Desde hace cinco años Ángel Amílcar Colón guarda prisión en Mexico.
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Proceso Digital / Martes,30 de Septiembre 2014-12:14
Tegucigalpa
- El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, Roberto Herrera
Cáceres, lamentó hoy que el proceso contra el migrante hondureño Ángel
Amílcar Colón se haya extendido por más de 5 años y aseguró que cada día
que pasa, en la prisión de máxima seguridad en México, es una
acumulación de violaciones a sus derechos humanos.
- Comisionado de DDHH reclama libertad y derechos de su compatriota.
En
reunión sostenida, este martes, en México, con el director del Centro
de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh), Mario
Patrón, el ombudsman hondureño calificó de “terribles” los daños
psicológicos y morales que está sufriendo tanto Amílcar Colón, que
guarda prisión, como su familia y su misma comunidad garífuna.
Durante
la entrevista, Herrera Cáceres hizo un recuento de las violaciones a
los derechos humanos que ha sufrido el migrante hondureño desde que fue
privado de su libertad por las autoridades mexicanas, en marzo del 2009.
Mencionó
para el caso, que el juicio ha durado más de 5 años y aún no hay
sentencia, a lo anterior se suma el hecho que no fue notificado
consularmente, fue objeto de torturas, lo mantuvieron incomunicado de su
familia y otras violaciones que hacen que el proceso sea nulo desde
el inicio.
Reiteró
que un proceso que ha durado más 5 años sin sentencia, es
excesivamente largo en cualquier Estado de derecho y viola todos los
principios de plazo razonable.
“Nos
encontramos que cada día que él está allí, privado de su libertad en
esa cárcel de máxima seguridad en México, es para acumular más
violaciones a sus derechos humanos”, cuestionó.
Fue reciente que este hombre logró que por primera vez desde su detención que lograra ver a su esposa y a su hijo.
Según el defensor de los derechos humanos, lo importante, en este momento, es que Amílcar Colón logre su libertad.
Herrera
Cáceres, se encuentra en México realizando acciones en defensa del
migrante hondureño, además participará en la XIX Asamblea General y
Congreso Internacional de la Federación Iberoamericana de Ombudsman
(FIO) que tendrá lugar en México, del 1 al 3 de octubre, en la que se
abordarán temas relativos a la niñez, mujer, migrantes y trata de
personas, se informó en esta capital.
Es una “tragedia humanitaria” lo que ocurre en México
Por su parte, el director del Centro Prodh, Mario Patrón, destacó el compromiso y capacidad de respuesta asumida tanto por el Comisionado de los Derechos Humanos, Roberto Herrera Cáceres como por el embajador de Honduras en México, Mariano Castillo.
Declaró que el Centro asumió la defensa de Ángel Colón luego que éste les enviara una carta solicitándoles apoyo.
“No
podíamos soslayar la solicitud de un garífuna que lleva más de 5 años
de estar en prisión, donde la constante han sido las graves violaciones a
los derechos humanos que ha sufrido tanto las vinculadas a su libertad
personal como con su integridad física”, expresó
Calificó
como una “tragedia humanitaria” lo que está pasando en su país,
México, con las personas migrantes, cuyo destino es Estados Unidos.
“Es
una tragedia humanitaria, no la puedo catalogar de otra manera, estamos
hablando de migrantes secuestrados, extorsionados, desaparecidos,
ejecutados y torturados”, puntualizó.
Miles de migrantes condenados, no por las leyes sino por el abandono
Patrón indicó que para el Centro Prodh, el caso de Ángel Amílcar Colón, representa la oportunidad de evidenciar una arista más, que era un componente no visibilizado hasta ahora, en esa “tragedia humanitaria” que se vive en México.
Agregó
que en las cárceles de su país hay miles de migrantes centroamericanos
que están detenidos, acusados de delitos y prácticamente condenados, no
por las leyes sino que por el abandono.
En
su criterio son personas que por su calificación de indocumentadas y
sin redes de apoyo, por no contar con una representación jurídica
adecuada están en condición de vulnerabilidad extrema, como ocurrió con
Ángel Colón.
Procurador General de México fue interpelado en la cámara de diputados
Patrón ve con mucha satisfacción que el Procurador General de la República de México haya dado instrucciones a sus asistentes para que se haga justicia en el caso del migrante hondureño y también defensor de los derechos humanos del pueblo garífuna
El
funcionario compareció ante el Congreso Nacional de México donde fue
interpelado, la semana recién pasada, por diputados mexicanos en torno
al caso del hondureño Ángel Colón.
