El
bloguero y artista español Pablo Peinado publicó recientemente en el
periódico The Huffington Post, un artículo titulado “El país que
quiero”, que aunque se refiere a España, nos parece oportuno parafrasear
algunas de sus partes para referirnos al país que queremos en Honduras.
La
Honduras que queremos debe ser el país en el que toda la ciudadanía
tenga acceso a la justicia y a un sistema sanitario que se ocupe de
nuestra salud con dignidad. El país que queremos debe garantizar una
educación pública y de calidad en la que el alumnado aprenda los valores
cívicos de una sociedad democrática y abierta.
Queremos
un país en el que paguen más los que más tienen, sobre todo las enormes
empresas que ganan cientos de millones, y en el que la defensa de los
derechos humanos y la protección de aquellas personas que no pueden
valerse por sí mismas, sean unas de sus prioridades.
Queremos
un país ecológico y respetuoso con los animales, nuestros iguales,
donde se los defienda de los maltratadores. Queremos un país en el que
no impere la ley del fuerte, del más violento, del más macho, sino una
sociedad igualitaria sin estereotipos, sin príncipes ni princesas, y
donde ser niña, negra, indígena, pobre, persona LGTBI o tener ciertos
apellidos no te predestine a ser o a no ser.
El
país que queremos es uno en el que el ejército y la policía estén al
servicio de la ciudadanía y no al servicio de los grandes poderes
fácticos; queremos un país en el que la religión sea algo privado y
espiritual, no una multinacional ni una cuestión de Estado.
Queremos
una Honduras en la que el dinero no ocupe el lugar de la ley ni el
poder usurpe el lugar de la democracia. Queremos un país en el que todos
y todas las ciudadanas sean escuchadas, sean realmente iguales ante la
ley.
El
país que queremos es aquel en el que la felicidad y el bienestar de
todas las personas sea el principal objetivo y en el que quienes nos
representan sean como el resto de la ciudadanía, y no unas nuevas
personas ricas dispuestas a chuparnos la sangre para enriquecerse lo
antes posible a nuestra costa, y a sacrificar los intereses generales
por los intereses de las grandes empresas y capitales.
Queremos
un país en el que las personas, como lo señala la intelectual mexicana
Denise Dresser, “nunca dejan de exigir, protestar, reclamar, contribuir,
proponer, esperar más antes que conformarse con menos. Los que hacen
suya la frase de Emily Dickinson: ‘Ignoramos nuestra verdadera estatura
hasta que nos ponemos de pie’”.
El país que queremos es aquel en el que la ciudadanía toma consciencia de que ya es hora de ponerse de pie.Escuchar y descargar Nuestra Palabra
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