sábado, 2 de julio de 2016

ESPECIAL: UNAH reiniciará periodo entre protestas y estudiantes en tribunales

La Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) ya planifica reprogramar el periodo académico para la próxima semana luego de un mes de protestas y negociaciones por reformas académicas que, según estudiantes, no buscan el bien social y, según autoridades, renovarán la educación superior; el diálogo entre las partes está en punto muerto. 
    Luego que ayer fueran desalojados por la fuerza de la UNAH, 24 estudiantes fueron sancionados este día con medidas sustitutivas por un juez penal, deberán firmar un libro de control, no podrán salir de Honduras y tampoco participar en protestas. La audiencia fue programada para el próximo 20 de julio.
Redacción Central / EL LIBERTADOR

Tegucigalpa. Entre los 24 estudiantes que enfrentan a la justicia hondureña por haberse tomado por más de un mes las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y el anuncio del restablecimiento de la actividad académica, no existe todavía consenso y acuerdo entre estudiantes y autoridades para acabar con la crisis en la alma mater.

La dirigencia de cientos de alumnos en protesta y la cúpula de la UNAH dirigida por la rectora Julieta Castellanos, se han acusado mutuamente de entorpecer el diálogo y que políticos de Libertad y Refundación (Libre) patrocinan las protestas; en tanto, el diálogo propuesto llegó a punto muerto con la intervención de la Policía, que siempre será un cuerpo extraño en un lugar de luz y de ciencias.

La alteración que padece la UNAH ha tomado un giro partidario: activistas del Partido Nacional, a través del movimiento de las “Camisas blancas” pretendieron desarticular las protestas estudiantiles, ya de por si infiltradas por familiares de políticos de la derecha radical como Fernando Anduray y agentes de inteligencia. 

Castellanos anunció al cierre de esta semana que impondrán castigos ejemplares a los estudiantes que dirigieron la toma de Ciudad Universitaria. Varios alumnos de la Universidad del Valle de Sula están con medidas sustitutivas y han sido neutralizados por haber tomado posturas, a su juicio, de defensa de la educación pública.


REINICIO DE CLASES
Las autoridades universitarias no han definido en qué fecha se reiniciará la jornada de clases, aunque anunciaron la clausura del periodo para unas 14 carreras por la toma de los campus de Tegucigalpa, San Pedro Sula, La Ceiba, Comayagua y Santa Rosa de Copán.  

Para que se cumpla el calendario –a pesar de los 32 días sin actividad académica–, la rectora anunció que policías y militares resguardarán todos los centros de la UNAH; en tanto, miembros del Movimiento Estudiantil Universitario (MEU) dijeron a EL LIBERTADOR que las protestas proseguirán hasta que se reinicie el diálogo y se deroguen algunas normas que afectan a los estudiantes.

MÁS PROTESTAS
“Que no crea la rectora Castellanos que nos vamos a amedrentar, vamos a luchar para que se reviertan las medidas que nos afectan. Dejamos claro que no es el 70 por ciento, deben mejorar las condiciones académicas”, señalaron los miembros del MEU.

Condenaron la forma abusiva, violadora de Derechos Humanos de cómo fueron desalojados de las instalaciones de la UNAH, acto ocurrido la mañana del 1 de julio y han enfatizado que la autonomía del centro de estudios “vio violentada al haber sido penetrada por la bota militar represora, bajo las órdenes de Julieta Castellanos y demás autoridades universitarias”.


CONFLICTO EN UNAH
Al respecto Castellanos ha dicho: “hemos vivido este conflicto universitario, hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance que era posible hacer, para que no se llegara a este momento”.

La autonomía –prosiguió– “no significa que tiene que ser un caos en la universidad, y que los estudiantes se la pueden tomar por tres semanas, cuatro semanas, por cinco semanas y que se pierdan periodos”.

La funcionaria aseguró que junto a docentes y personal administrativo se preparan para reiniciar la jornada y que el tercer periodo académico será intensivo, a fin de compensar el tiempo que se paralizó la UNAH.

Castellanos expone que con las medidas tomadas por el Consejo Universitario de posponer hasta 2018 la aplicación del 70 por ciento, unificar el pago de exámenes de reposición y brindar matrícula condicionada en lugar de cambiar de carrera a los alumnos que repitan tres veces una misma asignatura, entre otras, queda en evidencia que lo que motiva las tomas no son temas académicos, sino de “carácter político”.

