Tiempo.hn / Domingo, 28 Septiembre 2014 - 23:58.
Familiares de los mineros esperaban las detonaciones en la mina para poder sepultarlos.
Los familiares de los ocho mineros soterrados en la mina
artesanal “Cuculmeca” de San Juan Arriba, El Corpus, Choluteca,
continúan con las esperanzas de que el gobierno les entregue los cuerpos
de sus hijos, esposos y padres para sepultar sus restos dignamente.
“Mi hijo Wilmer Catarino Ramírez (22)ya se había graduado de bachiller, pero como nosotros somos pobres, él siempre nos decía que iba a buscar otro trabajo para ayudarnos más”, expresó Catarino Ramírez(63), con sus ojos llenos de lágrimas y observando la montaña antes de la detonación.
“Mi hijo Wilmer Catarino Ramírez (22)ya se había graduado de bachiller, pero como nosotros somos pobres, él siempre nos decía que iba a buscar otro trabajo para ayudarnos más”, expresó Catarino Ramírez(63), con sus ojos llenos de lágrimas y observando la montaña antes de la detonación.
Luego de un fuerte suspiro y después de secarse el rostro y las
pupilas con sus manos, narró que lo único que piden es que le entreguen
el cuerpo de su hijo menor para poder llevarle flores a su tumba.
“Él nos decía: ¡papá!, si hallo otro trabajo vamos a estar mejor; porque a pesar de la pobreza me sacaste del colegio”, recordó el sexagenario mientras esperaba las detonaciones de dinamita en la “Cuculmeca”.
No obstante, lamentó que después de tres meses el gobierno no haya agilizado los trámites para el rescate de los ocho hombres que murieron trabajando para llevar alimento a sus hogares.
PERDIÓ ESPOSO Y HERMANO
Mientras tanto, Gilsa Dinora Cárcamo (23)confesó que “ya no aguantamos más; estamos tristes y desesperados, porque ya queremos que nos den los cuerpos para que descansen en paz”.
En la mina artesanal Gilma perdió el mismo día a su esposo,Aarón Faustino Zepeda (23) y a su hermano, Edwin Geovanny Cárcamo (17) y ahora nadie lleva alimentos a su hogar.
“Con mi esposo tuvimos una niña de dos años que se llama Roselin Dinoray él quería verla cuando ya fuera al kínder”, recordó la joven madre.
Los dueños de los túneles también quedaron sin trabajo.
Los pobladores de varias comunidades llegaron a observar.
Personal de COPECO baja de la mina sin dar esperanzas.
Desde tempranas horas se instaló el sector de seguridad para la detonación.
“Él nos decía: ¡papá!, si hallo otro trabajo vamos a estar mejor; porque a pesar de la pobreza me sacaste del colegio”, recordó el sexagenario mientras esperaba las detonaciones de dinamita en la “Cuculmeca”.
No obstante, lamentó que después de tres meses el gobierno no haya agilizado los trámites para el rescate de los ocho hombres que murieron trabajando para llevar alimento a sus hogares.
PERDIÓ ESPOSO Y HERMANO
Mientras tanto, Gilsa Dinora Cárcamo (23)confesó que “ya no aguantamos más; estamos tristes y desesperados, porque ya queremos que nos den los cuerpos para que descansen en paz”.
En la mina artesanal Gilma perdió el mismo día a su esposo,Aarón Faustino Zepeda (23) y a su hermano, Edwin Geovanny Cárcamo (17) y ahora nadie lleva alimentos a su hogar.
“Con mi esposo tuvimos una niña de dos años que se llama Roselin Dinoray él quería verla cuando ya fuera al kínder”, recordó la joven madre.
Varias personas llegaron a observar las detonaciones.
Los dueños de los túneles también quedaron sin trabajo.
Los pobladores de varias comunidades llegaron a observar.
Personal de COPECO baja de la mina sin dar esperanzas.
Desde tempranas horas se instaló el sector de seguridad para la detonación.
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