Un hombre burló la seguridad y puso en jaque a las autoridades de la iglesia católica
Por: Redacción CRITERIO
redaccion@criterio.hn
Tegucigalpa.-Un
hondureño sorprendió este viernes a la feligresía católica hondureña
cuando en silencio y de rodillas ingresó al Santuario de Suyapa,
portando un cartel con el que reclamó a las autoridades eclesiásticas
por su papel de complicidad con la pretendida reelección del presidente,
Juan Hernández.
En
una inusual penitencia de rodillas, el hombre llegó ante el altar de la
virgen de Suyapa, para protestar por el silencio de la iglesia católica
ante la polémica e ilegal reelección del gobernante.
El
hombre de tez trigueña y con un enorme tatuaje de la virgen de Suyapa
en su pecho, burló la seguridad del Estado al ingresar a la iglesia con
la pancarta en la que se leía “Iglesia católica tu silencio me confunde”.
El
mensaje fue dirigido directamente al cardenal, Òscar Andrés Rodríguez
Maradiaga, porque contenía una fotografía en la que el máximo jerarca de
la iglesia católica de Honduras sonríe y abraza al presidente
Hernández.
Aunque
no lo establece literalmente, el ciudadano dejó evidenciado que
Rodríguez Maradiaga está a favor de la reelección del gobernante,
porque en el encabezado del aviso decía “en el 2009 No” “En el 2017 Sí”.
A
modo de interpretación, lo que el hombre quiso decir es que Rodríguez
Maradiaga condenó en el 2009 la consulta popular más conocida como
“cuarta urna”. El argumento al que la iglesia católica se sumó y que se
utilizó para derrocar al entonces presidente Manuel Zelaya al suponer
que se quería quedar en el poder y ahora en el 2017, que el presidente
Hernández va en busca de un segundo período presidencial, ha guardado
silencio sobre el tema, lo que para muchos es un sí.
La
iglesia católica de Honduras ha sido cuestionada por plegarse a los
sectores conservadores y a los grupos de poder económico y político, por
lo que en el 2009 se le vinculó directamente con el golpe de Estado.
La inusual protesta se llevó a cabo en el marco del Día de la Virgen de Suyapa, patrona de la iglesia católica de Honduras.
http://criterio.hn/2017/02/03/hondureno-protesta-dentro-del-santuario-suyapa-la-reeleccion-joh/
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A la deriva
Por: Víctor Meza
El
país está en apuros. A veces da la impresión de parecerse al peregrino
que, en medio del desierto, sediento y calcinado por el sol, cree
divisar un oasis y cae en el pozo de las arenas movedizas, en donde,
lentamente, en agonía insufrible, se hunde y desaparece.
Esa es la
percepción que se apodera poco a poco de la mente colectiva: un país que
desciende gradualmente hacia el fondo del abismo, hacia su propia y
dolorosa destrucción.
Los
asesinatos cotidianos, individuales o colectivos, se repiten con tanta
frecuencia, y cada vez con mayor brutalidad y salvajismo, que se van
volviendo algo habitual, común, casi normal. Nos estamos acostumbrando, a
veces sin darnos cuenta, a convivir con la violencia y la barbarie. Nos
estamos deshumanizando como individuos y desintegrando moralmente como
sociedad. Es el retorno al mundo primario del salvaje, el reingreso en
la selva.
La
muerte ronda por doquier. Ya no se sabe distinguir entre las víctimas
culpables y las inocentes. No importa la identidad del muerto, sólo
cuenta su número. El crimen nos convierte en cifras, en estadística fría
y, para colmo, maliciosamente retocada y manipulada por los mismos
responsables de salvaguardar su credibilidad y confianza. La muerte nos
iguala y mide con raseros parecidos. Nadie se siente definitivamente
seguro, ni siquiera aquellos que rodean su intimidad con las miradas
fisgonas de los guardaespaldas. La única diferencia es que los pobres se
encomiendan a Dios cada vez que amanece y salen al diario trajín de la
supervivencia, mientras que los ricos y famosos confían su seguridad y
sus vidas en las manos de diligentes y siempre dispuestos guardias
privados de seguridad. Pero todos, sin importar su entorno social,
corren el riesgo – unos más y otros menos – de la bala inesperada, la
emboscada que desemboca en secuestro, la temida extorsión y su siniestra
capacidad de dislocar cualquier ambiente de tranquilidad y sosiego, el
sicario motorizado a la vuelta de la esquina o en el desesperante
semáforo, el asalto callejero, la violencia sin motivo y, en fin, la
muerte.