“Si el tema académico fuera lo que les importara, estarían de lado nuestro, trabajando en conjunto, no interfiriendo las clases ni queriendo llevar la Universidad al caos y la incertidumbre de la que venimos”, dijo a periodista la rectora de la UNAH.

La funcionaria señaló que la crisis es “un ciclo que se repite cada año y que la Universidad no es un partido político, sino una institución académica que tiene la función de dirigir, organizar y desarrollar el nivel de educación superior en el país”.


“No podemos decir que la Universidad tiene todo a un nivel óptimo, todavía hay mucho por hacer, es un proceso. Por muchas razones, sobre todo por temas presupuestarios, no podemos avanzar de manera simultánea en todas las líneas, pero se está trabajando”, manifestó.

“Hay mucha gente que valora lo que se está haciendo, pero siempre hay sectores que están en contra y de estas inconformidades internas se aprovechan otros sectores para estimularlas y querer perjudicar a una institución para satisfacer beneficios personales o de un grupo, es una actitud oportunista, no se vale que manipulen a la juventud”, enfatizó.

DENUNCIAN VIOLENCIA
En un comunicado, los estudiantes en protesta denunciaron “toda la violencia ejercida por policías y militares quienes haciendo uso de la fuerza nos desalojaron sin dar ninguna opción, y de eso resultó varios compañeras y compañeros brutalmente golpeados y nuestra captura sin una orden previa, esto demuestra la ineficiencia de las autoridades universitarias, quienes al no ser capaces de darle una solución a la crisis, ejercen todo su poder represivo y autoritario”.

“Repudiamos el desarrollo de este proceso de detención, el cual fue y sigue siendo ilegal, dentro de los 24 detenidos por la defensa de nuestra universidad se encuentran dos menores privados de libertad desde tempranas horas de la mañana, siendo esto una clara violación a sus derechos, irrespetando todas nuestras garantías”.

ESTUDIANTES CAPTURADOS

Al cierre de esta nota, los alumnos con orden de captura son: 

1. Ariel Alejandro Álvarez Valladares
2.    Cintia Rosibel Flores Villanueva
3.    Jorkie Melissa Madrid López
4.    José Adonay Pidena Elvir
5.    Luis Carlos Rivera Lara
6.    Edwin Adalid Santamaría Portillo
7.    Daniela Alejandra Rico Rivas
8.    Gabriela Verenice Cubas Ochoa
9.    Génesis Fabiola Chávez López
10. Eduardo Enrique Aguilar Oseguera
11. José Isaías Palencia Mejía
12. Mario Roberto Reyes Tejada
13. Fausto Manuel Cálix Márquez
14. Gerson Daniel Moya Turcia
15. Baney Sebastian Rivera Aguilera
16. Kennye Estefan Aguilar Cuello
17. Jeny Jissele Núñez Palma
18. Jeny Mariela Reyes
19. Génesis Aracey Andino Vásquez.

                          Los 24 estudiantes sometidos a la justicia:

1. Alexandra Raquel Flores Sosa
2. Saúl Antonio Marroquín Díaz
3. Carlos Antonio Castro Del Cid
4. Kelline Johana Reyes Carranza
5. Jennifer Vannesa Flores Sánchez
6. Kevin Antonio Montoya Pérez
7. Wagner Eduardo Guillén Fúnez
8. Emmy Nohemy Jiménez Zelaya
9. Reynaldo Josué Madrid Rubio
10. Hezron Jacos Mairena Cárcamo
11. Daniel Abraham Vásquez Díaz
12. José Misael Flores Paredes
13. Jorge Elías Velásquez Contreras
14. Alejandra Michell Ávila García
15. Elvin Alberto Flores Alvarado
16. Ariel Alejandro Salinas Fúnez
17. Cristóbal Javier Vázquez Díaz
18. Saire Mayel Banegas Ramos
19. Allan David Ordoñez Aguilar
20. Carlos Emilio Flores Sosa
21. Roy Arístides Martínez Montes
22. Roberto Isaac Barrientos Díaz
23. Nelson Daniel Blanco Navarro (menor de edad y con sobreseimiento)
24. Andrea María Flores Sosa (menor de edad y con sobreseimiento).

