Rodolfo Pastor Fasquelle
Hay que ser libres. Decir lo que pensamos. Decantar ideas, sin
fanatismo, con liberalidad… ideas generales de derecho y de
responsabilidad, que nos unen y guían. Conservar en todo momento el
espíritu crítico y el pluralismo sin dispersarnos en el relativismo
absolutista. Asegurándonos que ese espíritu crítico ascienda a la
cúpula, y además se contagie en el tejido celular del Partido. Tolerar
cualquier discrepancia mientras no haga daño, no confunda, mientras no
debilite, no disperse el esfuerzo del conjunto.
Mantener activa la
comunicación de ese tipo y ambiente entre las células y los estratos de
la organización, porque después
Hay
que saber que somos un Partido, que representa a y se debe a un
movimiento social ciudadano, aglutinado alrededor de una propuesta
socialista actualizada, en construcción. Y advertir que un conglomerado
así siempre estará expuesto y por tanto deberá recurrir a la vigilancia y
a la disciplina y a la depuración continua.
Sin disciplina no hay nada. Mantener la disciplina, el respeto entre los compañeros y a nuestras autoridades, el acatamiento operativo a las instrucciones del liderazgo y el mando autorizado en la enmienda del yerro y el castigo ejemplar del desvarío… Entender que dentro del Partido se puede argumentarse cualquier posición y plantearse cualquier tesis. Pero que una vez acordada una posición común y una línea de todos, tendremos que reservarnos nuestros disensos… para ser efectivos en conjunto.
Recordar en todo momento que el objetivo es el cambio de sistema, de régimen, de las reglas del juego, de la ley primaria, la constituyente, originaria, abierta y genuinamente representativa. Una capaz de producir un autentico pacto social, en el cual todos los sectores hacen concesiones realistas pero se garantiza el bien público y el interés general. En todo caso un proceso comprometido con la democracia y con una visión social, con un procedimiento parlamentario educado y con la realidad material.
Hay que buscar nuevos prosélitos en vez de contentarnos con los de antes. Renovar los cuadros y propagandizar la fe. Impulsar la comunicación y la propaganda del Partido, difundiendo en todos los ámbitos propicios sus proyectos y sus prospectos. Y mantenernos fieles y dispuestos al sacrificio que a veces requiere ese proselitismo. Reclutar y organizar a nuestra gente, a los amigos para el dialogo y para la acción. Capacitar a quienes muestran el carácter para la mesa electoral y para la lucha democrática en la calle.
Nos incumbe a todos estudiar de manera permanente nuestra situación real, las coyunturas, prospectos y posibilidades concretas y procurar la formación teórica y práctica de nuestros cuadros, especialmente los jóvenes, fomentando la reflexión colectiva, dialéctica, provechosa, continuada y ordenada, mediante el debate en el foro y la asamblea del pueblo, único redentor de si mismo.
Debemos recordar que el Partido es una organización permanente, enmarcada entre otros actores sociales, partidos, gremios, iglesias, que debe convivir con el poder real variopinto de los demás y que, apenas incluido en una constelación de movimientos semejantes…el Partido gravita, en un campo de fuerza regional, sujeto a influencias poderosas, como la de los Estados Unidos y la fuerza económica de distintas potencias y transnacionales.
Asimismo hay que tener claros los instrumentos, la acción política primordial, incluyendo las elecciones en las que tuviéramos alguna garantía de o expectativa de respeto al voto, incluyendo las alianzas con quienes compartan con nosotros objetivos estratégicos y principios básicos, la movilización masiva, los plantones y acciones particulares de impacto inmediato y local…
Identificar con claridad en todo momento a nuestros enemigos, radicalmente opuestos a nuestros fines, dedicados a obstaculizar nuestro camino, y a los adversarios que se nos infiltran y penetran nuestras estructuras. Y purgar sin contemplaciones a quienes se resbalan en la cáscara del individualismo disolutorio o caen en otras esferas de influencia a sabiendas o sin advertirlo. Y se convierten en quintacolumnistas, en desorientadores.
Hay que acopiar los medios de lucha. Nadie vive del aire. Si el Partido es permanente necesita una estructura de trabajo compacta igual de duradera, que exige nuestro aporte regular aunque sea pequeño. Contribuir cada quien según sus posibilidades, ya sea recursos materiales diversos o el servicio personal que muchas veces requerirá una sustentación complementaria.
http://tiempo.hn/guia-teorica-conducir-libre-al-poder-mantenerlo-ahi/
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