En
julio, el ombudsman hondureño remitió una misiva dirigida a diputados
del Congreso Nacional de Honduras donde les informó pormenorizadamente
del caso y les pidió que a través de ese poder del Estado realizarán
las gestiones necesarias para apoyar al migrante hondureño, sin embargo,
meses después aún no se han pronunciado.
Un sueño que terminó en una cárcel de máxima seguridad
A sus 32 años y dejando a su esposa e hijos, Ángel Amílcar Colón salió de Honduras el 7 de enero de 2009 con la intensión de llegar a Estados Unidos para ayudar a su familia y sobretodo, pagar la atención médica de uno de sus hijos, quien fue diagnosticado con cáncer y que meses después murió.
El
garífuna viajó 34 horas dentro de la caja refrigerada de un camión que
le llevará al Distrito Federal, al parecer, con él iban otras 119
personas.
Del
Distrito Federal salió hacia Tijuana, Baja California (frontera con
EEUU), a donde llegó dos meses después. Allí conoció a una persona que
le prometió falsamente ayudarle a cruzar la frontera y le llevó a una
casa donde fue amenazado desde el inicio.
Al
llegar, se le informó que no podía entrar a ciertas habitaciones, ni
hacer preguntas sobre lo que viera u oyera y tampoco podía asomarse por
las ventanas “si quería seguir con vida”.
El
9 de marzo de 2009, cuando llevaba 4 días en la casa, el hondureño
escuchó golpes violentos y detonaciones de arma de fuego que provenían
del exterior. Sin saber lo que pasaba y ante el temor de perder su vida,
salió por la parte trasera de la vivienda.
Se
trataba de un operativo conjunto de la Policía Federal Preventiva, la
Estatal Preventiva, la Ministerial del Estado y la Municipal que
justificaron el operativo argumentando que estos últimos habían
escuchado detonaciones y pedido refuerzos para investigar.
Ángel
fue detenido junto a otras diez personas, acusado de haber cometido
diversos delitos federales, como delincuencia organizada, acopio de
armas de uso exclusivo del Ejército y delitos contra la salud en su
modalidad de posesión de cocaína y marihuana con fines de comercio.
Ángel
Amílcar Colón Quevedo se encuentra encarcelado en el Centro Federal de
Readaptación Social No 4 Noroeste en Tepic, Estado de Nayarit, México.
http://www.proceso.hn/component/k2/item/88607-preso-de-conciencia-acumula-violaciones-en-su-contra-durante-su-cautiverio-en-m%C3%A9xico.html
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Honduras: La lucha contra la tortura: "No bajen la guardia"
Por Alex Neve, Director Ejecutivo de Amnistía Internacional Canadá (habla inglesa)
Llevábamos dos horas y media de viaje desde que salimos de Guadalajara. Al acercarnos, el ominoso nombre de la cárcel, CEFERESO número 4, Centro Federal de Readaptación Social, surgió, enorme e intimidante, al pie de una colina.
La siguiente hora la pasamos recorriendo interminables controles de seguridad, la mayor cantidad por la que he pasado en una visita a una cárcel en ningún lugar del mundo. Nos pusieron un sello en los antebrazos, visible sólo con una luz especial, y que tuvimos que enseñar a la salida para demostrar que ninguno se había quedado en lugar de un preso. De hecho, la seguridad visible era mayor de lo que yo había visto en ninguna de mis visitas al centro de detención de Estados Unidos de Guantánamo, en Cuba.
Todo esto, pensarán ustedes, porque el equipo de Amnistía iba a ver a un famoso terrorista, al capo de un cartel de la droga o a un temido jefe de la delincuencia organizada.
Nada de eso. Íbamos a entrevistar a Ángel Amílcar Colón Quevedo, activista de derechos humanos que ha soportado tortura, discriminación racial y un proceso jurídico terriblemente injusto durante más de cinco años. Que un hombre así, tras haber pasado por semejante abanico de graves violaciones de derechos humanos, esté encerrado en un lugar tan ominoso y duro añade una dimensión especialmente cruel a las injusticias que ha sufrido.
Ángel, un hombre elocuente que rezuma elegancia, dignidad y un estimulante compromiso con la justicia, nos habló de su trabajo y de sus viajes en defensa de su comunidad afrodescendiente garífuna y denunciando problemas medioambientales. A comienzos de 2009, sufrió una inmensa tragedia personal: uno de sus dos hijos enfermó de cáncer y el dinero necesario para costear el tratamiento que podría salvarle la vida al muchacho superaba con mucho lo que su padre podía ganar en Honduras. Como tantos cientos de miles de centroamericanos y centroamericanas, emprendió el viaje de la emigración. Atravesó México, en dirección a la frontera con los Estados Unidos, con intención de cruzarla y encontrar un trabajo con el que conseguir el dinero que su familia necesitaba deseperadamente.
