Luego
que ayer fueran desalojados por la fuerza de la UNAH, 24 estudiantes
fueron sancionados este día con medidas sustitutivas por un juez penal,
deberán firmar un libro de control, no podrán salir de Honduras y
tampoco participar en protestas. La audiencia fue programada para el
próximo 20 de julio.
Redacción Central / EL LIBERTADOR /
Tegucigalpa. Entre
los 24 estudiantes que enfrentan a la justicia hondureña por haberse
tomado por más de un mes las instalaciones de la Universidad Nacional
Autónoma de Honduras (UNAH) y el anuncio del restablecimiento de la
actividad académica, no existe todavía consenso y acuerdo entre
estudiantes y autoridades para acabar con la crisis en la alma mater.
La
dirigencia de cientos de alumnos en protesta y la cúpula de la UNAH
dirigida por la rectora Julieta Castellanos, se han acusado mutuamente
de entorpecer el diálogo y que políticos de Libertad y Refundación
(Libre) patrocinan las protestas; en tanto, el diálogo propuesto llegó a
punto muerto con la intervención de la Policía, que siempre será un
cuerpo extraño en un lugar de luz y de ciencias.
La
alteración que padece la UNAH ha tomado un giro partidario: activistas
del Partido Nacional, a través del movimiento de las “Camisas blancas”
pretendieron desarticular las protestas estudiantiles, ya de por si
infiltradas por familiares de políticos de la derecha radical como
Fernando Anduray y agentes de inteligencia.
Castellanos
anunció al cierre de esta semana que impondrán castigos ejemplares a
los estudiantes que dirigieron la toma de Ciudad Universitaria. Varios
alumnos de la Universidad del Valle de Sula están con medidas
sustitutivas y han sido neutralizados por haber tomado posturas, a su
juicio, de defensa de la educación pública.
REINICIO DE CLASES
Las
autoridades universitarias no han definido en qué fecha se reiniciará
la jornada de clases, aunque anunciaron la clausura del periodo para
unas 14 carreras por la toma de los campus de Tegucigalpa, San Pedro
Sula, La Ceiba, Comayagua y Santa Rosa de Copán.
Para
que se cumpla el calendario –a pesar de los 32 días sin actividad
académica–, la rectora anunció que policías y militares resguardarán
todos los centros de la UNAH; en tanto, miembros del Movimiento
Estudiantil Universitario (MEU) dijeron a EL LIBERTADOR que las
protestas proseguirán hasta que se reinicie el diálogo y se deroguen
algunas normas que afectan a los estudiantes.
MÁS PROTESTAS
“Que
no crea la rectora Castellanos que nos vamos a amedrentar, vamos a
luchar para que se reviertan las medidas que nos afectan. Dejamos claro
que no es el 70 por ciento, deben mejorar las condiciones académicas”,
señalaron los miembros del MEU.
Condenaron
la forma abusiva, violadora de Derechos Humanos de cómo fueron
desalojados de las instalaciones de la UNAH, acto ocurrido la mañana del
1 de julio y han enfatizado que la autonomía del centro de estudios
“vio violentada al haber sido penetrada por la bota militar represora,
bajo las órdenes de Julieta Castellanos y demás autoridades
universitarias”.
CONFLICTO EN UNAH
Al
respecto Castellanos ha dicho: “hemos vivido este conflicto
universitario, hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance que era
posible hacer, para que no se llegara a este momento”.
La
autonomía –prosiguió– “no significa que tiene que ser un caos en la
universidad, y que los estudiantes se la pueden tomar por tres semanas,
cuatro semanas, por cinco semanas y que se pierdan periodos”.
La
funcionaria aseguró que junto a docentes y personal administrativo se
preparan para reiniciar la jornada y que el tercer periodo académico
será intensivo, a fin de compensar el tiempo que se paralizó la UNAH.
Castellanos
expone que con las medidas tomadas por el Consejo Universitario de
posponer hasta 2018 la aplicación del 70 por ciento, unificar el pago de
exámenes de reposición y brindar matrícula condicionada en lugar de
cambiar de carrera a los alumnos que repitan tres veces una misma
asignatura, entre otras, queda en evidencia que lo que motiva las tomas
no son temas académicos, sino de “carácter político”.
“Si
el tema académico fuera lo que les importara, estarían de lado nuestro,
trabajando en conjunto, no interfiriendo las clases ni queriendo llevar
la Universidad al caos y la incertidumbre de la que venimos”, dijo a
periodista la rectora de la UNAH.
