domingo, 15 de marzo de 2015

¿Quién amenaza, realmente, a América Latina?

Estafeta 


Víctor Manuel Ramos

Hoy Venezuela es una amenaza para EEUU y mañana Brasil será una amenaza para EEUU, y pasado mañana Argentina será una amenaza para EEUU, y el martes Bolivia será una amenaza para EEUU, y el jueves Ecuador será una amenaza para EEUU, y el sábado Chile será una amenaza para EEUU, y el domingo Nicaragua será una amenaza para EEUU, y la semana que viene Cuba seguirá siendo una amenaza para EEUU, y el miércoles República Dominicana será una amenaza para EEUU y el viernes Uruguay será una amenaza para EEUU... 
Gabriel Impaglioni


Nicaragua nunca constituyó una amenaza para Los Estados Unidos, sin embargo, este pequeño país, hermano centroamericano, ha sufrido las agresiones norteamericanas en reiteradas ocasiones –una de las últimas, cuando se financió, armó y entrenó a la contra-; tampoco Guatemala, cuando era gobernada por Jacobo Árbenz, era un peligro para la seguridad norteamericana, pero la mano del Tío Sam intervino para derrocar ese gobierno que impulsaba reformas liberales en favor de los desposeídos de Chapinlandia;
Panamá, de igual manera, nunca representó una amenaza para los poderosos Estados Unidos de Norte América, era apenas un pequeño país que había dado la lucha por recuperar la soberanía de la Zona del Canal que le había arrebatado el poderoso país del Norte mediante una negociación truculenta, muy a pesar de eso, fue atacada con saña hasta demoler y reducir a polvo y ceniza a los habitantes del barrio marginal El Chorrillo. 
Tampoco representaban peligro para USA: Juan Bosh, de Dominicana; João Goulart, de Brasil; Maurice Bishop, de Grenada; Salvador Allende, de Chile; Juan José Torres, de Bolivia; Juan Velasco Alvarado, de Perú; Omar Torrijos de Panamá y Manuel Zelaya Rosales, de Honduras. Todos ellos fueron derrocados mediante la intervención directa o indirecta de Los Estados Unidos de América. Todos ellos gobernantes de países en donde se habían convertido en líderes –muchos electos democráticamente- de la conducción de procesos destinados a fortalecer el papel del Estado en el rescate de los miserables.

Por otra parte, nadie ignora la intervención de Los Estados Unidos en el imposición de las más sanguinarias dictaduras impuestas por la bota militar, sumisa al mando del Comando Sur, en gran parte de nuestros países: Castillo Armas en Guatemala, Tiburcio Carías y Oswaldo López en Honduras, Anastasio Somoza y sus críos en Nicaragua; los militares antipatriotas que gobernaron Perú, los militares asesinos que dirigieron Brasil, Augusto Pinochet y su reino del crimen en Chile, los militares argentinos usurpadores del poder de esa nación y lo mismo los militares bolivianos, paraguayos y uruguayos,  los militares salvadoreños y los seudo gobernantes democráticos de Venezuela. Recomiendo leer el libro de Juan Bosh: El Caribe: frontera imperial.

Ninguno de estos países representa una amenaza para la seguridad de Los Estados Unidos, por el contrario, es Los Estados Unidos la verdadera amenaza. No solo para los gobiernos democráticos y progresistas de América Latina y sus pueblos, sino también de gran parte de las naciones del mundo, como ejemplo citamos: Siria, Gasa, Libia, Irak y Afganistán, países que de vivir en paz y en prosperidad se han convertido en verdaderos infiernos, gracias a la intervención de los gringos.

¿Con qué arsenal pudo haber atacado la pequeña Granada a Los Estados Unidos? ¿Cuáles eran las divisiones de tanques o las flotillas de aviones con que pudo haber amenazado Árbenz a Los Estados Unidos? ¿De qué manera pudo haber tambaleado la seguridad yankee las acciones del presidente Zelaya Rosales en Honduras, con un  ejército sumiso al poderío militar norteamericano? ¿Qué acción de guerra en contra de los norteamericanos ordenó el Presidente Allende al Jefe del Ejército, General Pinochet? ¿Qué destructor o submarino envió Bolivia a merodear en las aguas jurisdiccionales de Los Estados Unidos de América? La respuesta para todas estas preguntas es la negación rotunda. Sin embargo todos estos países fueron agredidos inmisericordemente por USA.

Como ya ocurriera con Panamá y Granada, es probable que EE.UU. acabe atacando militarmente a Venezuela. Ni estos dos países ni Caracas representan amenaza alguna para EE.UU., pero a diferencia de los primeros, el país sudamericano cuenta con recursos estratégicos. La abogada y escritora Eva Golinger ha analizado la tensa situación entre Venezuela y EE.UU.

Declarar emergencia nacional y catalogar a Venezuela como una amenaza para la seguridad interna de EE.UU. tensa aún más las ya problemáticas relaciones entre los dos países. La abogada y escritora Eva Golinger ha analizado los planes de EE.UU, en Venezuela. Esta acción desproporcionada del Presidente Obama ha traído consigo la solidaridad continental de los gobiernos y los pueblos hacia Venezuela: UNASUR ha exigido la derogación del decreto de EE.UU. sobre Venezuela: "Se acabó tratar a América Latina como el patio de EE.UU."  Porque los países de América saben que cualquier agresión en contra de Venezuela afectará la estabilidad de toda la región.

Al declarar a un estado o una organización amenaza para la seguridad nacional, el Gobierno de EE.UU. "se auto justifica" para tomar acciones en su contra, sean económicas o incluso militares, afirma la abogada y escritora. Así que lo que temen los políticos venezolanos es precisamente "una acción belicista por parte de EE.UU.". Y este miedo no es infundado si recordamos, por ejemplo, los casos de Panamá o Granada, prosigue Golinger. A diferencia de estos dos países, Venezuela tiene recursos estratégicos –fundamentalmente petróleo–, lo que la convierte "aún más en un blanco para EE.UU."

Obama, auto declarado campeón en la defensa de los derechos humanos, quiere justificar su agresión con denuncias de violaciones de estos en Venezuela, pero se olvida de las masacres que ha cometido en Irak, en Afganistán, en Libia, y en todos los países de América Latina en los que ha intervenido militar o solapadamente. Están ahí los asesinados y desaparecidos en Honduras por la acción del General Gustavo Álvarez Martínez, cuya responsabilidad fundamental recae sobre el gobierno de Los Estados Unidos. Quiere Obama la libertad de los golpistas en Venezuela al mismo tiempo que somete a juicio unos militares que tramaban un golpe de Estado en contra del mismo Obama, que permite el asesinato de los negros desarmados, que persigue a Assange y a Snowden.

¿Qué moral es esta la de Los Estados Unidos de América de Norte que tira, como la gatita de María Ramos, la piedra y esconde la mano? Pero ojo: ahora está sacando nuevamente no su mano sino su puño amenazador en contra de Venezuela. ¿Qué logrará con esto el Tío Sam? Está por verse, tal como dijo el Che, Porque esta humanidad ha dicho basta y ha echado a andar.

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