Los acusados llegaron la madrugada de este sábado a los tribunales y al filo de las 2:00 de la tarde arrancó la audiencia para determinar si son sujeto de medidas sustitutivas o sin son enviados a la cárcel a la espera de la audiencia inicial.

No obstante, el Ministerio Público propuso la aplicación de medidas sustitutivas a los estudiantes, quienes tendrán que firmar el libro de asistencias cada 15 días ante los juzgados y tienen prohibido salir de Honduras y no acudir a las protestas en la UNAH.


                                “POLICÍA ME AMENAZÓ DE MUERTE”
Una de las estudiantes de la UNAH, Flor Raquel Euceda, que desapareció por varias horas, comentó a través de las redes sociales que fue amenazada de muerte por miembros de la Policía Nacional que participaron en el desalojo del campus Ciudad Universitaria.

“Cuando iba a cruzarme la calle una patrulla se estacionó a la par mía y me dijeron que había una orden de captura en mi contra y ni siquiera preguntaron mi nombre. Cuándo menos acordé estaba dentro de la patrulla”.

“No pude reaccionar a tiempo –prosiguió–y cuándo estaba adentró comencé a gritar y allí ellos comenzaron a golpearme me dieron dos puñetazos uno en el ojo y el otro en el estómago. Luego de eso me arrinconé en una esquina del asiento de atrás.  En mi morral lo que llevaba era una capucha, comida, el celular y dinero. Al ‘bajo bajo’ saqué mi cel. y lo escondí en mi parte íntima para que no me lo quitaran, luego de esto me quitaron el morral.  No andaba papeles, entonces ellos me dijeron que les diera todos mis datos, yo me negué y ante mi negativa uno de ellos me dio una cachetada. Sólo el que conducía la patrulla portaba uniforme policial el otro vestía de civil”.

“Llegó un momento y se estacionaron salieron de la patrulla y me dejaron sola. En ése momento saqué mi celular y avisé a quien pude de lo que me estaba ocurriendo, cuando me tomé la foto del golpe en mi ojo ellos volvieron y me quitaron el celular pero no lo revisaron y ambos se subieron en la parte delantera, dejándome sola en el asiento de atrás”, narró.

Añadió que “me estaba desesperando y empecé a golpear las ventanas de la patrulla con la esperanza de que alguien escuchará en ése momento comenzaron a gritarme con insultos. Amenazaron con agredir a mi familia y me dijeron por ‘revoltosa es qué las encuentran encostaladas’. Luego de eso, se estacionaron y volvieron a salir dejaron un celular de los baratos juntó al radio policial,  no lo pensé dos veces y llamé a mi familia les di más o menos la dirección de dónde nos encontrábamos y con muchos nervios puse el celular dónde estaba”.

“Si no es por la denuncia en los medios de comunicación #NoSeQueHubieseSidoDeMiVida. Eso es todo no quiero seguir recordando lo más duro y difícil que he vivido en mi vida. Lo siento”, culminó.


                    EXPRESIDENTA DE EMPRESARIOS PIDE TOLERANCIA

La expresidenta del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), Juliette Handal, pidió este día a través de su cuenta de Twiter que los padres de familia den ejemplo de diálogo y paz y respeto. 

Y luego se ha preguntado: “¿Acaso quedó resuelto el problema de los estudiantes? ¿Qué sigue? Los adultos debemos darle un ejemplo de dialogo, paz, tolerancia y respeto”, señaló en un vídeo.

“No puedo dejar de expresar mi sentimiento sobre lo que pasó hoy (ayer) por la mañana en la UNAH, ¿es que acaso los problemas en nuestro país solo se resuelven con presión, y con violencia, y con fuerza?  ¿Es que no somos capaces de generar un dialogo con los estudiantes, que son el futuro de nuestro país y que tienen derecho a expresar lo que sienten?”, sentenció.

DOS INTELECTUALES PROYECTAN IDEAS ACERCA DEL TEMA

FISCAL DEL MINISTERIO PÚBLICO ANALIZA LA UNAH

Estudiantes de UNAH contra planes neoliberales de privatizarla

Por Milson Salgado

Soy un padre de familia que tiene dos hijas estudiando en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Una Estudia la carrera de derecho y la otra se decidió por estudiar la carrera de lenguas extranjeras. Ellas no se han podido incorporar a las acciones estudiantiles de protesta porque viven alejadas de la ciudad, pero me han dicho que prefieren perder un período académico a perder para siempre la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, que de paso se convertiría de un espacio público abierto para pobres, ricos y clase media en un lugar reservado exclusivamente para las élites, y para darle legitimidad a la cultura dominante y excluyente con la consiguiente desconstrucción del lenguaje, de los dispositivos de manipulación masiva, y de la lógica de la convivencia social y humana para justificar la segregación académica.