La
funcionaria señaló que la crisis es “un ciclo que se repite cada año y
que la Universidad no es un partido político, sino una institución
académica que tiene la función de dirigir, organizar y desarrollar el
nivel de educación superior en el país”.
“No
podemos decir que la Universidad tiene todo a un nivel óptimo, todavía
hay mucho por hacer, es un proceso. Por muchas razones, sobre todo por
temas presupuestarios, no podemos avanzar de manera simultánea en todas
las líneas, pero se está trabajando”, manifestó.
“Hay
mucha gente que valora lo que se está haciendo, pero siempre hay
sectores que están en contra y de estas inconformidades internas se
aprovechan otros sectores para estimularlas y querer perjudicar a una
institución para satisfacer beneficios personales o de un grupo, es una
actitud oportunista, no se vale que manipulen a la juventud”, enfatizó.
DENUNCIAN VIOLENCIA
En
un comunicado, los estudiantes en protesta denunciaron “toda la
violencia ejercida por policías y militares quienes haciendo uso de la
fuerza nos desalojaron sin dar ninguna opción, y de eso resultó varios
compañeras y compañeros brutalmente golpeados y nuestra captura sin una
orden previa, esto demuestra la ineficiencia de las autoridades
universitarias, quienes al no ser capaces de darle una solución a la
crisis, ejercen todo su poder represivo y autoritario”.
“Repudiamos
el desarrollo de este proceso de detención, el cual fue y sigue siendo
ilegal, dentro de los 24 detenidos por la defensa de nuestra universidad
se encuentran dos menores privados de libertad desde tempranas horas de
la mañana, siendo esto una clara violación a sus derechos, irrespetando
todas nuestras garantías”.
ESTUDIANTES CAPTURADOS
Al cierre de esta nota, los alumnos con orden de captura son:
1. Ariel Alejandro Álvarez Valladares
2. Cintia Rosibel Flores Villanueva
3. Jorkie Melissa Madrid López
4. José Adonay Pidena Elvir
5. Luis Carlos Rivera Lara
6. Edwin Adalid Santamaría Portillo
7. Daniela Alejandra Rico Rivas
8. Gabriela Verenice Cubas Ochoa
9. Génesis Fabiola Chávez López
10. Eduardo Enrique Aguilar Oseguera
11. José Isaías Palencia Mejía
12. Mario Roberto Reyes Tejada
13. Fausto Manuel Cálix Márquez
14. Gerson Daniel Moya Turcia
15. Baney Sebastian Rivera Aguilera
16. Kennye Estefan Aguilar Cuello
17. Jeny Jissele Núñez Palma
18. Jeny Mariela Reyes
19. Génesis Aracey Andino Vásquez.
Los 24 estudiantes sometidos a la justicia:
1. Alexandra Raquel Flores Sosa
2. Saúl Antonio Marroquín Díaz
3. Carlos Antonio Castro Del Cid
4. Kelline Johana Reyes Carranza
5. Jennifer Vannesa Flores Sánchez
6. Kevin Antonio Montoya Pérez
7. Wagner Eduardo Guillén Fúnez
8. Emmy Nohemy Jiménez Zelaya
9. Reynaldo Josué Madrid Rubio
10. Hezron Jacos Mairena Cárcamo
11. Daniel Abraham Vásquez Díaz
12. José Misael Flores Paredes
13. Jorge Elías Velásquez Contreras
14. Alejandra Michell Ávila García
15. Elvin Alberto Flores Alvarado
16. Ariel Alejandro Salinas Fúnez
17. Cristóbal Javier Vázquez Díaz
18. Saire Mayel Banegas Ramos
19. Allan David Ordoñez Aguilar
20. Carlos Emilio Flores Sosa
21. Roy Arístides Martínez Montes
22. Roberto Isaac Barrientos Díaz
23. Nelson Daniel Blanco Navarro (menor de edad y con sobreseimiento)
24. Andrea María Flores Sosa (menor de edad y con sobreseimiento).
Los
acusados llegaron la madrugada de este sábado a los tribunales y al
filo de las 2:00 de la tarde arrancó la audiencia para determinar si son
sujeto de medidas sustitutivas o sin son enviados a la cárcel a la
espera de la audiencia inicial.
No
obstante, el Ministerio Público propuso la aplicación de medidas
sustitutivas a los estudiantes, quienes tendrán que firmar el libro de
asistencias cada 15 días ante los juzgados y tienen prohibido salir de
Honduras y no acudir a las protestas en la UNAH.
