http://youtu.be/92UpDq92du8
ansa/dpa desde Caracas / Durante la concentración llevada a cabo ayer en el Palacio de Miraflores, el presidente de la República, Nicolás Maduro, hizo un llamado a sus seguidores para que salgan a las calles en caso de que él no estuviera en la presidencia. “Los autorizo salir a la calle a rescatar la patria, si yo no amaneciera como presidente”, dijo durante su intervención.
La Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y la Policía Nacional Bolivariana (PNB) seguirá en las calles para defender al pueblo de los grupos violentos de la derecha venezolana, ratificó ayer el presidente de la República, Nicolás Maduro. “Voy a seguir protegiendo al pueblo con la Guardia Nacional Bolivariana y la Policía Nacional, no me voy a dejar chantajear, tengo que protegerlos (al pueblo)”, aseveró el mandatario nacional, al mostrar armas de fabricación casera que utilizaban los grupos violentos, como bombas molotov y tubos con clavos.
El presidente venezolano retó este viernes a su par estadounidense, Barack Obama, a iniciar un “diálogo de altura” y a regresar embajadores para solucionar sus diferencias, agudizadas en el marco de protestas opositoras en Venezuela, que dejaron diez muertos y que, según Caracas, son fomentadas por Washington. “Convoco a un diálogo con usted, presidente Obama (...), entre la Venezuela patriota y revolucionaria y Estados Unidos y su gobierno. Acepte el reto y vamos a iniciar un diálogo de altura y pongamos sobre una mesa la verdad”, dijo Maduro en rueda de prensa con corresponsales extranjeros.
Pero momentos después, el secretario de Estado, John Kerry, fustigó al gobierno de Maduro por el “inaceptable” uso de la fuerza contra las manifestaciones opositoras, en un comunicado en el que hizo duras críticas a Caracas y no se refirió a la oferta lanzada por el mandatario venezolano.
“El uso de la fuerza por parte del gobierno y la intimidación judicial contra ciudadanos y figuras políticas, que están ejerciendo su derecho legítimo a protestar, es inaceptable”, dijo Kerry, quien rechazó las detenciones de estudiantes y “restricciones a la prensa”, al sentenciar: “Así no es como se comportan las democracias”. En su encuentro con corresponsales, Maduro se refirió ampliamente a las profundas diferencias políticas y diplomáticas de Venezuela con Estados Unidos y que condujeron al retiro de embajadores en 2010 y a la expulsión de al menos ocho funcionarios estadounidenses de la embajada en Caracas en el último año.
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23.02.2014
¿Dialogo con quién y para qué? Respuesta a Blades de una estudiante de la UNEFA que sí leyó a Lenin
Publicado el
febrero 22, 2014
por Alicia Katherine Ochoa
Respuesta de una revolucionaria venezolana,
estudiante de la UNEFA y ama de casa a la carta de Rubén Blades donde se permite
citar a Lenin y utilizar su pasado izquierdismo para llamar a la conciliación y
negociación con los contrarrevolucionarios.
De todos es sabido que, durante estas últimas
semanas, estamos asistiendo a una oleada de comentarios y pronunciamientos en
medios de comunicación de todo el mundo tergiversando, como es habitual, lo que
ocurre en Venezuela y difamando al gobierno democráticamente elegido del
Presidente Nicolás Maduro y a la clara mayoría de venezolanos que le
apoyamos.
Uno de los elementos nuevos (o al menos más
intenso que en otras ocasiones), y que me llama la atención, es la intervención
de numerosos actores, actrices, cantantes y figuras del mundo del espectáculo
sumándose a esta campaña. En particular, proliferan en esta ocasión figuras
identificadas por el público -tanto en Venezuela como a nivel mundial- no como
los típicos reaccionarios sino como gente “progresista” e incluso de izquierdas;
o que, al menos, en otras ocasiones han criticado intervenciones del
imperialismo. Una de las intervenciones más significativas, y que más polémica
han suscitado, a causa de los antecedentes políticos del artista (autor de
letras con contenido social crítico como “Pablo Pueblo” y otras, defensor de
algunas causas progresistas, ministro de turismo del gobierno socialdemócrata de
Martín Torrijos,…), así como por lo seguidas que son sus letras y su música en
Venezuela y los argumentos, que utiliza es la del panameño Rubén Blades.
