional
técnicos ni profesionales en este campo.
“Las huellas
históricas de la industria extractiva minera están en los huecos , cuevas
antiguas, ríos contaminados de plomo, arsénico, cadmio, mercurio y
drenajes ácidos que retroalimentan la liberación de metales pesados por
más de un siglo; pueblos desaparecidos, cuerpos humanos enfermos; mayores
desastres de los huracanes, tormentas tropicales , inundaciones y
fenómenos sísmicos…
“Visité todo el país y
otras naciones. Observé detenidamente si las empresas mineras son
responsables y sostenibles. Pasé, en nuestro país, por el lago de Yojoa y
el río que el pueblo ha denominado “Río cianuro”, donde existe una mina
subterránea que contamina el lago. Viajé a Copán, Ocotepeque, Comayagua,
La Paz, Santa Bárbara, El Sur, Tocoa , Olancho, el Valle de Siria,
Agalteca, Valle de Ángeles y comprobé que, de cada 100 kilómetros del
territorio hondureño, ¡treinta están ocupados por las concesiones
mineras!
“Mis observaciones me
condujeron a pensar que el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional
y el Banco Interamericano de Desarrollo, cuyos discursos siempre se
refieren a la reducción de la pobreza y al apoyo a la mujer y a la niñez,
son también responsables de la depredación ambiental y de las enfermedades
de las mujeres; porque nosotras, aunque no trabajemos en la minería, somos
las que utilizamos el agua, que es la más afectada tanto en su cantidad
como calidad, por la industria extractiva minera… ¡Entonces empecé a
preguntarme si un país de desnutridos puede comerse el oro para mejorar su
salud!
“El desarrollo
tecnológico siempre ha estado en función de la tasa de ganancia, o de la
violencia e incluso de la guerra. El procedimiento extractivo a cielo
abierto a base de cianuro es uno de los mejores ejemplos porque tiene más
bajo costo. Se emplea en los lugares donde existe oro u otros metales en
cantidades menores. Sin embargo es más toxico para el ambiente porque
produce la polución de las aguas, envenena los suelos y hasta el aire y
despoja de aguas, bosques y territorios a las comunidades donde tiene la
desgracia de asentar sus siniestras operaciones…
“He estado en las
negociaciones durante las cuales la empresa ha ofrecido regalías, sobornos
a ciertos alcaldes; a algunos diputados y a altos funcionarios. Ha
invertido millones en una estrategia de comunicación y antes de excavar
las montañas y derribar las rocas ha excavado las conciencias y derribado
todo principio moral para poner una tecnología al servicio de la
enfermedad y de la muerte, sin menoscabo de aumentar la tasa de ganancia.
Si en el año 2009 una onza de oro costaba 400 dólares en el 2012, el valor
excede a 1500 dólares... Sin embargo para extraer una onza se requieres 20
toneladas de roca y 20 toneladas de sufrimiento. No hay duda de que las
mineras son sostenibles y responsables con ellas mismas pero no son
sustentables ni responsables con las generaciones presentes y futuras de
los seres humanos ni con la vida planetaria.
Mientras continuaba su
discurso, con desprecio tiraba las joyas al suelo y se despojada del
elegante abrigo para quedarse con el vestido de manta de una humilde
campesina.
“Similar al desastre
minero en Honduras -continuó- ha ocurrido en México, en Guatemala, El
Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. Cabe destacar que en El
Carrizalillo, México, existe una acelerada explotación minera que opera
produciendo partos prematuros, abortos, malformaciones congénitas y
cáncer.
“Señores cancelemos
esta farsa de la Nueva Ley que ha sido engendrada en forma maligna por Oro
Corporativo de Canadá, en alianza con otras empresas estadounidenses,
europeas, asiáticas… Sé que puedo ser objeto de atentados e incluso de ser
asesinada por este testimonio que está basado en documentos, grabaciones y
videos que saldrán a la luz pública en caso de que algo siniestro llegue a
sucederme...
“Aclaro que no me
llamo Bendita, que llevo como nombre de pila. Mi nombre a mucho orgullo es
“Siniestra“, hija de dos líderes campesinos: María Cicumba y Pedro
Cabañas, sangre de mártires. “Agradezco a Manuel y Hortensia, dos seres
generosos que me adoptaron y al final de cuentas fueron un ejemplo vivo de
honestidad y compromiso con los seres humanos…
“La nueva ley minera
no se debe aprobar. ¡Es producto de la corrupción y de la mentira! Para
que conste en el Acta del Congreso de esta fecha presento denuncia formal
contra esta ley, que representa al verdadero crimen contra los pueblos de
la humanidad y del planeta…
“¡Desde este momento
renuncio a mi cargo de abogada de Oro Corporativo y me sumo a la condena
contra esta empresa, por parte del Tribunal de Salud de los Pueblos que se
celebró en San Miguel Ixtahuacán, Guatemala, en el recién pasado mes de
julio de este 2012; y me sumo al Movimiento Mesoamericano contra la
minería!…”
Al terminar su
discurso se hizo sobre la Cámara un pesado y largo silencio.
Y de pronto, desde uno
de los rincones donde se habían casi escondido algunos diputados
partidarios de Oro Corporativo, se escuchó de manera clarísima, pese a
haber sido dicho en voz baja y temblorosa:
“¡Ya nos jodió el
negocio esta Bendita Siniestra!”... |
Excelente realidad dolorosa y vergonzosa como verdad entre nuestro pueblo hondureño, ficción resultan los discursos por los diputados que dicen defender y abogar por un futuro mejor, necesitamos mas Benditas y Benditos para defender la tierra y preservar la vida. Gracias Dr. Almendares por alimentar nuestro amor a nuestra Madre tierra
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