Fuente: Tiempo.hn
TEGUCIGALPA.-
Según los registros del Centro de Atención al Migrante Retornado cada
mes más de mil personas que se fueron a Estados Unidos con la esperanza
de encontrar las oportunidades que en sus lugares natales no hallaron,
retornan al país con los sueños derrumbados y al volver encuentran
cerradas las puertas que un día los llevaron a tomar la decisión de
marcharse.
Para muchos el caso empeora cuando
no solo regresan con las manos vacías, sino también con su cuerpo
dañado, ya que dejaron su salud en algunos de los trabajos que allá
realizaron con el fin de salir de la pobreza. Oscar Antúnez es uno de
los muchos compatriotas deportados que sufren con el anhelado sueño
americano. Su cuerpo es el testimonio de la discriminación, mal que
padecen quienes en busca de mejores oportunidades dejan el país, aseguró
el descontento.
Tras quince años de haber sufrido un accidente laboral en Estados Unidos, el compatriota, Oscar Antúnez no ve resuelto su caso y exige al Gobierno le tome interés a su situación y le permita reencontrarse con sus hijos a quienes no ve desde hace cinco años |
Hace
quince años, en Denver, Colorado, Antúnez sufrió un accidente en la
compañía constructora para la que laboraba y hasta la fecha no ha
recibido ninguna respuesta a los problemas que tanto le aquejan a raíz
de ese acontecimiento, lamenta. En 1997, mientras desempeñaba sus
labores diarias en un sótano, le cayó una pared que le fracturó la
pierna izquierda del mismo modo se lastimó gravemente la columna,
detalla.
Después de varios tratamientos y operaciones la pierna fracturada de Antúnez quedó más larga que la derecha, actualmente tubos de 14 pulgadas desde la rodilla hasta el tobillo sostienen su extremidad y un bastón le permite movilizarse.
Tras diez años de exigir las indemnizaciones y pasar una semana en la cárcel acusado de terrorismo por reclamar sus derechos, fue deportado y desde entonces ha buscado ayuda en la oficina de Asuntos Consulares de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Recientemente se abocó al despacho de Justicia y Derechos Humanos, expuso.
NO PASA NADA
“Nadie ha hecho nada, me atienden bien, con sonrisas y todo, pero no me resuelven nada, estoy cansado, nadie ve por mí, ahorita estoy durmiendo en una iglesia porque un pastor me lo permitió”, comentó. El repatriado dijo que antes del momento del accidente su condición de ilegal terminaría porque estaba a punto de recibir el permiso temporal con el que accedería al pleno reclamo de sus derechos, sin embargo, el permiso le fue negado, según él, por la situación de su salud.
Después de varios tratamientos y operaciones la pierna fracturada de Antúnez quedó más larga que la derecha, actualmente tubos de 14 pulgadas desde la rodilla hasta el tobillo sostienen su extremidad y un bastón le permite movilizarse.
Tras diez años de exigir las indemnizaciones y pasar una semana en la cárcel acusado de terrorismo por reclamar sus derechos, fue deportado y desde entonces ha buscado ayuda en la oficina de Asuntos Consulares de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Recientemente se abocó al despacho de Justicia y Derechos Humanos, expuso.
NO PASA NADA
“Nadie ha hecho nada, me atienden bien, con sonrisas y todo, pero no me resuelven nada, estoy cansado, nadie ve por mí, ahorita estoy durmiendo en una iglesia porque un pastor me lo permitió”, comentó. El repatriado dijo que antes del momento del accidente su condición de ilegal terminaría porque estaba a punto de recibir el permiso temporal con el que accedería al pleno reclamo de sus derechos, sin embargo, el permiso le fue negado, según él, por la situación de su salud.
Una
evaluación que le realizaron en Denver reveló que tiene un cuatro por
ciento de desequilibrio mental, a esto se suman las catorce partes de su
cuerpo que como consecuencia del accidente quedaron dañadas según los
dictámenes médicos, según admitió. El cien por ciento de sus males
físicos y mentales se deben al accidente, aseveró el caballero de 57
años de edad que no tiene trabajo y tampoco seguridad alimentaria.
Preocupado por su situación, que lejos de mejorar empeora, cada día Antúnez camina por las calles de la capital buscando asesoría legal, intentando dialogar de nuevo con el Porfirio “Lobo” Sosa con quien ya tuvo dos conversaciones en las que le expuso su caso.
AYUDA AL GOBIERNO
Pese a los esfuerzos que realiza ningún ente gubernamental se ha preocupado por la situación indignante en la que se encuentra, aseguró el agraviado, al tiempo que exigió al Gobierno de Porfirio Lobo Sosa le garantice el respeto a sus derechos y le dé solución definitiva a su problema.
REENCUENTRO
Las indemnizaciones que le corresponden así como un reencuentro con sus hijos que residen en Estados Unidos y de quienes lo separaron en 2007, son las demandas de Antúnez.
FOTO: TIEMPO/JESÚS RODRÍGUEZ
Preocupado por su situación, que lejos de mejorar empeora, cada día Antúnez camina por las calles de la capital buscando asesoría legal, intentando dialogar de nuevo con el Porfirio “Lobo” Sosa con quien ya tuvo dos conversaciones en las que le expuso su caso.
AYUDA AL GOBIERNO
Pese a los esfuerzos que realiza ningún ente gubernamental se ha preocupado por la situación indignante en la que se encuentra, aseguró el agraviado, al tiempo que exigió al Gobierno de Porfirio Lobo Sosa le garantice el respeto a sus derechos y le dé solución definitiva a su problema.
REENCUENTRO
Las indemnizaciones que le corresponden así como un reencuentro con sus hijos que residen en Estados Unidos y de quienes lo separaron en 2007, son las demandas de Antúnez.
FOTO: TIEMPO/JESÚS RODRÍGUEZ
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