En una de sus cartas, Blades incluso llega a
utilizar nada más y nada menos que a….!Vladimir Ilich Lenin! (y recomendar ,no
sin cierta ironía, su lectura al Presidente Maduro) para explicarnos porqué
tenemos que renunciar a llevar adelante el programa de la revolución bolivariana
propuesto por el comandante Chávez (y apoyado en sucesivas convocatorias
electorales por una mayoría clara de ciudadanos) y darnos la mano con quienes
intentan una y otra vez la vía del golpe de estado, se dedican a sembrar el caos
en la calle, atacan vidas humanas y –como demostraron el 11 de abril de 2002 o,
más recientemente, el 15 de abril de 2013 (o este mismo 12 de Febrero)- no
dudarían en lanzarse a la cacería de chavistas y comunistas si mañana regresasen
a Miraflores.
No es casualidad que el Sr. Blades empiece su
carta recordándonos que cuando ha criticado a regímenes de derecha lo acusan de
“subversivo”. Lo que da sentido a la campaña a la que, tan lamentablemente, él y
otros se han sumado es precisamente eso: que la gente que salga criticando en
esta ocasión a Venezuela no sean los de siempre, fascistas connotados y/o
asesinos como Otto (Tercer) Reich, Alvaro Uribe Vélez, J.J. Rendón, etc. sino la
utilización -como decíamos al principio- de figuras vistas por la opinión
pública internacional e incluso sectores del pueblo en Venezuela como neutrales,
independientes o incluso críticas con el imperialismo.
Blades habla de Venezuela como “una casa
dividida” con “habitaciones por las que no se puede circular” y dice que no
quiere venir al país mientras eso no cambie. Lo primero que hay que decir es que
la única división que existe en Venezuela es la misma que en todo el mundo:
ricos y pobres, y quien la crea es el capitalismo. Esta división no la creó
Chávez ni el gobierno bolivariano. Estos mismos días se cumplen 25 años del
“caracazo”, cuando millones de personas se echaron a la calle porque no
soportaban más el hambre y la miseria a que nos condenaban los gobiernos de la
IV República y fueron masacrados por los gobiernos de quienes hoy dirigen la
oposición y hablan de irrespeto a los derechos humanos. Si la revolución
bolivariana negociase con la oposición contrarrevolucionaria y no aplicase
políticas socialistas (que son las únicas que pueden acabar con esa división en
ricos y pobres y resolver los problemas sociales) ,tal como plantea Blades en su
carta, el resultado no sería la paz y reconciliación sino nuevos y más violentos
“caracazos” porque la política de los contrarrevolucionarios sería la misma de
siempre. Ya lo han dicho: reducir la presencia y controles del estado,
“liberalizar” la economía, fomentar “un clima adecuado para la inversión de los
empresarios”. Este lenguaje calculado engaña cada vez a menos gente: otros
pueblos latinoamericanos (y el mismo pueblo de Venezuela en el pasado) ,o ahora
los pueblos de Europa (Grecia, Portugal, España…), sabemos bien lo que
significa: palos para los más pobres y que la riqueza se siga concentrando en
las manos de los de siempre.
Lo que ocurre en Venezuela es que, cuando ha
llegado un líder que -como Hugo Chávez- intenta responder al pueblo, y un
gobierno bolivariano que toma medidas como regular el precio de toda una serie
de productos, expropiar empresas cerradas por los capitalistas, impedir la
privatización del petróleo y otros recursos nacionales y servicios sociales, los
capitalistas y las grandes multinacionales imperialistas se sienten amenazados.
