

1.
El pasado jueves 26, al cumplirse seis meses de la criminal
desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, nos
impartió en Mérida, Yucatán, a obreros, profesionistas, estudiantes, una
larga charla el obispo de Coahuila Raúl Vera y fue claro al sostener
que actualmente las autoridades tienen un plan estratégico para
privatizar la educación y salud, ya que con eso controlarán por completo
al pueblo. Por ello es urgente que se dé cuanto antes la desaparición
forzada del gobierno actual de México, el cual está compuesto por gente
estúpida y podrida. Su plática fue de más de una hora y sus palabras
emocionadas lograron un fuerte apoyo de la concurrencia. Pero en lo que
puso el acento es en la construcción de una nueva Constitución o Carta
Magna con la directa participación por el pueblo.
2.
Los sacerdotes católicos Raúl Vera y Alejandro Solalinde han tenido una
fuerte presencia en los últimos 10 años; no se han cansado de dar
conferencias, realizar declaraciones y como hormiguitas cumplen con sus
actividades religiosas y de servicio a los pobres. Son dos curas de la
llamada Teología de la Liberación que se extendió desde los años sesenta
por todo México y el mundo.
Por sus posiciones religiosas y políticas
ante la injusta situación de opresión que se vive en México, veo a Vera y
Solalinde como los seguidores y sustitutos de otros religiosos de
enorme valor: Sergio Méndez Arceo, párroco de Cuernavaca, Morelos en los
años 70 y de Samuel Ruiz García, párroco de San Cristóbal de las Casas,
Chiapas durante 30 años, particularmente en los años 90, a raíz del
levantamiento zapatista indígena del EZLN.
3.
No puedo olvidar los radicales sermones de Méndez Arceo en la catedral
de Cuernavaca y en la iglesia de Cuautla contra Fidel Velázquez y los
líderes vendidos de la CTM que sojuzgaban a los obreros y campesinos de
México. Muchos excursionamos domingos a esos templos para escuchar los
razonamientos de Méndez Arceo; pero también leíamos en Excélsior los
lunes las violentas respuestas de Fidel Velázquez y corifeos a las
palabras de don Sergio. ¿Quién ha olvidado a don Samuel Ruiz y su
maravilloso papel de apoyo a las necesidades de los indígenas y de paso
al levantamiento zapatista? Aunque yo desde los 19 años me independicé
de todas las religiones, no dejo de admirar la corriente de la Teología
de la Liberación, particularmente a decenas de curas que conozco que
tomaron la opción por los pobres.
4.
La realidad es que con gran respeto he leído y seguido a la llamada
“Teología de la Liberación” que nació en los sesenta con la protección
del papa Juan XXXIII. Fui entendiendo que la iglesia católica está
dividida entre curas millonarios que ocupan los más altos cargos en el
Vaticano y en los países más poderosos y los curas o sacerdotes que
están en pequeñas ciudades y poblados que obedecen fielmente, por
disciplina y por miedo, a ese alto, rico y privilegiado clero. La
Teología de la Liberación nació para servir al pueblo pobre de las
pequeñas comunidades, para ayudarlo a soportar con menor sufrimiento sus
miserias y también para librar una lucha interna en la propia iglesia
que desde que nació ha estado penetrada por la corrupción y la jerarquía
autoritaria. Por eso todas sus batallas –la más importante en México la
que
libró el obispo Samuel Ruiz en Chiapas, paralela el levantamiento
zapatista- lograron mucho reconocimiento del pueblo.
5.
“¿Qué queda de la Constitución de 1917–preguntan muchos curas e
intelectuales convencidos de la necesidad de hacer otra- emanada de un
movimiento social armado que pretendió beneficiar a las masas populares,
cuando hoy la nación está puesta más que nunca al servicio de las
élites locales y extranjeras? ¿Cómo conmemorar lo hecho por un
Constituyente que tenía un intransigente mandato social tras de sí,
cuando ahora tres pandillas de aprovechados cambiaron cuanta letra
constitucional importante pudieron, todo a su contentillo y a título de
un pacto tejido en las penumbras? ¿Sigue siendo la Constitución la Carta
Magna del país, el contrato social que permite a los mexicanos medio
aspirar a vivir en paz, con armonía, seguridad y progreso?”.
6.
Se sabe que “Nuevas Constituciones” fueron elaboradas en Cuba,
Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Ecuador, después que nuevos gobiernos
asumieron el máximo cargo en esos países. Esas nuevas “cartasmagnas”
echaron abajo todos aquellos artículos o leyes que beneficiaban al
antiguo régimen para aprobar otros que beneficien al pueblo. Sin duda se
lograron y siguen poniéndose en práctica enormes avances; sin embargo
en tanto siga existiendo la poderosa fuerza del imperio de los EEUU
todos los avances siempre estarán amenazados o serán muy limitados
porque el capitalismo imperialista nunca permitirá que se consoliden.
Pero como consigna de lucha: “Una nueva Constitución”, seguirá siendo
válida.
7.
El pasado 21 de marzo, la Constituyente Ciudadana Popular reunida en la
ciudad de México señaló que “la solución a la crisis actual, a la
catástrofe humanitaria, está más allá de las elecciones del 7 de junio.
Que hay que elaborar un pacto social o proceso constituyente. Debemos
discutir la ruta o rutas que desde a resistencia y la desobediencia
civil pacífica entre quienes votan o no para que se vayan los
responsables del desastre nacional, la pobreza, la violencia, la
inseguridad; reflexionar sobre la estrategia para dar paso a la solución
de los problemas nacionales, la construcción de un nuevo gobierno y
ponerles un hasta aquí a los criminales que lucran con la tragedia
nacional y humana”
8.
Todas las estrategias de lucha contra la explotación y la miseria en el
capitalismo son válidas. Si por probada resulta imposible el triunfo de
la lucha armada en un país y asciende al poder –por la vía electoral-
un gobierno socialdemócrata puede aceptarse siempre que garantice la
plena libertad de protesta para el pueblo. Pero si ese gobierno –para
congraciarse con los grandes empresarios, con los medios de información-
comienza a legislar y a prohibir las manifestaciones del pueblo
explotado y oprimido, entonces debe combatírsele como un gobierno de la
burguesía. Por ello siempre debemos contar con un nuevo gobierno, una
nueva constitución y concepciones anticapitalistas.
9.
Hace algunas semanas se reunieron en el CUC (centro con más de 50 años
influido por la Teología de la liberación) varias personalidades que han
sustituido con sus acciones en defensa de los oprimidos, a muchos
pedantes “intelectuales”, políticos y artistas que por sus ligas o
compromisos con el poder gubernamental, empresarial o de los medios de
información, no se atreven a abrir la boca. Los curas Solalinde, Vera,
(como lo hubiese hecho otros curas Méndez Arceo o Samuel Ruiz) así como
la mayoría de los asistentes, han planteado la elaboración de una nueva
Constitución que eliminé todas las reformas privatizadoras que han
beneficiado a los grandes ricos. ¿Podrían ser estas personas factor de
unidad? (28/III/15)
alterar
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