Para nadie es desconocido que los éxitos escolares se obtienen según la clase social de que provengan los estudiantes, y esto está dado en función del acervo cultural que éstos posean y de relación continua que tengan con la cultura dominante de las clases altas, cuyos intereses son los que al final de cuentas se siguen reproduciendo curricularmente en el mundo pretendidamente neutral de la academia. Ello sin eludir casos excepcionales de capacidades individuales, esfuerzos sociales y familiares que trascienden los estándares de marginalidad.

Las actuales normas académicas que mandan al mundo de la deserción universitaria a un gran número de estudiantes se cimentan en enfoques naturalistas, y atribuyen el éxito o el fracaso académico a desigualdades naturales y a dotes que ha concedido en forma desigual la madre naturaleza. Con esa perspectiva reduccionista se busca justificar los postulados de la igualdad formal de todos los alumnos, soslayando de manera deliberada las desigualdades sociales que son las que al final explican el éxito de los más aptos, y la adaptación cada vez más lenta de los que han tenido poco contacto con la cultura dominante, que marca el paso curricular de la academia defendida por profesionales del sofismo, quienes les confieren cualidades asépticas y procuran despojarla de enfoques interpretativos con sesgo.

A la luz de estos presupuestos, es entendible acaso que los hijos de clase social alta tengan más ventaja en la universidad, porque ellos ya están inmersos desde su entrada en ella en la cultura dominante. Al contrario los hijos de clases dominadas sufren un proceso de aculturación a una cultura distinta a la suya propia, lo que les exige un esfuerzo de adaptación y asimilación arduos que no alcanzan los plazos temporales en que se suscita su expulsión universitaria. La cultura de las élites está tan cerca de la cultura de la academia que el alumno que procede de un medio campesino u obrero no puede adquirirla sino a base de un esfuerzo continuado, mientras que a un alumno de clase culta le vienen dados por su posición social.

De modo que para unos, el aprendizaje de la cultura de la élite es una verdadera conquista que se paga a un precio muy alto como el de tener que abandonar la universidad como pasa con las actuales normas académicas que al perderse tres clases tienes que abandonar la Universidad, mientras que, para otros, constituye una herencia que comporta, al mismo tiempo, la facilidad y las tentaciones de la facilidad (Bourdieu y Passeron, 2011 pág., 51). Hay una evidente afinidad entre la cultura académica y la cultura de la clase alta” (Bourdieu y Passeron, 2011 pág. 109).

Estas verdades sociológicas que han sido objetos de estudios en investigaciones cualitativas y cuantitativas y descritas en tablas y análisis estadísticos, han creado las bases de la Universidad pública en el sentido de que la institucionalidad universitaria debe estar al servicio de la adaptación de los que menos han tenido la oportunidad de adaptarse a los enfoques clasistas de una academia que no ha sabido librarse de su connatural elitismo, y por ello, los que han sabido percibir ese fenómeno social como autoridades universitarias pasadas, han dispensado espacios de tolerancia para tratar en un plano de igualdad a los desiguales.

Sin embargo, la recurrencia a la calidad académica por la calidad académica misma, importando un bledo el destino de los estudiantes, clarifica la intencionalidad de crear las condiciones objetivas para transitar de la universidad pública a la Universidad privada donde se aplican criterios de competencia, y en una perspectiva darwiniana, solamente sobreviven los más aptos y se le rinde honores al éxito personal y a la mercantilización de la educación.

El ejército de excluidos con normas académicas que castigan y criminalizan el origen social de los estudiantes, si pretenden coronar una carrera universitaria tendrán que buscar una universidad privada, y la Universidad Nacional Autónoma se convierte de facto en el Olimpo de las élites peripatéticas que acortan las inversiones sociales y cumplen con las exigencias de los organismos internacionales de crédito, y de paso se abre la posibilidad para el incremento de las tarifas estudiantiles que ya fueron aprobadas sin agotar consensos democráticos.