A veces
nos preguntamos: ¿En qué momento caímos en esta hondonada? ¿Cuando fue
que empezamos el descenso? ¿Hasta cuándo podremos soportarlo? Son
preguntas que nos atormentan a todos, en distintos niveles y con
diferente intensidad. Son interrogantes que nos apremian y acosan cada
día, cada hora, cada minuto de nuestras angustiadas existencias. Salimos
a la calle sin la certeza traquilizante de poder regresar, sanos y
salvos. Nuestros seres queridos, cada vez que se alejan del entorno
familiar, se acercan a lo incierto, al peligro latente que crece, se
produce y reproduce en las calles. Ansiosos, casi en vilo, esperamos su
retorno y celebramos íntimamente su regreso.
El
país parece un buque en ruinas que navega sin rumbo, a la deriva. Pero
los responsables de conducirlo hacia buen puerto no parecen darse cuenta
de ello. Viven en otro mundo, en el del “pensamiento ilusorio”,
creyendo que es Jauja lo que es árido desierto, confundiendo con bonanza
lo que no es más que calamidad y miseria. Trastocan la realidad con sus
deseos y repiten, con monotonía insultante, que todo está bien, que las
cosas serán cada vez mejores y que debemos sentirnos contentos y
felices por haber nacido y vivir en estas honduras.
Y,
ante todo esto, uno se pregunta: ¿por qué el pueblo soporta tanto?, ¿a
qué se debe que no reacciona con la indignación y coraje que uno supone
indispensables en casos semejantes? ¿Acaso habremos perdido ya el brío y
la capacidad de resistencia, la furia contenida, el impulso vital para
la ira y el decoro…Acaso la barbarie ha terminado por imponerse y
reconfigurar nuestra propia condición humana? No lo creo. Prefiero
pensar que sólo estamos viviendo un momento de repliegue, un episodio en
el que la violencia nos tiene acorralados, pero no vencidos. Pienso (
¿o deseo? ) que habrá un momento de despertar colectivo, de
relanzamiento cívico, de reacción popular. Tiene que llegar ese instante
luminoso en que la gente entiende que si no reacciona lo pierde todo,
si se rinde, se muere. Es el momento en que la sociedad, harta por fin
del Estado ineficiente, faraónico y corrupto, sale a las calles y
retoma los espacios públicos, remueve los cimientos del sistema y sacude
al país entero. Es el momento que, en visión profética y cincelada
lírica, intuyó el poeta Juan Ramón Molina cuando dijo, advirtiendo a los
viejos políticos, que un día serán “del solio removidos, por un social y
breve terremoto”.
http://criterio.hn/2017/02/02/a-la-deriva/
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Devoto de virgen rechaza complicidad de iglesia con reelección
Avanzando sobre sus rodillas –con sacrificio cumpliendo penitencia— atravesó el amplio santuario de Suyapa un ciudadano hondureño de apellido Henríquez, devoto de la Virgen de Suyapa pero también “indignado” con el silencio de la cúpula de la iglesia ante la reelección presidencial a la que aspira Juan Hernández y que, en vez de reclamarle en nombre del pueblo de Dios, el obispo Juan José Pineda, le prestó el púlpito para que Hernández diera un discurso a los feligreses que asistieron hoy a la celebración de la patrona de Honduras.
