La
mayoría de los actos de violencia que vive Honduras y Centroamérica
están vinculados al crimen organizado como el narcotráfico y tráfico de
armas, todo esto agravado por la corrupción, la pobreza y la
desigualdad, con un sistema de operación de la justicia salpicado por
los violadores de la ley.
Y
en nombre del rescate de la seguridad pública, en Honduras se está
avanzando, con paso acelerado, a la militarización de la sociedad.
Los
militares ahora ocupan el centro de atención en el tema de la seguridad
pública, la administración de instituciones del Estado, intervención de
oficinas y empresas estatales. Controlan los órganos operadores de la
justicia integrados en la llamada Fuerza de Seguridad Interinstitucional
Nacional, Fusina.
En
la década de los noventas, los militares recibieron un duro revés al
ser arrinconados a sus barracas y cuarteles, pero actualmente y a medida
avanza el tiempo, los militares aumentan más su control sobre el país.
El golpe de estado fue la puerta para irrumpir con su protagonismo,
teniendo como sus principales aliados a los políticos y empresarios.
La
apuesta es más que evidente: militarizar la sociedad para salvaguardar
los intereses de grupos y capitales multinacionales, en pocas palabras
mantener el estatus quo. Por eso hoy, los militares tienen el control de
la información y los puestos clave en las decisiones estratégicas del
país. Eso explica por qué están tan al frente de las telecomunicaciones.
Los
militares se han convertido desde guardianes de terratenientes pasando
incluso como protectores de empresas multinacionales que se están
instalando en diversos territorios del país con sus represas
hidroeléctricas y sus explotaciones mineras hasta lanzarse de lleno a
las calles y carreteras con sus operativos, desplazando la labor de una
maltratada y salpicada policía nacional preventiva.
Jamás
un pueblo podrá levantar la cabeza frente a un cuerpo armado que no
entiende de diálogos y consensos porque su formación, según el libreto,
es primero matar y después preguntar. Las posibilidades de cortar el
crecimiento y empoderamiento de los militares están en la respuesta
ciudadana a través de la movilización nacional y la denuncia pública,
además en la llamada oposición en el Congreso Nacional, ojalá, ambas
instancias, estén a la altura para responder a estos y otros desafíos.Escuchar y descargar Nuestra Palabra
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