Hay
mucha gente que considera a los mártires como una realidad obsoleta,
cosa del pasado o restos arqueológicos del cristianismo o de alguna de
las tradiciones religiosas. Sin embargo, su presencia, su legado y su
actualidad son indicativas de todo lo contrario. Este mes es mes de
aniversarios de los mártires para nuestra iglesia: ayer del P. Rutilio
Grande, dentro de unos días lo será Monseñor Romero y para mayo se
anuncia oficialmente su canonización.
Ayuda
también contextualizar las fechas de sus martirios y el momento
presente. Aunque son pocos los años que nos separan el momento
socio-político es diferente. Muestra de ello son las elecciones
salvadoreñas que acaban de realizarse. ¿Qué es lo nuevo que
encontramos? A pesar de la tardanza y polémica en conocerse los
resultados comencemos por ellos mismos.
Según
los analistas, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
(FMLN) ganó 86 alcaldías de las 262 del país, entre ellas la capital San
Salvador, la más importante por ser el municipio más poblado, con la
fuerza política nacional, donde radican los centros del gobierno y con
más potencia económica. Recuperar la capital ha sido un triunfo
rotundo. Según el conteo, el FMLN también se está ratificando como la
fuerza parlamentaria más grande de El Salvador, tanto para la Asamblea
Legislativa como para el Parlamento centroamericano. El FMLN "con esta
victoria reafirma su pertenencia al bloque de partidos de izquierda
revolucionaria comprometida con los sectores populares, solidaria y
lucha por construir una Latinoamérica libre para los latinoamericanos”.
Y nos siguen diciendo que “esta batalla electoral es la continuación de la disputa histórica entre dos proyectos sociales: el oligárquico y el popular-revolucionario. Expresa la nueva correlación de fuerzas abierta a partir de la conquista del gobierno en 2009. Refleja el nivel organizativo y la conducción política del FMLN y su correspondencia con las necesidades y anhelos de los sectores populares”.
Cuando el año pasado se anunciaba la posible canonización de Rutilio Grande el entonces superior de los jesuitas afirmaba que Rutilio Grande es el protomártir de los jesuitas de Centroamérica. Y se preguntaba: ¿Qué tipo de santo es Rutilio? ¿Cuáles son sus virtudes eximias y heroicas que muestran con nitidez la presencia de Dios en su vida? Sus biógrafos lo han subrayado con insistencia: la vida de Rutilio estuvo rodeada siempre por la fragilidad que Dios supo llenar con la firme fuerza de su presencia”.
Y nos siguen diciendo que “esta batalla electoral es la continuación de la disputa histórica entre dos proyectos sociales: el oligárquico y el popular-revolucionario. Expresa la nueva correlación de fuerzas abierta a partir de la conquista del gobierno en 2009. Refleja el nivel organizativo y la conducción política del FMLN y su correspondencia con las necesidades y anhelos de los sectores populares”.
Cuando el año pasado se anunciaba la posible canonización de Rutilio Grande el entonces superior de los jesuitas afirmaba que Rutilio Grande es el protomártir de los jesuitas de Centroamérica. Y se preguntaba: ¿Qué tipo de santo es Rutilio? ¿Cuáles son sus virtudes eximias y heroicas que muestran con nitidez la presencia de Dios en su vida? Sus biógrafos lo han subrayado con insistencia: la vida de Rutilio estuvo rodeada siempre por la fragilidad que Dios supo llenar con la firme fuerza de su presencia”.
Y
volviendo a nuestra pregunta sobre qué es lo que aportan nuestros
mártires a la vida de nuestra iglesia y sociedades debemos señalar que
no podemos contraponer o considerar como antagónicos el proyecto
ético-religioso y el proyecto político. Ambos van juntos, se necesitan y
se complementan. El uno no puede darse sin el otro. Digámoslo de una
vez: “la sangre de los mártires es semilla de cristianos” o,
actualizándolo, la vida entregada de Rutilio es lo que ha hecho posible
que el FMLN asuma el poder, se constituya en fuerza política y sea
portavoz de un proyecto político-social a favor de los pobres y las
mayorías.
Era
inimaginable que en la década de los setentas, época de represión,
escuadrones de la muerte, guerra civil, asesinatos y torturas
generalizadas, se vieran realizados los sueños y las utopías de nuestros
mártires. Hoy son una realidad, están en la arena política, conforman
los programas de gobierno de varios actores sociales, dialogan con sus
opositores-opresores y van anidándose poco a poco en el alma y en el
corazón de buena parte de la población.
Los
mártires son muchos y variados, eclesiales y sociales. Nos dicen que
el futuro, la utopía y los sueños de Dios y de los pobres, son
realizables, visibles y palpables. Ahora el relevo es nuestro “queriendo
recordar el testimonio valiente de nuestro santos y santas, y de
quienes, aun sin haber sido canonizados, han vivido con radicalidad el
evangelio y han ofrendado su vida por Cristo, por la Iglesia y por su
pueblo” (Documento de Aparecida DA, 98). Escuchar y descargar Nuestra Palabra
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