“POLICÍA ME AMENAZÓ DE MUERTE”
Una
de las estudiantes de la UNAH, Flor Raquel Euceda, que desapareció por
varias horas, comentó a través de las redes sociales que fue amenazada
de muerte por miembros de la Policía Nacional que participaron en el
desalojo del campus Ciudad Universitaria.
“Cuando
iba a cruzarme la calle una patrulla se estacionó a la par mía y me
dijeron que había una orden de captura en mi contra y ni siquiera
preguntaron mi nombre. Cuándo menos acordé estaba dentro de la
patrulla”.
“No
pude reaccionar a tiempo –prosiguió–y cuándo estaba adentró comencé a
gritar y allí ellos comenzaron a golpearme me dieron dos puñetazos uno
en el ojo y el otro en el estómago. Luego de eso me arrinconé en una
esquina del asiento de atrás. En mi morral lo que llevaba era una
capucha, comida, el celular y dinero. Al ‘bajo bajo’ saqué mi cel. y lo
escondí en mi parte íntima para que no me lo quitaran, luego de esto me
quitaron el morral. No andaba papeles, entonces ellos me dijeron que
les diera todos mis datos, yo me negué y ante mi negativa uno de ellos
me dio una cachetada. Sólo el que conducía la patrulla portaba uniforme
policial el otro vestía de civil”.
“Llegó
un momento y se estacionaron salieron de la patrulla y me dejaron sola.
En ése momento saqué mi celular y avisé a quien pude de lo que me
estaba ocurriendo, cuando me tomé la foto del golpe en mi ojo ellos
volvieron y me quitaron el celular pero no lo revisaron y ambos se
subieron en la parte delantera, dejándome sola en el asiento de atrás”,
narró.
Añadió
que “me estaba desesperando y empecé a golpear las ventanas de la
patrulla con la esperanza de que alguien escuchará en ése momento
comenzaron a gritarme con insultos. Amenazaron con agredir a mi familia y
me dijeron por ‘revoltosa es qué las encuentran encostaladas’. Luego de
eso, se estacionaron y volvieron a salir dejaron un celular de los
baratos juntó al radio policial, no lo pensé dos veces y llamé a mi
familia les di más o menos la dirección de dónde nos encontrábamos y con
muchos nervios puse el celular dónde estaba”.
“Si
no es por la denuncia en los medios de comunicación
#NoSeQueHubieseSidoDeMiVida. Eso es todo no quiero seguir recordando lo
más duro y difícil que he vivido en mi vida. Lo siento”, culminó.
EXPRESIDENTA DE EMPRESARIOS PIDE TOLERANCIA
La
expresidenta del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep),
Juliette Handal, pidió este día a través de su cuenta de Twiter que los
padres de familia den ejemplo de diálogo y paz y respeto.
Y
luego se ha preguntado: “¿Acaso quedó resuelto el problema de los
estudiantes? ¿Qué sigue? Los adultos debemos darle un ejemplo de
dialogo, paz, tolerancia y respeto”, señaló en un vídeo.
“No
puedo dejar de expresar mi sentimiento sobre lo que pasó hoy (ayer) por
la mañana en la UNAH, ¿es que acaso los problemas en nuestro país solo
se resuelven con presión, y con violencia, y con fuerza? ¿Es que no
somos capaces de generar un dialogo con los estudiantes, que son el
futuro de nuestro país y que tienen derecho a expresar lo que sienten?”,
sentenció.
DOS INTELECTUALES PROYECTAN IDEAS ACERCA DEL TEMA
FISCAL DEL MINISTERIO PÚBLICO ANALIZA LA UNAH
Estudiantes de UNAH contra planes neoliberales de privatizarla
Por Milson Salgado
Soy
un padre de familia que tiene dos hijas estudiando en la Universidad
Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Una Estudia la carrera de derecho y
la otra se decidió por estudiar la carrera de lenguas extranjeras.
Ellas no se han podido incorporar a las acciones estudiantiles de
protesta porque viven alejadas de la ciudad, pero me han dicho que
prefieren perder un período académico a perder para siempre la
Universidad Nacional Autónoma de Honduras, que de paso se convertiría de
un espacio público abierto para pobres, ricos y clase media en un lugar
reservado exclusivamente para las élites, y para darle legitimidad a la
cultura dominante y excluyente con la consiguiente desconstrucción del
lenguaje, de los dispositivos de manipulación masiva, y de la lógica de
la convivencia social y humana para justificar la segregación académica.
