“Desprecia
tu pueblo, pero no hables de democracia; entrégate al extranjero, pero
no hables de patria; roba, pero no hables de honor; mata y cierra los
medios que sirven a la ciudadanía, pero no hables de libertad; ignora al
empobrecido, pero no gobiernes; vive en opulencia, pero con tu
dinero”.
Editorial
Aún
no se disipaba la densa niebla del gas lacrimógeno de aquellas 210
jornadas de resistencia, aún la ropa olía a desprecio, a llantas
quemadas, a sepelio y a cruel represión, cuando el pueblo traicionado
hasta por las iglesias, asistió de nuevo a las urnas del fraude por
quienes en siglos jamás estuvieron a la altura del honor y sapiencia
popular.
Pero
esos indignados fueron con reservas al casino electoral creyendo en el
cambio estructural del país delegado en sus líderes, y no porque todavía
esperen que el inicio de otra Honduras se vaya a firmar en la oficina
del bipartidismo, ahora pagando cualquier precio por un mando de largo
plazo a través de la reelección presidencial que dio el tiro de gracia a
una oposición que la sociedad proclamó y, en las urnas de 2013, la hizo
capaz de derrotar el aviso continuista del alicaído e impopular
gobierno nacionalista que contó apenas con 36 por ciento del total de
votantes y con el magistrado que también presidirá la próxima elección.
No
ocurrió así, la falta de un rápido programa de unidad hacia adentro y
hacia afuera una agenda común de país que combatiera la inacción, la
inmadurez, la vanidad y la codicia personal de diputados y liderazgos de
Libre y Pac, echó por tierra el sufragio soberano y acentuó mayor daño
nacional con la entrega al régimen de los poderes legislativo y
judicial.
La
oposición política se conformó con las migas de la fiesta, fue tan
inútil que el Partido Nacional le robó hasta diputados y diputadas, unos
ávidos de apariencia, atención y cargos, otros vivos anhelaban un
asiento con la gente que reparte el presupuesto y decreta quién sube y
quién baja en la escala pública, luego los usó para blindar la impunidad
y la reelección, en tanto, de manera simultánea empezó la difusión
masiva de dos conceptos de control mental del electorado, la del
presidente trabajador sin interés político y, la otra, el desprestigio
de opositores de Libre y Pac que en votación limpia arriesgan la
eternidad diseñada en Casa de Gobierno.
Los
que hablan hoy de reelección por eso mismo activaron el golpe de Estado
el 28 de junio de 2009, saben que clima de conflicto y detención de los
caminos pacíficos van unidos, esa ha sido la lógica del gobierno real
en estos años posgolpe, sólo así se entiende que la comunidad
internacional y la mayoría de hondureños tengamos una visión opuesta de
la realidad.
Más
de 60 mil asesinatos en estos siete años bastan para imaginar otros
indicadores de nuestra nación; desestimar esta gravedad y la decisión
colectiva forma parte de la misma trama geopolítica de Washington en
2009.
En la región, por menos han caído mandatarios contrarios a EE.UU. Viene
a tono de la elite política criolla –aclaro— por la bajeza humana que
es intemporal y universal la última carta de Petronio a Nerón, hilvanada
magistralmente en la obra "Quo Vadis”: “Roma se tapa los oídos por no
oírte, y el mundo se ríe de ti y te desprecia…Salud, augusto, y no
cantes; asesina, pero no hagas versos; envenena, pero no bailes;
incendia, pero no toques la cítara“. Este es el último consejo del
Arbiter Elegantiorum".
En
nuestra tierra puede decirse: “desprecia tu pueblo, pero no hables de
democracia; entrégate al extranjero, pero no hables de patria; roba,
pero no hables de honor; mata y cierra los medios que sirven a la
ciudadanía como Globo Tv, pero no hables de libertad; ignora al
empobrecido, pero no gobiernes; vive en opulencia, pero con tu
dinero”.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/avance/1468-siete-anos-despues-editorial-y-portada-el-libertador-junio-2016
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