Y la gigantes maquinaria de sabotaje del capitalismo, que sigue controlando
sectores decisivos de la economía, los medios de comunicación e incluso del
estado (a través de su quinta columna burocrática) se pone en marcha para
intentar sabotear la revolución y torcer la voluntad democrática del pueblo que
durante casi 14 años ha apoyado en una elección tras otra este proceso
revolucionario.
La división la crean los capitalistas
condenando a millones de personas a la pobreza durante décadas mientras creaban
unas islas de riqueza donde viven unos pocos, organizando ahora el sabotaje
económico mediante el desabastecimiento, la especulación con los precios, etc. Y
en determinados momentos -como el actual- utilizando las bandas fascistas (sí,
fascistas y no jovencitos molestos y descontentos) Todo ello combinado con una
brutal campaña de desinformación a escala mundial. El objetivo siempre es el
mismo: intentar recuperar el control directo del poder en Venezuela. O sea, que
lo que vemos hoy en Venezuela es la lucha entre revolución y contrarrevolución.
Una lucha que aquí tiene más tiempo y está más avanzada pero ya empezamos a ver
en otras partes del planeta como Grecia, Ecuador, Bolivia, etc.
¿Porqué, si a Rubén Blades y otros artistas les
preocupa lo que ocurre en Venezuela y son personas sensibilizadas por los
problemas sociales, no empiezan hablando contra el desabastecimiento de
productos básicos que organiza sistemáticamente la burguesía? ¿O la especulación
con los precios, que intenta condenar al pueblo a no poder acceder a toda una
serie de bienes y servicios que quedan reservados a una minoría de
privilegiados? ¿Por qué no denuncia como los capitalistas venezolanos y las
multinacionales utilizan las divisas que les concede el propio gobierno
venezolano a precios preferenciales para importar productos a 5.000 Bs. y luego
los venden a 50.000, 60.000 o más? ¿Por qué no se pronunció en noviembre pasado
en apoyo a las medidas del presidente Maduro regulando toda una serie de
productos para intentar que el pueblo pudiera acceder a ellos? ¿Por qué no opone
esa intervención a la de los gobiernos capitalistas de su Panamá o de Estados
Unidos y otros países que cierran empresas, aplican planes de ajuste y favorecen
que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres más pobres? ¿Porqué no
menciona –él, que es un artista- la lucha contra el analfabetismo, planes
sociales como las Misiones , la extensión de la salud, la educación y la cultura
a sectores de la población que antes no teníamos acceso a ellos? ¿Porqué no
opone, en definitiva, todas estas conquistas y logros de la revolución
bolivariana a lo que ocurre en los países gobernados por esos que se llenan la
boca hablando de “democracia” y “diálogo” para Venezuela mientras condenan al
pueblo al hambre y el desempleo en sus países, le quitan la vivienda, privatizan
la salud y educación y, cuando el pueblo intenta protestar, reprimen –ahí sí,
violentamente y sin reparar en nada- esas protestas?
Si Blades no se guiara por lo que le dice la
burguesía (que al fin y al cabo es la que le permite editar y distribuir sus
discos, y la que orienta su opinión a través de los medios de desinformación y
creación de opinión burgueses) ,o por lo que le cuentan sus amigos reaccionarios
del mundillo del espectáculo, o lo que plantea la “izquierda” del partido
Demócrata de Obama (la misma que no dice esta boca es mía ante la forma en que
el Premio Nobel de la paz “defiende la democracia” a golpe de bombas y cadáveres
en Afganistán, Irak, Libia, Siria, etc) intentaría venir a Venezuela a conocer
la opinión de personas que, como yo y otros muchos compatriotas, tenemos acceso
a la formación y la cultura gracias a iniciativas como la Misión Sucre, Ribas,
etc. o las universidades públicas (que ,como la UNEFA, por primera vez se
abrieron al pueblo), con los que participamos en los organismos del poder
popular (Consejos Comunales, Comités de Tierras, Consejos de Trabajadores,
sindicatos,…) y no con las mentiras y medias verdades que lanzan los dirigentes
de la oposición venezolana a través de sus medios. Si intentase conocer la
situación real de Venezuela vería que en esta “casa”, que él califica de
“dividida”, todo el mundo circula por las habitaciones que la da la gana.