Para
nadie es desconocido que los éxitos escolares se obtienen según la
clase social de que provengan los estudiantes, y esto está dado en
función del acervo cultural que éstos posean y de relación continua que
tengan con la cultura dominante de las clases altas, cuyos intereses son
los que al final de cuentas se siguen reproduciendo curricularmente en
el mundo pretendidamente neutral de la academia. Ello sin eludir casos
excepcionales de capacidades individuales, esfuerzos sociales y
familiares que trascienden los estándares de marginalidad.
Las
actuales normas académicas que mandan al mundo de la deserción
universitaria a un gran número de estudiantes se cimentan en enfoques
naturalistas, y atribuyen el éxito o el fracaso académico a
desigualdades naturales y a dotes que ha concedido en forma desigual la
madre naturaleza. Con esa perspectiva reduccionista se busca justificar
los postulados de la igualdad formal de todos los alumnos, soslayando de
manera deliberada las desigualdades sociales que son las que al final
explican el éxito de los más aptos, y la adaptación cada vez más lenta
de los que han tenido poco contacto con la cultura dominante, que marca
el paso curricular de la academia defendida por profesionales del
sofismo, quienes les confieren cualidades asépticas y procuran
despojarla de enfoques interpretativos con sesgo.
A
la luz de estos presupuestos, es entendible acaso que los hijos de
clase social alta tengan más ventaja en la universidad, porque ellos ya
están inmersos desde su entrada en ella en la cultura dominante. Al
contrario los hijos de clases dominadas sufren un proceso de
aculturación a una cultura distinta a la suya propia, lo que les exige
un esfuerzo de adaptación y asimilación arduos que no alcanzan los
plazos temporales en que se suscita su expulsión universitaria. La
cultura de las élites está tan cerca de la cultura de la academia que el
alumno que procede de un medio campesino u obrero no puede adquirirla
sino a base de un esfuerzo continuado, mientras que a un alumno de clase
culta le vienen dados por su posición social.
De
modo que para unos, el aprendizaje de la cultura de la élite es una
verdadera conquista que se paga a un precio muy alto como el de tener
que abandonar la universidad como pasa con las actuales normas
académicas que al perderse tres clases tienes que abandonar la
Universidad, mientras que, para otros, constituye una herencia que
comporta, al mismo tiempo, la facilidad y las tentaciones de la
facilidad (Bourdieu y Passeron, 2011 pág., 51). Hay una evidente
afinidad entre la cultura académica y la cultura de la clase alta”
(Bourdieu y Passeron, 2011 pág. 109).
Estas
verdades sociológicas que han sido objetos de estudios en
investigaciones cualitativas y cuantitativas y descritas en tablas y
análisis estadísticos, han creado las bases de la Universidad pública en
el sentido de que la institucionalidad universitaria debe estar al
servicio de la adaptación de los que menos han tenido la oportunidad de
adaptarse a los enfoques clasistas de una academia que no ha sabido
librarse de su connatural elitismo, y por ello, los que han sabido
percibir ese fenómeno social como autoridades universitarias pasadas,
han dispensado espacios de tolerancia para tratar en un plano de
igualdad a los desiguales.
Sin
embargo, la recurrencia a la calidad académica por la calidad académica
misma, importando un bledo el destino de los estudiantes, clarifica la
intencionalidad de crear las condiciones objetivas para transitar de la
universidad pública a la Universidad privada donde se aplican criterios
de competencia, y en una perspectiva darwiniana, solamente sobreviven
los más aptos y se le rinde honores al éxito personal y a la
mercantilización de la educación.
El
ejército de excluidos con normas académicas que castigan y criminalizan
el origen social de los estudiantes, si pretenden coronar una carrera
universitaria tendrán que buscar una universidad privada, y la
Universidad Nacional Autónoma se convierte de facto en el Olimpo de las
élites peripatéticas que acortan las inversiones sociales y cumplen con
las exigencias de los organismos internacionales de crédito, y de paso
se abre la posibilidad para el incremento de las tarifas estudiantiles
que ya fueron aprobadas sin agotar consensos democráticos.
De
manera pues que los planes educativos y la misma carga curricular no
enseñan el funcionamiento de la sociedad misma. Sino más bien la cultura
de un grupo o una clase social determinada que ocupa una posición de
poder en la sociedad. Ese sistema educativo reproduce las relaciones
estructurales de la sociedad, y las relaciones de fuerza entre las
diferentes clases sociales.
