Son
las 7 de la mañana, tomo un taxi para asistir a una reunión. En la
radio suena la noticia de la semana, el Congreso Nacional aprobó un
decreto mediante el cual decidió, sin consulta alguna, pasar fondos de
los abonados del Seguro Social y del Instituto de Jubilados y
Pensionados a la corporación General Electric, para la generación de
energía eléctrica. A renglón seguido afirma el motorista, “mucho se ha
hablado en los medios de comunicación sobre ese tema, pero muy poco se
ha dicho.
No se ha dicho cómo va funcionar el traspaso de los fondos, a
qué tasa interés, cuándo se van a reintegrar esos recursos a las cuentas
de los institutos, a qué política pública responde y a qué intereses
beneficia dicha decisión”.
Hace
una pausa el taxista, y con mucha seguridad afirma: “En medio de todas
las dudas hay tres cosas claras: primero, el traspaso de los fondos de
los empleados públicos y abonados del Seguro Social a una transnacional
para hacer negocios con el propio Estado, segundo, el abuso de poder de
los diputados y su opción preferencial por los intereses de la elite
empresarial y transnacional; y tercero, nadie está protestando por todos
los abusos”.
A
las afirmaciones certeras de don Manuel, le responde un silencio de sus
acompañantes. Sin embargo, sus reflexiones están en sintonía con una
realidad que en los últimos años se ha profundizado de manera
escandalosa. La legislación de parte del Congreso Nacional a favor de
una transnacional, solo es una hebra de la madeja de todo el proceso de
desmantelamiento del Estado hondureño. Con el golpe de Estado los grupos
de poder han ido consolidando fuerza y acumulando riqueza, llegando a
tener un gobierno de su estricta confianza y a la altura de sus
ambiciones. Es decir, un gobierno de colmillo sanguinario, neoliberal
por convicción, el gobierno de la vida mejor, de unos poquísimos
millonarios.
Mientras
el gobierno de los ricos y corruptos avanza y se afianza, en sentido
contrario camina el movimiento social hondureño. Hasta mayo de 2009 el
movimiento social tenía la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular
como espacio de lucha y de resistencia a la privatización de los
recursos naturales y defensa de las instituciones públicas. Sin embargo,
en la segunda década del presente siglo, toda la lucha y sueños han
quedado en manos de la política electoral.
En
resumen, 5 años después del golpe de estado, la elite empresarial,
política y militar hondureña está más fuerte que nunca y el movimiento
social hondureño está en la extrema fragilidad. Han saqueado al seguro y
no nos movilizamos, estas vendiendo el territorio a pedazos y no nos
movilizamos, están despidiendo trabajadores públicos y nadie mueve un
dedo, están asesinando a la niñez, juventud y mujeres y todo sabe a
normalidad, hay casi 3 millones de desempleados, pero se sigue esperando
el milagro de que “Honduras está cambiando”.
Lo
que no hemos querido entender es que el poder no reside en las
instituciones, sino en los cartapacios de un reducido grupo de
políticos, empresarios y militares. Y por tanto, recuperar la
institucionalidad, la defensa de los recursos naturales y la
construcción y toma de poder solo será posible desde un pueblo
organizado, formado y en lucha permanente. Todo lo demás son espejismos e
ilusiones pasajeras. Don Manuel frunce el ceño, sabe que la realidad es
más compleja, pero ya no hubo tiempo para más, nuevas rutas le
esperaban.Derechos compartidos, citando la fuente | Contáctenos | Misión | Historia | www.radioprogresohn.net
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