Bueno, lo cierto es que durante los últimos
días, algunos de esos a los que Blades califica en su carta como “lo nuevo que
lucha por hacerse considerar y respetar” han intentado prender fuego a alguna de
esas “habitaciones”, matar a otros ciudadanos y montar barricadas incendiarias
para bloquear el paso a sus puestos de trabajo a sus propios vecinos (muchos de
ellos votantes de oposición también) con el objetivo de provocar algún golpe
militar o generar las condiciones para una de esas intervenciones militares que
Blades, por supuesto, no apoya pero que así es como se fabrican y preparan.
Precisamente porque son una minoría, la movilización de la juventud
pequeño-burguesa reaccionaria no ha conseguido pasar de sus urbanizaciones de
clase media-alta y los organizadores de esta campaña de desestabilización no han
conseguido tampoco en esta ocasión tener éxito en sus planes. Aunque sabemos que
seguirán intentándolo.
El Sr. Blades y el resto de figuras y
personalidades que, o bien desinformadas, o bien movidas por prejuicios
ideológicos u otros intereses, se han manifestado estos días hablando de
enfrentamiento civil, “casa dividida”, lugares por los que no se puede caminar,
etc. y llamando a la reconciliación deberían responder a una pregunta. Si no se
trata de la acción desestabilizadora -ya vista en otros momentos y países- de
fascistas ,sino del enfrentamiento entre ciudadanos, ¿porque las acciones y
focos de violencia se concentran en las zonas de clase media alta donde suele
ganar la oposición? ¿Por qué Blades y los demás artistas que se han pronunciado
con tanta energía contra la “represión” y “división” en Venezuela no lo hacen
con esa misma energía cuando se ven las fotos de la represión a manifestaciones
de izquierda en España, Portugal, Grecia, Chile, Colombia, o los propios Estados
Unidos?
Rubén Blades llama encarecidamente al
presidente Maduro a leer la enfermedad infantil del izquierdismo y le dice que,
si no, le pregunte a Fidel, que seguramente lo ha leído. Yo sí he leído ese
libro y otros muchos de Lenin, y he podido hacerlo porque yo y un número de
venezolanos seguramente mayor al de ciudadanos de otros países tenemos acceso a
estos y otros muchos autores, también a Galeano y sus “venas abiertas de América
latina” o su “mundo al revés” (tan necesarios para comprender lo que ocurre en
Venezuela), porque en la patria de Bolívar se ha disparado durante este proceso
revolucionario la edición y venta de libros, incluidos muchos que como “el
izquierdismo” de Lenin en otros países son prácticamente marginados y
desaparecidos.
Por cierto, si el “camarada Blades” está tan
preocupado porque los revolucionarios e izquierdistas conozcamos las ideas del
leninismo, despreció una magnífica oportunidad de darlas a conocer a su propio
pueblo cuando fue miembro del gobierno de Panamá bajo la presidencia Martín
Torrijos, y sobre todo de llevarlas a la práctica pues el gobierno de Torrijos
(el hijo, porque su padre sí fue un luchador antiimperialista), al que
perteneció, fue elegido por el pueblo para hacer una política de izquierdas a
favor de los oprimidos y salió de manera ignominiosa del poder tras ceder a la
presión de los ricos y el imperialismo y hacer todo lo contrario: aplicando
recortes sociales y privatizaciones que llevaron al desencanto y desmoralización
a sus votantes y permitieron la llegada de la derecha más recalcitrante al
gobierno. ¿Es esa la política que nos recomienda Rubén Blades para superar el
enfrentamiento y resolver los problemas de Venezuela?
