Ellos son Fidel Martínez y Tomas Nativì, quienes soñaban con una Honduras diferente, con un mejor futuro para las nuevas generaciones; este pensamiento revolucionario del que eran poseedores los llevó a ser arrancados de su patria, pero los perpetradores no contaban con que las raíces quedaban intactas en sus hijos, y, un pueblo, a 41 años, continúan la exigencia de verdad y justicia, y castigo a los culpables.
Tania Martínez “Mis hermanas y yo no deberíamos estar exigiendo. Un gobierno revolucionario haría lo correcto, cárcel para los criminales y cambios permanentes mediante una Asamblea Nacional Constituyente para que esto jamás vuelva a pasar. Leyes que protejan los derechos humanos de cada hondureña. Es ahora o nunca que se nos deje crear un museo nacional de la memoria histórica, liderado por los todos los hijos de los desaparecidos de los años 80, no solo nosotras, mi padre lo hubiera deseado así”, añadió.Señaló además que su deseo es que se le permitiera crear un centro de arte como herramienta para salud mental, donde todas las niñas que han sufrido la pérdida de sus padres lleguen a un espacio seguro y sano, a escribirles cartas, hacer pinturas o a tocar música.
Para Tania Martínez, en ese entonces una niña de doce años y para su familia, no fue fácil afrontar el dolor de no saber dónde estaba su padre, sumado a esto, tener que pasar por la persecución, hostigamiento que implicaba tener un familiar desaparecido antes y después de su detención y posterior desaparición.
“Empezamos a sentir presión y hostigamiento a medida que se aproximó la desaparición de mi papi, unos meses antes los helicópteros militares volaban bajísimo sobre nuestra casa, detenían el helicóptero y se acercaban con cámaras al patio de la casa. En la calle nos seguían, pero nunca llegaron a la casa, mientras mi papi estaba vivo. En los días después del secuestro de mi papi sentimos que nuestro mundo cambió radicalmente, mi papi era el centro de mi vida, y todavía lo es”.
“Fue hasta ese entonces que empecé a procesar, quien era mi padre para los movimientos de izquierda, para nuestro enemigo común y para Honduras. La pérdida de mi papi fue un golpe irreparable para Honduras, mi padre era un ideólogo, durante la década de los 80, él lideró la transformación histórica del movimiento obrero en esa década, la filosofía internacionalista y de la guerrilla hondureña, y su apoyo oficial al FSLN (Frente Sandinista para la Liberación) Nacional), FMLN (Frente Farabundo Martí Para La liberación Nacional) y la FAR.
Eliminar a mi padre y su organización, fue fundamental, todos estos hombres y mujeres cuidadosamente seleccionados para ser borrados de la faz de la tierra, eran organizadores y capacitadores inigualables de la clase obrera, quitándolos a ellos les abría camino a liderazgos de seudolideres oportunistas y acomodados de turno.
A pesar de su corta edad, su hija recuerda muy bien cómo y quién era su padre “Fidel, era un estratega innato, sabia como cruzar líneas teóricas de lucha y colaborar con cualquier otra organización de izquierda o derecha. Fidel, el líder revolucionario se conducía con seguridad, rectitud y una valentía que desarmaba al solo verlo, media 6’1, piel café cobriza, y usaba lentes cuadrados de carey, era muy serio y respetuoso. Al conocerlo te dabas cuenta de que estabas en frente de un ser humano excepcional.
“Después de su desaparición, en los siguientes días mi hermana mayor de 15 años se escapaba todas las mañanas para irse al teléfono público y llamar a radio América sin que mi mami supiera y hacer declaraciones acusando a Gustavo Álvarez Martínez, y a sus escuadrones de la muerte por haberse llevado a mi papi. Hizo esto por dos semanas seguidas, lo que llevó a Gustavo Álvarez Martínez a enviar a sus soldados a nuestra casa y llevar a mi mami a sus oficinas para advertirle que silenciara a mi hermana Patricia. Paralelamente yo empecé a escaparme de la casa a los 12 años a unirme a protestas en las calles, a pintar el nombre de mi papi y Tomas, y pedir por ellos en las calles con mi rostro cubierto, cargando solo una botella de pintura, y cocteles para defenderme si era necesario. En esos tiempos no nos gaseaban, solo te recogían y no regresabas. No te podías dejar agarrar”.
“Ese fue mi proceso de luto. Este fue también mi inicio en la lucha por la liberación de Honduras. Salimos al exilio 4 meses después. En la Habana finalmente tuvimos la atención profesional con personas expertas en los temas de las hijas de desaparecidos.
Vivimos en el exilio desde 1981, regresamos brevemente en 1987, de nuevo exiladas y no regresamos oficialmente hasta 2021.
Recuerdos de Tania junto a su padre
“Tengo recuerdos claros y específicos de él. Fidel era el segundo de tres hijos/as. Su hermana mayor se llama Laura, mi tía es preciosa, tiene piel color miel y ojos verdes, su hermano menor se llamaba Oscar, él también tenía la piel color miel y ojos verdes. Mi papi era el más trigueño y era el favorito de sus hermanos, era el mediador, mantenía la paz entre ellos. Los abuelos paternos de mi Papi tenían raíces africanas e irlandesas. De allí la raíz de las mezclas de los Martínez, nuestra piel cobriza, pelos colochos, pecas rojizas y ojos café claros o verdes.”.
“Mi tío Oscar dejó que mi papi nombrara a su hija, Karen Yesenia, a su hijo Oscar, mi papi le regaló su primera pistola. Mi abuelo José, el padre de mi papi, y mi tío Oscar hermano menor, eran famosos por ser diestros tiradores, entrenadores de caballos y negociantes natos. Mis abuelos venían de una línea de dueños de cocotales en Salado y Cuero, y le vendían aceite de coco a compañías americanas. De allí surgieron las primeras experiencias de resentimiento a los explotadores gringos, robándoles y extorsionado a mis abuelos hasta finalmente sacarlos de sus tierras”, dijo a defensoresenlinea.com
Jugábamos a escondidas, apagábamos todas las luces, y gozábamos cuando nos encontraba.
A mi papi le encantaba pedirnos cuentos antes de dormirnos, Laura mi hermana chiquita, se sentaba en la barriga de mi papi, y contaba cuentos inventados de ella, no nos quedaba otra que caer dormidas; Laura era muy ocurrente y él adoraba eso de ella. Un aspecto de su personalidad era su habilidad de resaltar lo mejor de cada una de nosotras, él nos entendía muy bien a cada una. Me enseñó a jugar ajedrez a los 8 años, y en ese tablero se tomaba su tiempo para empoderarme, y formarme como un ser humano autosuficiente. Él nos hacía sentir amadas y respetadas, así también era con nuestra madre, él quería que ella siguiera sus sueños, y sus estudios de abogacía, finalizó .
Fidel Martínez fue detenido desaparecido junto a Tomas Nativi, el 11 de junio DE 1981; en esa misma década, pero en diferentes años el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras registra 184 detenidas desaparecidas.
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