De manera pues que los planes educativos y la misma carga curricular no enseñan el funcionamiento de la sociedad misma. Sino más bien la cultura de un grupo o una clase social determinada que ocupa una posición de poder en la sociedad. Ese sistema educativo reproduce las relaciones estructurales de la sociedad, y las relaciones de fuerza entre las diferentes clases sociales.


La educación, por tanto, cumple varios cometidos, una función cultural al inculcar, transmitir y conservar la cultura dominante: hace cotidianamente aceptable la cultura universitaria, codifica, homogeneíza y sistematiza el mensaje educativo y a quien lo transmite. Tiene también una función social, al reproducir la estructura social y sus relaciones de clase. Y además posee una función ideológica, al enmascarar esa función social bajo la apariencia de ser autónoma, independiente y neutral; y cuanto mejor aparente esto la educación, mejor realiza esas funciones. Y todo ello se suscita en última instancia, de la mano del agente que es el catedrático, del cual el sistema educación se asegura de que ponga todos sus recursos y celo al servicio de su función de inculcación, al concederle la delegación de la autoridad institucional de la educación.

El catedrático ejerce sus funciones mediante sus acciones pedagógicas, pero ellas están controladas por las clases dominantes, puesto que se instrumentalizan para adoctrinar la arbitrariedad cultural; por ello, ellas son medios de dominación y de reproducción. De esta maneta poder y cultura firman un pacto para reproducirse en el tiempo y en el espacio. Por lo que toda acción pedagógica se convierte ineludiblemente en una violencia simbólica.

Ahora la reacción que se produce en la persona cuando interioriza los principios de esa arbitrariedad cultural, son hábitos, prácticas intelectuales, morales y laborales, que perpetúan el poder social. La institucionalidad secuestrada selecciona y legitima ese sistema de hábitos y prácticas sociales impuestos por una clase, y bajo el discurso manido de la academia aséptica presenta unos valores y normas culturales de clase como si éstas fueran universales.

Contra todos esta axiología de falsos valores se han enfrentado los estudiantes, y han desenmascarado los planes tenebrosos que buscan con olores de modernidad despojarlos de la educación pública y gratuita de la que siempre habían gozado, y que en la lógica de las privatizaciones del actual gobierno, el turno tocó las puertas a la educación, pero los estudiantes han plantado la cara frente a las pretendidas movidas hegemónicas, y han estado a la altura de la valentía y de la heroicidad en el mero epicentro de un sistema dictatorial y represivo, y sobre todo, han puesto en peligro sus vidas para salvar con su imaginación y su erudición precoz el futuro de millones de hondureños.

Ante este panorama desolador, comprendemos y levantamos banderas de solidaridad y admiración ante las inteligentes propuestas de dialogo que hacen los estudiantes a las autoridades universitarias, al relacionar la falta de integración estudiantil en la conformación del gobierno universitario, y en la nula y deliberada ausencia de comprensión cultural y el carácter impositivo de las normas académicas que bajo enfoques neoliberales pretenden arrebatarnos la universidad pública, y llevarla mansamente al redil bobalicón de la universidad privada, donde el debate se anula, el pensamiento se uniforma, la democracia es un grito soslayado para unos pocos ingenuos y el elitismo cultural estampa su huella para segregar la educación, y librarla de ese ejercito asqueroso de pobres que en este espacio asignado por la providencia de los que hipotecan el país entero no se les quiere dar ninguna cabida.


                      ANALISTA EXPLICA EL FONDO DE LA ALMA MATER

La mala educación

Por: Julio Raudales

Trato de visualizar en perspectiva la actual problemática de nuestra universidad, valiéndome de la distancia y el tsunami de trabajo que en las últimas semanas arrecia y me obliga al contacto, siempre útil y satisfactorio, con un buen número de instituciones de estudios superior con las que debo dialogar en búsqueda de oportunidades para nuestros estudiantes y profesores.

Llevo 35 años ligado al Alma Mater; mas de dos tercios de mi vida. Me había alejado durante los 90s, debido a mi trabajo como economista en el sector público y a la posibilidad que tuve de salir del país a realizar estudios de post grado. Al retorno, ya incorporado de nuevo al gobierno como técnico, luego de dictar una conferencia en la Facultad de Ciencias Económicas, alguien me invitó a integrarme como profesor por hora, oferta que acepté entusiasmado, desbordado por el deseo de compartir las cosas que había aprendido en el extranjero.