El ciudadano portaba una pancarta en la que cuestiona al cardenal, Oscar Andrés Rodríguez, quien en 2009 dijo no a la Asamblea Nacional Constituyente y apoyó el golpe de Estado contra el entonces mandatario Manuel Zelaya.
El
feligrés a quien se le identifico con el apellido de Henríquez, entró
de rodillas al templo portando una pancarta cuestionando la reelección y
el silencio de la cúpula eclesial. El católico protestó también porque
el obispo de Tegucigalpa, Juan José Pineda, sobrino del cardenal
Rodríguez, en lugar de pedir al mandatario que cumpla la Constitución
por la paz de Honduras, le prestó el micrófono y el púlpito de la
iglesia para que Hernández se dirigiera a la masiva concurrencia que
llegó a presenciar el enorme despliegue mediático y de feligreses en la
celebración de Suyapa.
El cardenal Rodríguez, en el año 2009 se pronunció a favor del golpe de Estado porque a su juicio, el presidente Manuel Zelaya, quería quedarse en el poder, pero ante el afán de reelección de Hernández, el prelado católico se ha silenciado.
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Devoto de virgen rechaza complicidad de iglesia con reelección
Avanzando sobre sus rodillas –con sacrificio cumpliendo penitencia— atravesó el amplio santuario de Suyapa un ciudadano hondureño de apellido Henríquez, devoto de la Virgen de Suyapa pero también “indignado” con el silencio de la cúpula de la iglesia ante la reelección presidencial a la que aspira Juan Hernández y que, en vez de reclamarle en nombre del pueblo de Dios, el obispo Juan José Pineda, le prestó el púlpito para que Hernández diera un discurso a los feligreses que asistieron hoy a la celebración de la patrona de Honduras.
El ciudadano portaba una pancarta en la que cuestiona al cardenal, Oscar Andrés Rodríguez, quien en 2009 dijo no a la Asamblea Nacional Constituyente y apoyó el golpe de Estado contra el entonces mandatario Manuel Zelaya.
Redacción Central / EL LIBERTADOR / Publicado: 03 Febrero 2017
Tegucigalpa.
Un ciudadano que visitó de manera original este día el santuario de
Suyapa, de rodillas cumpliendo penitencia a su virgencita de Suyapa,
reclamó a la cúpula de la iglesia Católica y principalmente al cardenal
Oscar Andrés Rodríguez, el silencio por el tema de la reelección
presidencial.
El
ciudadano que llegó a visitar a la virgen de Suyapa, porque devoto de
la patrona de Honduras, en conmemoración de la alborada, llegó indignado
por el silencio del cardenal Oscar Andrés Rodríguez, ante las
pretensiones reeleccionistas del presidente Juan Hernández.
El cardenal Rodríguez, en el año 2009 se pronunció a favor del golpe de Estado porque a su juicio, el presidente Manuel Zelaya, quería quedarse en el poder, pero ante el afán de reelección de Hernández, el prelado católico se ha silenciado.
Cabe
destacar que durante el proceso de la Cuarta Urna, Zelaya buscaba
integrar una Asamblea Nacional Constituyente (ASN) y no una reelección
como sí la ha interpuesto el gobernante Partido Nacional.
Sin
embargo, Rodríguez no es el único líder eclesiástico que ha callado, ya
que también el polémico pastor de la iglesia Vida Abundante, Evelio
Reyes, ha dejado la escena de los noticiarios en los que se frecuentaba
como un amplio defensor de la Constitución.
Rodríguez,
sostuvo durante la promoción de la cuarta urna, que era necesario
“decir la verdad”, refiriéndose a que el presidente Zelaya buscaba la
reelección.
En
ese sentido, manifestó que la reelección presidencial era contraria a
la voluntad del pueblo y “un error”, agregó que “no la aceptaría el
pueblo”; no obstante, durante la gestión actual de Hernández, el líder
religioso dijo que “la reelección es una cosa de políticos”.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/2067-devoto-de-virgen-de-suyapa-reclama-por-complicidad-de-iglesia-con-reeleccion
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