La
educación, por tanto, cumple varios cometidos, una función cultural al
inculcar, transmitir y conservar la cultura dominante: hace
cotidianamente aceptable la cultura universitaria, codifica, homogeneíza
y sistematiza el mensaje educativo y a quien lo transmite. Tiene
también una función social, al reproducir la estructura social y sus
relaciones de clase. Y además posee una función ideológica, al
enmascarar esa función social bajo la apariencia de ser autónoma,
independiente y neutral; y cuanto mejor aparente esto la educación,
mejor realiza esas funciones. Y todo ello se suscita en última
instancia, de la mano del agente que es el catedrático, del cual el
sistema educación se asegura de que ponga todos sus recursos y celo al
servicio de su función de inculcación, al concederle la delegación de la
autoridad institucional de la educación.
El
catedrático ejerce sus funciones mediante sus acciones pedagógicas,
pero ellas están controladas por las clases dominantes, puesto que se
instrumentalizan para adoctrinar la arbitrariedad cultural; por ello,
ellas son medios de dominación y de reproducción. De esta maneta poder y
cultura firman un pacto para reproducirse en el tiempo y en el espacio.
Por lo que toda acción pedagógica se convierte ineludiblemente en una
violencia simbólica.
Ahora
la reacción que se produce en la persona cuando interioriza los
principios de esa arbitrariedad cultural, son hábitos, prácticas
intelectuales, morales y laborales, que perpetúan el poder social. La
institucionalidad secuestrada selecciona y legitima ese sistema de
hábitos y prácticas sociales impuestos por una clase, y bajo el discurso
manido de la academia aséptica presenta unos valores y normas
culturales de clase como si éstas fueran universales.
Contra
todos esta axiología de falsos valores se han enfrentado los
estudiantes, y han desenmascarado los planes tenebrosos que buscan con
olores de modernidad despojarlos de la educación pública y gratuita de
la que siempre habían gozado, y que en la lógica de las privatizaciones
del actual gobierno, el turno tocó las puertas a la educación, pero los
estudiantes han plantado la cara frente a las pretendidas movidas
hegemónicas, y han estado a la altura de la valentía y de la heroicidad
en el mero epicentro de un sistema dictatorial y represivo, y sobre
todo, han puesto en peligro sus vidas para salvar con su imaginación y
su erudición precoz el futuro de millones de hondureños.
Ante
este panorama desolador, comprendemos y levantamos banderas de
solidaridad y admiración ante las inteligentes propuestas de dialogo que
hacen los estudiantes a las autoridades universitarias, al relacionar
la falta de integración estudiantil en la conformación del gobierno
universitario, y en la nula y deliberada ausencia de comprensión
cultural y el carácter impositivo de las normas académicas que bajo
enfoques neoliberales pretenden arrebatarnos la universidad pública, y
llevarla mansamente al redil bobalicón de la universidad privada, donde
el debate se anula, el pensamiento se uniforma, la democracia es un
grito soslayado para unos pocos ingenuos y el elitismo cultural estampa
su huella para segregar la educación, y librarla de ese ejercito
asqueroso de pobres que en este espacio asignado por la providencia de
los que hipotecan el país entero no se les quiere dar ninguna cabida.
ANALISTA EXPLICA EL FONDO DE LA ALMA MATER
La mala educación
Por: Julio Raudales
Trato
de visualizar en perspectiva la actual problemática de nuestra
universidad, valiéndome de la distancia y el tsunami de trabajo que en
las últimas semanas arrecia y me obliga al contacto, siempre útil y
satisfactorio, con un buen número de instituciones de estudios superior
con las que debo dialogar en búsqueda de oportunidades para nuestros
estudiantes y profesores.
Llevo
35 años ligado al Alma Mater; mas de dos tercios de mi vida. Me había
alejado durante los 90s, debido a mi trabajo como economista en el
sector público y a la posibilidad que tuve de salir del país a realizar
estudios de post grado. Al retorno, ya incorporado de nuevo al gobierno
como técnico, luego de dictar una conferencia en la Facultad de Ciencias
Económicas, alguien me invitó a integrarme como profesor por hora,
oferta que acepté entusiasmado, desbordado por el deseo de compartir las
cosas que había aprendido en el extranjero.
