Tras dos semanas de tomas y negativas en UNAH
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Se abren puertas del diálogo entre estudiantes y autoridades
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Después
de 16 días de la toma de las instalaciones de la Universidad Nacional
Autónoma de Honduras en el Valle de Sula, Unah – VS las autoridades
llegaron a un acuerdo para iniciar a dialogar con los estudiantes de las
diferentes carreras que encabezaron esta acción de protesta... Leer más
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NUESTRA PALABRA
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“Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”
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Acaba
de finalizar en Roma el “Encuentro Mundial de los Movimientos
Populares”. Lo han denominado “encuentro histórico” puesto que es la
primera vez que los movimiento populares y el Papa debaten sobre la
desigualdad y exclusión social”. En dicho encuentro ha sido central el
discurso del Papa Francisco a toda la asamblea, del cual subrayamos
algunos puntos.
Lo
que ha pretendido es poner en su lugar a la Doctrina Social de la
Iglesia: dialogar con la DSI y desde la DSI. Por eso afirma que “no se
entiende que el amor a los pobres está al centro del Evangelio. Tierra,
techo y trabajo, eso por lo que ustedes luchan, son derechos sagrados.
Reclamar esto no es nada raro, es la doctrina social de la Iglesia”.
Para
Francisco el centro de la realidad social son la persona humana, las
periferias y los pobres: “Porque en este sistema se ha sacado al hombre,
a la persona humana, del centro y se lo ha reemplazado por otra cosa.
Porque se rinde un culto idolátrico al dinero. Porque se ha globalizado
la indiferencia!, se ha globalizado la indiferencia: a mí ¿qué me
importa lo que les pasa a otros mientras yo defienda lo mío? Porque el
mundo se ha olvidado de Dios, que es Padre; se ha vuelto huérfano porque
dejó a Dios de lado”. Son resultado de una previa opción social, de un
sistema económico que pone los beneficios por encima del hombre, si el
beneficio es económico, sobre la humanidad o sobre el hombre, son
efectos de una cultura del descarte que considera al ser humano en sí
mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar”.
En
su discurso el Papa Francisco dialoga, apoya y asume las prioridades
del movimiento popular mundial: “Yo los acompaño de corazón en ese
camino. Digamos juntos desde el corazón: Ninguna familia sin vivienda,
ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ninguna
persona sin la dignidad que da el trabajo. Queridos hermanas y hermanos:
sigan con su lucha, nos hacen bien a todos. Es como una bendición de
humanidad”.
Debido
a que este encuentro no responde a ninguna ideología recordamos que
“los cristianos tenemos algo muy lindo, una guía de acción, un programa,
podríamos decir, revolucionario. Les recomiendo vivamente que lo lean,
que lean las bienaventuranzas que están en el capítulo 5 de San Mateo y 6
de San Lucas, (cfr. Mt 5, 3 y Lc 6, 20) y que lean el pasaje de Mateo
25. Se los dije a los jóvenes en Río de Janeiro, con esas dos cosas
tiene el programa de acción”.
Lo
más desconcertante de todo es que tanto los Movimiento Populares como
la Iglesia siendo dos realidades que deberían caminar juntas, sin
embargo, se mantienen en nuestro país alejadas, separadas y distantes.
Hay un rechazo y una exclusión mutua que las hace ver como enemigas,
irreconciliables y en confrontación permanente. Máxime cuando tenemos en
cuenta que nuestra Iglesia hondureña es pobre, cercana y trabajando con
y en medio de las clases populares. Ciertamente lo que más abunda entre
nuestros pobres son los que no tienen poder, los que no están
organizados, los que no son conscientes de sus derechos y desconocen las
causas estructurales de la desigualdad y la exclusión.
En
razón de ello se hace más necesario que nunca implementar lo que dice
la “declaración final”: llevar la "Carta de los excluidos a los
excluidos", el Discurso del Papa Francisco y la propuesta de crear un
“Espacio de Interlocución permanente entre los movimientos populares y
la Iglesia”. Si el caminar conjunto de la Iglesia y de los movimientos
populares tiene hondas raíces bíblicas, evangélicas y en la doctrina
social de la Iglesia es evidente que tenemos que rectificar ese divorcio
y temores recíprocos excluyentes porque “lo que Dios ha unido que no
debe separarlo el hombre”.
Finalizamos
recogiendo las últimas frases de la “Declaración Final”: “¡Tierra,
Techo y Trabajo son derechos sagrados! ¡Ningún trabajador sin derechos!
¡Ninguna familia sin viviendas! ¡Ningún campesino sin tierra! ¡Ningún
pueblo sin territorio! ¡Arriba los pobres que se organizan y luchan por
una alternativa humana a la globalización excluyente!”
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