viernes, 31 de julio de 2020

Congresistas demócratas advierten a la Casa Blanca escalada represiva del régimen de JOH y el fallecimiento de Romero // Otras informaciones en ConfidencialHN

 31 Julio,2020 /
TEGUCIGALPA, HONDURAS 
Un grupo de congresistas estadounidenses le hicieron saber  al secretario de Estado Michael Mike Pompeo su preocupación por el recrudecimiento en las violaciones a DDHH cometidos por el régimen nacionalista de Juan Orlando Hernández, en particular, la muerte del director de Radio Globo y ConfidencialHN, David Romero.
                     En una carta girada por varios legisladores, entre ellos, Albio Sires, Norma Torres, Elliot Engel, Ilham Omar y James McGovern, señalaron el secuestro de un grupo de líderes garífunas, ocurrido el pasado 18 de julio, «refleja la determinación continua del poder político del país para evitar el progreso en la lucha por la igualdad de justicia».

                     Los legisladores plantearon en su carta que Hernández debe explicar a la comunidad internacional el papel de las fuerzas de seguridad respecto a la desaparición de los activistas sociales, así como el deceso de Romero, quien se encontraba de manera ilegal en prisión.

El jefe del Ejecutivo «tiene que responder por los ataques continuos contra líderes comunitarios, defensores de los derechos humanos y periodistas, incluido el reciente asesinato de un activista ambiental y la muerte de un periodista b de derecho ambiental y la muerte de un periodista bajo custodia gubernamental.

Lea la carta:
Congreso de Estados Unidos
Washington, DC 20315, 30 de julio de 2020
El Honorable Michael R. Pompeo, Secretario de Estado de EE.UU.
Departamento de Estado 2201 C St. N.W. Washington, D.C.20520
Estimado Secretario Pompeo: Escribimos para expresar nuestra profunda preocupación por el deterioro de la protección de los derechos humanos y la creciente cultura de impunidad bajo la administración del presidente hondureño, Juan Orlando Hernández.

El reciente secuestro de cuatro líderes garífunas, según los informes, por parte de funcionarios de la policía hondureña, refleja la determinación continua del poder político del país para evitar el progreso en la lucha por la igualdad de justicia en Honduras.

Instamos a la Administración Trump a hablar sobre los esfuerzos en derechos humanos y anticorrupción en Honduras y reafirmar el interés de EE.UU. en apoyar los esfuerzos de los hondureños para construir una sociedad justa, inclusiva y democrática. En la madrugada del 18 de julio de 2020, cuatro líderes de la comunidad garífuna fueron secuestrados de sus hogares y obligaron a ir en vehículos sin identificación, a punta de pistola, por agentes vestidos con los uniformes de la Policía Nacional de Investigación (DPI).

Uno de los individuos, Alberth Snider Centeno Thomas, es presidente de la junta de la comunidad local y ya había recibido repetidas amenazas con relación con su activismo por los derechos a la tierra. La Secretaría de Derechos Humanos del gobierno hondureño emitió una declaración en la que pedía la identificación de los responsables, pero las cuatro personas siguen desaparecidas y los autores siguen en libertad. Este es solo el último ataque contra la comunidad garífuna históricamente marginada. Al menos cinco líderes garífunas han sido asesinados en Honduras desde septiembre de 2019, según las Naciones Unidas, incluido Antonio Bernárdez, cuyo cuerpo fue encontrado el 19 de junio.

El gobierno hondureño debe a la comunidad internacional una explicación sobre el papel que los funcionarios estatales tuvieron en estas enormes violaciones a derechos humanos contra la comunidad garífuna, se deben garantizar investigaciones inmediatas e independientes sobre este secuestro y cada uno de los asesinatos recientes. También debe responder por los repetidos y continuos ataques contra líderes comunitarios, defensores de derechos humanos y periodistas, incluido el reciente asesinato de un activista de derechos ambientales y la muerte de un periodista bajo custodia del gobierno. 

Estos abusos contra los derechos humanos se han producido en un contexto de creciente impunidad, gracias a una serie de contratiempos en la lucha contra la corrupción en Honduras. El 19 de enero, el presidente Hernández permitió que expirara el mandato de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (MACCIH). La decisión de no renovar el mandato del MACCIH se produjo después de meses de agresivo cabildeo por parte de algunos legisladores hondureños, muchos de los cuales se enfrentaron a investigaciones de corrupción, para matar al MACCIH.

La decisión no solo demostró la falta de compromiso de la Administración Hernández para combatir la corrupción, sino que también mostró un desprecio por la voluntad del pueblo hondureño, el 75% de los cuales apoyó al MACCIH. Envalentonado por su victoria contra el MACCIH, el mes pasado los legisladores hondureños ratificaron un nuevo código penal, que reduce las penas por condenas por corrupción, así como por delitos que afectan a mujeres y otras víctimas de violencia.

Estamos profundamente preocupados de que, en lugar de presionar a las autoridades hondureñas para que rindan cuentas, la Administración Trump se ha tomado fotografías con el presidente Hermández y elogia su asistencia para implementar restricciones de asilo que se basan en una orden ejecutiva que fue revocada en la corte federal de Estados Unidos. El Departamento de Estado también certificó el 7 de mayo de 2020 que el Gobierno Central de Honduras está protegiendo los derechos de la sociedad civil, los partidos políticos de oposición y la independencia de los medios, a pesar de los tremendos acontecimientos que han demostrado lo contrario. Las expresiones de Trump de apoyo incondicional al presidente Hemández no promueven los intereses estadounidenses o hondureños en su afán para hacer de Honduras un lugar donde los hondureños puedan tener un futuro.

Como miembros del Congreso de EE.UU., creemos que, a menos y hasta que se realicen esfuerzos serios y sostenidos para erosionar la cultura de impunidad de Honduras y garantizar la igualdad de derechos y la justicia para los hondureños desesperados e históricamente marginados, continuarán un peligroso viaje hacia el norte. Es miope pensar que limitar físicamente el movimiento de los hondureños a través de órdenes ejecutivas ilegales, mientras se hace la vista gorda ante el deterioro de las condiciones que obligan a las personas a huir en primer lugar, ayudará a Estados Unidos a lograr una solución a largo plazo para el desafío de migración irregular.

Le instamos a involucrar al gobierno hondureño directamente sobre estos graves contratiempos en la lucha contra la corrupción y la protección de los derechos humanos, y volver a comprometerse a utilizar la fuerza diplomática de los Estados Unidos como una fuerza de bienestar para Honduras. 

Sinceramente, 
Albio Sires 
Presidente del subcomité de Relaciones Exteriores para el Hemisferio Occidental 
Elliot I. Engel
Presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes 
Gregory W. Meeks 
Vicepresidente del subcomité para el Hemisferio Occidental 
James McGovern 
Copresidente Comisión Tom Lantos para los Derechos Humanos 
Jamie Raskin 
Miembro del Congreso de EE.UU. 
Joaquín Castro 
Miembro del Congreso de EE.UU. 
Juan Vargas
Miembro del Congreso de EE.UU. 
Dean Phillips 
Miembro del Congreso de EE.UU. 
Adriano Espaillat 
Miembro del Congreso de EE.UU. 
Jim Costa 
Miembro del Congreso de EE.UU. 
Vicente González 
Miembro del Congreso de EE.UU. 
Ted Deutch 
Miembro del Congreso de EE.UU. 
Norma J. Torres 
Miembro del Congreso de EE.UU. 
Ilhan Omar 
Miembro del Congreso de EE.UU. 

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