Mi
reencuentro en aquel 2003 fue traumático. Como profesor me tocó revivir
la pesadilla estudiantil de los años 80: Deterioro en la
infraestructura, incertidumbre administrativa (Pasé 2 años sin recibir
salario), interrupciones prolongadas en los períodos académicos debido a
tomas por huelgas o problemas sanitarios, politización e ideologización
extrema y más.
Aunque
mi vida como docente por hora discurría ajena a los cambios que
comenzaban a generarse en 2006, empecé a percibir que algunas cosas eran
distintas. Al comienzo la reforma parecía marchar de forma lenta: ni
estudiantes ni profesores lográbamos entender el nuevo proceso y sin
embargo, poco a poco fuimos percibiendo que otra universidad era posible
y que hacerlo dependía fundamentalmente de nosotros.
Aunque
existía una consciencia generalizada de que la UNAH debía reformarse,
no todo el mundo lo tomó a bien. Hubo en aquel tiempo, como hoy,
oposición al cambio.
Nos
tocó vivir épocas turbulentas: El sindicato, la Asociación de Docentes,
los Frentes Estudiantiles, ¡en fin! Todos aquellos que se sintieron
afectados en sus canonjías y “conquistas” reaccionaron de forma negativa
cuando se trató de aplicar la nueva ley y reglamentos. Se comenzó a
hablar de evaluación docente, de certificación de carreras, de
internacionalización y de muchas otras cosas que eran nuevas a nuestros
oídos acostumbrados a una tradición marcada por la mediocridad y el
conformismo.
Todo
cambio genera reacción, es ley social. Los seres humanos amamos nuestra
zona de confort, no importa si estamos inconformes o tenemos conciencia
de la posibilidad de mejorar, es natural que nos sintamos inseguros
ante la incertidumbre que provocan las nuevas experiencias y que en un
primer momento deseemos que todo siga igual. Pero la razón y el deseo de
mejora finalmente deberían imponerse en las mentes racionales.
Pero
antes de continuar con la actitud actual los jóvenes y docentes
incorporados deberían considerar tres elementos: Qué es la UNAH a 10
años de reforma, las demandas del mundo actual y lo que leemos del
entorno.
Primero:
no debemos olvidar nunca que las 95,000 personas que conforman el
conglomerado universitario (maestros y estudiantes), son el porcentaje
más grande de la intelectualidad hondureña reunida en un solo ámbito.
Esa masa pensante no puede darse el lujo de retroceder a la caverna,
¿recuerdan a Platón? La UNAH avanzó mucho; atrás habían quedado esos
años aciagos en que perder clases era la regla y no la excepción. En
estos años, la institución luce distinta, se respira orden y hay espacio
para mejorar.
Por
supuesto que también hay que cambiar cosas, no todo es “miel sobre
hojuelas”, hay que tener más y mejores laboratorios, desarrollar un
centro de lenguas extranjeras, capacitar a nuestros docentes y en esas
estamos, pero suspender clases no puede bajo ningún punto, ser la vía
para que las mejoras se den. Se debe pensar en esos jóvenes que cada
periodo académico debe viajar y sacrificarse para recibir sus clases en
los distintos centros. No se puede hablar de lucha social y
reivindicación sin pensar en los altos costos del paro. Hay que ser
consecuentes.
Segundo:
las cosas han cambiado desde que llegó internet y la tecnología. Los
avances en el desarrollo de la neurociencia y las nuevas técnicas en el
conocimiento, nos constriñen a hacer las cosas de otro modo si queremos
ponernos a tono con los tiempos que corren. De eso se tratan las nuevas
normas académicas, de buscar formas adecuadas para insertar a los nuevos
profesionales en un mundo que cada vez les demandará más. Craso error
sería hacer caso omiso a las demandas de la realidad actual.
Por
último, creo que no debemos olvidar que vivimos en un mundo de nodos
interconectados. Sería ingenuo creer que lo que actualmente sucede en la
UNAH está aislado a una espontánea dinámica de cambios sugeridos por
las partes en disputa. La realidad nos muestra que hay fuerzas externas
que pretenden adueñarse de la institución con fines abyectos. Creo que
las autoridades, estudiantes y docentes, debemos leer de forma adecuada
lo que se vive en la actualidad.
Y a esas fuerzas externas solo me resta decirles: ¡Es de mala educación inmiscuirse en las cosas que no les conciernen!
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/1539-unah-reiniciara-periodo-entre-protestas-y-estudiantes-en-tribunales
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