El Sr. Blades dice que no le guía en sus
opiniones sobre Venezuela ninguna voluntad de servir a ninguna campaña, se queja
de que le digan que hace el juego a la estrategia de CIA, según él sólo le guía
su honestidad, su respeto por Venezuela y la necesidad de expresar sus opiniones
sinceras. No puedo opinar sobre sus intenciones subjetivas, a lo mejor son
buenas, pero si es así debería cuidar los argumentos y referencias históricas
que utiliza y no manipularlas ni tergiversarlas. Porque eso es lo que hace
cuando se le ocurre citar nada más y nada menos que a Lenin y especialmente su
polémica con Radek y Bujarin. Solamente para aclarar, ya que aunque el Sr.
Blades utilice ese “argumento” con cierta dosis de ironía y demagogia, en
Venezuela -le guste a él o no- estas ideas son objeto de debate entre amplias
capas de la población que antes de la llegada del comandante Chávez nunca
habíamos tenido la ocasión de acceder a ellas y hoy podemos debatir nuestra
opinión al respecto.
Efectivamente, en su polémica con estos otros
dirigentes revolucionarios, Lenin defiende que en una situación en la que la
movilización revolucionaria de los trabajadores no había podido tumbar todavía a
los regimenes capitalistas e imperialistas que rodeaban a la Rusia
revolucionaria, con un pueblo exhausto tras años de guerra imperialista, el
gobierno revolucionario ruso podía llegar a acuerdos económicos PUNTUALES con el
imperialismo siempre y cuando NO AFECTASEN NI CONDICIONASEN SU POLÍTICA
REVOLUCIONARIA. Al mismo tiempo, HACÍA TODO LO POSIBLE POR INTENTAR EXTENDER LA
REVOLUCIÓN A OTROS PAÍSES Y AYUDAR A LOS REVOLUCIONARIOS EN SU LUCHA CONTRA EL
CAPITALISMO. El carácter de estos acuerdos era comercial, para garantizar la
supervivencia financiera de la revolución, nunca condicionó las políticas
internas que se aplicaban en la URSS (que eran de construcción del socialismo)
De hecho, en esas mismas fechas nace la Internacional Comunista. En esa
categoría de acuerdos comerciales puntuales entrarían cosas como vender el
petróleo a Estados Unidos mientras Venezuela no tenga compradores alternativos
que le garanticen mantener el mismo nivel de ingresos, pero nunca el negociar
con los fascistas y contrarrevolucionarios el aplicar o no medidas
socialistas.
El mismo Lenin, que debe estar revolviéndose en
la tumba al ver como lo citan y utilizan para defender la conciliación con la
burguesía, luchó por aplicar las políticas revolucionarias contra viento y marea
y no vaciló ni un momento en hacerlo, aún contra la intervención de 22 ejércitos
extranjeros, atentados que casi le costaron la vida, actos de sabotaje, etc. Por
cierto, los bolcheviques al inicio de la revolución rusa permitieron la
actuación legal de todos los partidos opositores salvo las bandas fascistas
armadas que perseguían y asesinaban a judíos y revolucionarios. Sólo cuando
estos grupos tomaron la vía de la acción armada, el sabotaje, la destrucción de
vidas humanas, procedieron a ilegalizarlos.
La importancia de los comentarios de Blades y
otros artistas sobre la revolución venezolana no es significativa por sí misma
sino como síntoma. No es casualidad que a un año de la muerte del comandante
Chávez, que se ha ganado el respeto de millones de personas de todo el mundo por
volver a plantear las ideas del socialismo y denunciar el sistema capitalista,
cuando el capitalismo mundial está en crisis (al igual que la socialdemocracia
que lo defiende) y millones de personas en todo el mundo buscan alternativas por
la izquierda, esa “izquierda” light a la que está vinculado ideológicamente hoy
Blades, sectores del partido demócrata estadounidense (el partido que la
burguesía gringa utiliza para engañar a las masas) o de la socialdemocracia
europea y latinoamericana (que juegan similar papel) se sumen a una campaña como
la que esta en marcha para tergiversar lo que ocurre en Venezuela. Tampoco lo es
que utilicen a artistas e intelectuales que son vistos como de izquierda.
