En uno de los peores casos de corrupción en la historia
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Inicia maratón para libertad de exdirector del Seguro Social
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Honduras
termina la semana con la noticia -que quizá para algunos ya era de
esperarse- del sobreseimiento definitivo por el delito de malversación
de caudales públicos en la compra de boletos aéreos, al ex director del
Instituto Hondureño de Seguridad Social... Leer más
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NUESTRA PALABRA
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Sobreseimiento y cabo suelto
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De
acuerdo al diccionario jurídico la palabra sobreseimiento hace
referencia a una resolución judicial bastante común dictada, ya sea por
un juez o por un tribunal, a partir del cual suspenden un proceso que se
estaba siguiendo como consecuencia de la falta de causas que
justifiquen la acción de la justicia en el mismo. No hay causas que
justifiquen los delitos de Mario Zelaya, eso es lo que hay detrás del
sobreseimiento.
En
el juicio que se le está siguiendo al señor Mario Zelaya, de amplias
señales criminales y delictivas conocidas, hubo en estos días una
primera sentencia judicial mediante la cual se le otorga sobreseimiento
definitivo por uno o dos de los delitos entre la lista de delitos por
los cuales está acusado.
Este
sobreseimiento no significa que el señor Mario Zelaya ya está libre de
todos sus delitos, ni que ya no irá a pagar varios de ellos por un buen
número de años. Pero sí confirma lo que ya todo mundo sabe: que detrás
de este señor existen poderosos tentáculos que mueven la justicia
conforme a intereses creados relacionados con el latrocinio cometido en
el Instituto Hondureño de Segura Social.
El
sobreseimiento definitivo está apuntado a una realidad mucho más
profunda. Significa que el señor Mario Zelaya no es el único autor
principal de tanto robo al Estado y a los derechohabientes. Entre las
acusaciones por las cuales el señor Mario Zelaya fue sobreseído, están
diversas compras abultadas que representaron fraude en contra del
Estado. La decisión judicial significa que si en lugar de haber sido
sobreseído a Mario Zelaya lo hubiesen condenado, tendrían que haber
enjuiciado a las empresas o empresarios privados que participaron del
fraude.
Mario
Zelaya no está solo. Su acción delictiva y criminal es sin duda parte
de una acción corporativa, es decir, de criminales organizados
severamente protegidos por el Estado y las instituciones privadas. Sin
duda ha de tener tentáculos muy bien extendidos entre grupos y personas
que gozan de alta honorabilidad y en alguno de los partidos políticos
que se precian de luchar contra la corrupción y de perseguir la
criminalidad.
El
señor Mario Zelaya es apenas un eslabón que a toda costa se busca
aislar para hacerlo aparecer como el único cabecilla, detrás del cual
van cayendo otras cabecitas, algunas de ellas tratadas con la morbosidad
propia de quienes se empecinan en hacer leña del árbol seco y caído.
Mario Zelaya parece que ha sido condenado a ser un cabo suelto, por obra
y orden de la gran corporación de saco y corbata.
Mario
Zelaya está quedando como un cabo suelto que ha de ser condenado por
todos los delitos posibles, menos por aquellos que vincule a ese cabo a
muchos otros cabos del eslabón que con afán trabaja para salir ileso e
intacto de este episodio judicial. El sobreseimiento parece ser parte de
un plan diseñado para que nadie más arriba de Mario Zelaya caiga en la
maraña judicial. Ha caído el gato con sus ratones. El operativo del cabo
suelto sigue con éxito su curso. Los tigres y las hienas siguen
devorando al Estado.
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