Pero todo salió muy mal. La policía estatal hizo una redada en la vivienda de Tijuana donde esperaba para cruzar. Ángel huyó, pero fue detenido en las inmediaciones.
Y entonces comenzó la tortura.
Lo golpearon una y otra vez en las costillas, le hicieron caminar arrodillado, le dieron patadas y puñetazos en el estómago. Con los ojos vendados, lo trasladaron a una base militar, donde oía los gritos de otras personas que estaban siendo torturadas.
Le pusieron una bolsa de plástico en la cabeza para provocarle sensación de asfixia. Lo hicieron desnudarse y lamer los zapatos de otros presos. Proferían contra él insultos racistas. Y todo esto siguió durante 16 horas, después de las cuales lo obligaron a hacer una declaración y sirviéndose de ella lo acusaron de pertenencer a una banda de delincuentes. A pesar de que se retractó de lo declarado cuando más tarde fue llevado ante un juez, y describió cómo lo habían torturado, esa declaración sigue formando parte del sumario y no se han investigado los hechos.
Hasta este año, cinco después de su terrible experiencia, no ha sido examinado por fin por expertos médicos independientes, que han confirmado casi con total certeza que fue torturado. Y sin embargo, sigue tras las rejas.
Las próximas semanas son críticas, pues la fiscalía decidirá a mediados de octubre si sigue adelante con el caso.
Al comenzar nuestra visita, le informamos de la oleada de activismo que, tanto en México como en todo el mundo, se ha desarrollado y se desarrollará en su favor. Pudimos mostrarle páginas y páginas con los mensajes de solidaridad de más de 2.000 personas que ha recogido la Sección Mexicana. Enseguida sus ojos se llenaron de lágrimas, sin duda conmovido por saber que tanta gente, en tantas partes del mundo, sabía de su caso, se preocupaba por él y actuaba para conseguir su libertad.
Nos contó la profunda tristeza que sintió cuando supo que su hijo había muerto de cáncer pocos meses después de salir él de Honduras, y el dolor de llevar tanto tiempo separado de su esposa y su otro hijo, que sólo tenía dos años cuando se fue.
Pero aún tiene esperanza de que se hará justicia: “Ahorita me gustaría algo: que pongan ante la justicia a la gente que cometió estos actos. […] Que se presente a la justicia y que la justicia haga lo que deba hacer. Para que esas cosas no vuelvan a pasar. Que lo que me pasó a mí no le pase a otras personas.”
Expresó su agradecimiento a las personas que habían actuado en su caso y en otros. Y con el corazón en la mano, pidió que todas las personas que se habían solidarizado con él y que están contra la tortura “no bajen la guardia”. Como señaló: “La tortura no tiene color, no tiene raza, no tiene distinciones algunas. Puede ser cualquier persona. Y destruye. Destruye la vida, destruye a la persona.”
Al terminar nuestra visita hubo cálidos y estrechos abrazos. Me sentí como si me despidiera de un buen amigo, pero sabiendo que nos volveríamos a encontrar. Todo el equipo salió del CEFERESO número 4 con la firme determinación de hacer todo lo que pudiéramos en las próximas semanas para atraer aún más atención sobre el caso y generar aún más presión sobre las autoridades mexicanas. La decisión sobre el caso está prevista para mediados de octubre, el margen de tiempo para conseguirlo es crítico.
Ángel confía en que su libertad está cerca. “Para mí me gustaría en este momento que se me diera la libertad”, nos dijo. Su confianza debe ser nuestra confianza. Su determinación debe ser la nuestra.
#StopTortura en México. #Free Ángel Colón. Firma la petición. Escribe una carta. Y consigue que el mayor número posible de amistades, familiares y compañeros y compañeras de trabajo lo hagan también.
No podemos bajar la guardia.
www.alzatuvoz.org/amilcar/
Tras entregarle los mensajes de solidaridad que fueron enviados de todas partes del mundo, Ángel Amílcar agradeció a todas las personas y organizaciones que se han solidarizado con su caso y luchan contra la tortura y discriminación donde quiera que se encuentren.
No descansaremos hasta ver a Ángel Amílcar reunirse con su familia en libertad. Alza tu voz por él en: www.alzatuvoz.org/amilcar
http://aimexico.tumblr.com/
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