Somos conscientes de que dentro de nuestra
revolución (como en cualquier proceso que sea producto de la acción humana, y
más de la acción humana en una sociedad dividida en clases como la que genera el
capitalismo) tiene contradicciones, fallas y también la acción de enemigos que
sabotean, desde fuera y desgraciadamente también desde dentro. Pero eso sólo lo
derrotará el pueblo revolucionario y consciente, llevando la revolución hasta el
final, acabando con el sabotaje de los capitalistas y expropiándolos para
resolver los problemas sociales mediante la planificación democrática de la
economía, desarrollando plenamente el poder de los trabajadores y el pueblo para
acabar con la corrupción y el burocratismo. Somos los revolucionarios mismos los
que más denunciamos y combatimos los males citados y luchamos por su resolución
definitiva.
Los que promueven la desestabilización, el
desabastecimiento y el fascismo en Venezuela lo que quieren no es resolver
ningún problema porque ellos mismos los promueven para intentar sembrar el caos
y el descontento entre sectores de las masas. Lo único que pretenden es
manipular a esos sectores que utilizan como ariete contra la revolución (como
siempre ha hecho el fascismo) para volver a una situación anterior en la que
controlaban el país y se beneficiaban en exclusiva, mediante la corrupción y un
capitalismo de compinches, de su saqueo. Para intentarlo, utilizan a un sector
de jóvenes de clase media y alta e intentan ganar el oído de capas
desmoralizadas, y desclasadas, descontentas con las contradicciones y fallas que
tenemos, de las masas. Aunque de momento sin tener éxito en la cantidad e
intensidad que necesitan. Nada de esto es nuevo: es la actuación tradicional del
fascismo en sus primeras etapas. Si se negocia con ellos, si se concilia, como
pide Blades, el resultado también será el mismo que hemos visto en otros
momentos: si se hacen fuertes intentarán exterminarnos físicamente a los
revolucionarios y acabar con cualquier aspiración de justicia de las
masas.
Tampoco es nuevo que aparezcan voces dentro de
la burguesía y la pequeña-burguesía intelectual que se las da de “progre” (pero
que a la hora de la verdad reproduce las ideas y prejuicios que siembra la
burguesía), minimizando u ocultando lo que significa el fascismo y culpando a la
revolución de que haya tensiones políticas y violencia. Blades apela al “alma
venezolana”. Pero ¿qué alma tienen los golpistas del 11 de abril, los fascistas
que queman centros de salud y matan o amenazan de muerte a sus vecinos por
apoyar al gobierno revolucionario? ¿Desde cuándo los oligarcas que nos condenan
al hambre y la pobreza y el pueblo que sufre esos males podemos sentir y pensar
lo mismo? No existe un “alma venezolana”, panameña o estadounidense, existe la
conciencia revolucionaria (y en este caso también patriótica y de clase) de los
trabajadores y el pueblo, los oprimidos que luchamos por un mundo sin
explotación y con justicia. También existe la conciencia de sus propios
intereses de los explotadores, que harán todo lo que puedan para que nunca
podamos conseguirlo. Ese todo lo que puedan engloba sabotaje, desabastecimiento,
violencia en las calles y también utilizar a los artistas e intelectuales que
(independientemente de cuales sean sus intenciones) se presten a ello, para
sembrar confusión y disfrazar mejor sus objetivos. Cada uno elige de qué lado se
pone en esta lucha.
Alicia Katherine Ochoa
Estudiante de la UNEFA, ama de casa y madre
venezolana con el corazón a la izquierda
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