Mi reencuentro en aquel 2003 fue traumático. Como profesor me tocó revivir la pesadilla estudiantil de los años 80: Deterioro en la infraestructura, incertidumbre administrativa (Pasé 2 años sin recibir salario), interrupciones prolongadas en los períodos académicos debido a tomas por huelgas o problemas sanitarios, politización e ideologización extrema y más.

Aunque mi vida como docente por hora discurría ajena a los cambios que comenzaban a generarse en 2006, empecé a percibir que algunas cosas eran distintas. Al comienzo la reforma parecía marchar de forma lenta: ni estudiantes ni profesores lográbamos entender el nuevo proceso y sin embargo, poco a poco fuimos percibiendo que otra universidad era posible y que hacerlo dependía fundamentalmente de nosotros.

Aunque existía una consciencia generalizada de que la UNAH debía reformarse, no todo el mundo lo tomó a bien. Hubo en aquel tiempo, como hoy, oposición al cambio.
Nos tocó vivir épocas turbulentas: El sindicato, la Asociación de Docentes, los Frentes Estudiantiles, ¡en fin! Todos aquellos que se sintieron afectados en sus canonjías y “conquistas” reaccionaron de forma negativa cuando se trató de aplicar la nueva ley y reglamentos. Se comenzó a hablar de evaluación docente, de certificación de carreras, de internacionalización y de muchas otras cosas que eran nuevas a nuestros oídos acostumbrados a una tradición marcada por la mediocridad y el conformismo.

Todo cambio genera reacción, es ley social. Los seres humanos amamos nuestra zona de confort, no importa si estamos inconformes o tenemos conciencia de la posibilidad de mejorar, es natural que nos sintamos inseguros ante la incertidumbre que provocan las nuevas experiencias y que en un primer momento deseemos que todo siga igual. Pero la razón y el deseo de mejora finalmente deberían imponerse en las mentes racionales.

Pero antes de continuar con la actitud actual los jóvenes y docentes incorporados deberían considerar tres elementos: Qué es la UNAH a 10 años de reforma, las demandas del mundo actual y lo que leemos del entorno.
Primero: no debemos olvidar nunca que las 95,000 personas que conforman el conglomerado universitario (maestros y estudiantes), son el porcentaje más grande de la intelectualidad hondureña reunida en un solo ámbito. Esa masa pensante no puede darse el lujo de retroceder a la caverna, ¿recuerdan a Platón? La UNAH avanzó mucho; atrás habían quedado esos años aciagos en que perder clases era la regla y no la excepción. En estos años, la institución luce distinta, se respira orden y hay espacio para mejorar.

Por supuesto que también hay que cambiar cosas, no todo es “miel sobre hojuelas”, hay que tener más y mejores laboratorios, desarrollar un centro de lenguas extranjeras, capacitar a nuestros docentes y en esas estamos, pero suspender clases no puede bajo ningún punto, ser la vía para que las mejoras se den. Se debe pensar en esos jóvenes que cada periodo académico debe viajar y sacrificarse para recibir sus clases en los distintos centros. No se puede hablar de lucha social y reivindicación sin pensar en los altos costos del paro. Hay que ser consecuentes.

Segundo: las cosas han cambiado desde que llegó internet y la tecnología. Los avances en el desarrollo de la neurociencia y las nuevas técnicas en el conocimiento, nos constriñen a hacer las cosas de otro modo si queremos ponernos a tono con los tiempos que corren. De eso se tratan las nuevas normas académicas, de buscar formas adecuadas para insertar a los nuevos profesionales en un mundo que cada vez les demandará más. Craso error sería hacer caso omiso a las demandas de la realidad actual.

Por último, creo que no debemos olvidar que vivimos en un mundo de nodos interconectados. Sería ingenuo creer que lo que actualmente sucede en la UNAH está aislado a una espontánea dinámica de cambios sugeridos por las partes en disputa. La realidad nos muestra que hay fuerzas externas que pretenden adueñarse de la institución con fines abyectos. Creo que las autoridades, estudiantes y docentes, debemos leer de forma adecuada lo que se vive en la actualidad.

Y a esas fuerzas externas solo me resta decirles: ¡Es de mala educación inmiscuirse en las cosas que no les conciernen! 

http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/1539-unah-reiniciara-periodo-entre-protestas-y-estudiantes-en-tribunales

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