lunes, 19 de diciembre de 2011

HONDURAS: VIVIMOS EN UNA DICTADURA

                                                                 
PERIODISTA ALEJANDRO CASCO                                  19/12/11
                                                                     
 En Honduras, aunque se hable que nos desenvolvemos en una democracia fallida, en la práctica vivimos en una dictadura porque el Congreso Nacional, junto con el Poder Ejecutivo, efectúa lo que le viene en gana, discute leyes y adopta decisiones únicamente para aparentar consensos, pero al final impone la aplanadora mecánica.


                                                                     
 Lo aseverado está demostrado porque el partido nacionalista, que es el instituto político en el poder, con sus 71 diputados, tiene la mayoría absoluta (con resultados amañados en elecciones estilo Honduras), sin embargo, para aparentar incluir a otras fuerzas políticas les obliga a que le acompañen en sus descabelladas leyes impopulares y sin ningún resultado positivo .
Por ejemplo, las ciudades modelos, con el consabido pretexto de expandir zonas de desarrollo y crear fuentes de trabajo, no importando violentar la soberanía nacional.
                                                                 
 Igualmente, con el trabajo a medio tiempo, hasta el momento en esto último lo que ha contribuido es a violentar el Código de Trabajo porque a los trabajadores les han reducido muchos derechos que habían alcanzado, como la estabilidad laboral y destrucción de sus organizaciones sindicales.
Otra demagogia implementada en el gobierno de Porfirio Lobo es lo relativo a mejorar la educación nacional, arguyendo que buscan superar la enseñanza, en cuanto a calidad y responsabilidad de los mentores, pero lo que buscan es privatizar la educación.
Aparentemente, en todo este juego sucio les ha consumido la mitad de su mandato, se han salido con lo planificado del sector más reaccionario del gobierno de los cachurecos, pero en lo realizado sólo ha conducido al repudio del pueblo hondureño en general.
                                                             
El desastre administrativo es tal que el gobierno no puede honrar compromisos con instituciones del Estado, tan sólo en el pago de salarios en empleados del sector salud, educación y de transporte y carreteras.
                                                           
Según denuncias de los propios trabajadores, en varias entidades gubernamentales, ni siquiera los sueldos de diciembre les han pagado y también sus aguinaldos.
Entonces, si bien la aplanadora ha funcionado, con la dupla del ejecutivo y el legislativo,  sin embargo,  les pasará la factura en movilizaciones que hará el pueblo hondureño en el 2012 ante tanto abuso.
Y la torpeza gubernamental está en todas las ejecutorias, para el caso ya en el cierre de 2011, cuando el pueblo vive una extrema pobreza, por la escasez de empleo, los diputados se ensañaron con sus contribuyentes al aprobarle a Fredy Nassar la prórroga de 20 años más en el arrendamiento de los aeropuertos del país.
El colmo en esta aprobación es que al viajero le duplicaron el pago de impuesto de salida, o sea, antes se cancelaba 32 dólares y ahora será de 65 dólares. La pobre gente, ante la falta de empleo en Honduras, tiene que emigrar a otras naciones y tenía dificultades en pagar la anterior cuota, pero ahora que incrementaron ese pago, el martirio será mucho mayor.
Como puede ser que a Interairport le aprobaran este abusivo aumento, cuando tal compañía en lo que destaca es en el pésimo servicio en las terminales aéreas, llegando al extremo que ni papel higiénico se encuentra en los servicios sanitarios y el aire acondicionado apenas funciona.
No es descartable que estas medidas,  propias de regímenes dictatoriales, sean impugnadas en las diversas instancias del poder judicial y, en caso de no cuajar, pues, la oligarquía también controla la Corte Suprema de Justicia, el pueblo tendrá que lanzarse a las calles para oponerse a los desafueros de quienes actualmente controlan el poder del Estado.

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