miércoles, 3 de abril de 2019

Respeto a sus derechos humanos exigen peregrinos indígenas al presidente hondureño

Pasos de Animal Grande·/ Miércoles, 3 de abril de 2019
Una masiva manifestación de indígenas lencas, mujeres y hombres, niños y ancianos, que peregrinaron desde La Plaza Lempira, en La Esperanza Intibucá, llegaron a las inmediaciones de la casa presidencial, en Tegucigalpa, para exigirle al presidente, Juan Orlando Hernández, mejores condiciones de vida y respeto a sus derechos humanos.
                       Con el lema Justicia, tierra, respeto y tortilla para nuestros pueblos, los indígenas, miembros de la Coordinadora Indígena del Poder Popular de Honduras (CInPH), llegaron a la capital, portando el Pabellón Nacional y una estampa de Monseñor Romero, hoy San Romero de América.
                     Caminaron cerca de 200 kilómetros, para decirle al presidente, Juan Orlando Hernández, al que nombran dictador o usurpador, que debido a la sequía que azota al departamento de Intibucá, comprendido en el corredor seco de nuestro país, es imposible pagar las deudas adquiridas para la producción, con el Banco Nacional de Desarrollo Agrícola,(BANADESA).
Ante tal situación, los indígenas solicitan la condonación de sus deudas, tal como ha ocurrido con los millonarios préstamos perdonados a los grandes productores y terratenientes.
Las deudas que mantienen estos pequeños productores de papa y café no se comparan con las condonaciones que en el pasado, el gobierno les otorgó a los grandes empresarios y terratenientes, que prácticamente situaron en riesgo de quiebra a BANADESA.
Para el caso, doña Blasina Gonzales, indígena lenca, de San Francisco de Opalaca, debe 50 mil lempiras (2,032 dólares), pero no tiene con qué pagarlos, porque la roya le destruyó su minúscula parcela de café. A ella solo le quedó la tierra y los árboles secos, que utilizará de leña.
La roya destruye completamente la planta y para volver a producir se requiere invertir en un nuevo cultivo, que aparte de no ser barato, se demora dos años.
Varios de los indígenas deudores de BANADESA se dedican al cultivo de papa, pero en esa región, ya han pasado seis meses sin llover, situación que tampoco les ha permitido cultivar y cosechar ese producto que les genera ingresos.
Y a la situación se suma el desempleo que predomina en el país y extendido con mayor asiento en esa región occidental. Efraín Rodríguez, uno de los peregrinos indígenas, informó que en ese lugar es difícil encontrar trabajo, y que cuando encuentran, lo más que les pagan son 80 lempiras al día. “Venimos por una causa justa, por nuestros derechos”, sostuvo Rodríguez. 
Las demandas
 Aparte de la condonación de las deudas con BANADESA, los indígenas también solicitan contener la corrupción que impera en el país y que mantiene en extrema pobreza a la mayoría de la población. 
Derivado de la corrupción, Honduras vive situaciones precarias en los sistemas de educación y salud, mientras que los servicios públicos se volvieron inalcanzables para las grandes mayorías, y tampoco existe el empleo digno.
La peregrinación también exige la desmilitarización de la sociedad y alto a la represión que sufre el pueblo hondureño que lucha por mejores condiciones de vida.
En los últimos años el gobierno ha destinado millonarios recursos del presupuesto nacional al sostenimiento de las fuerzas armadas y de la policía, incrementado el personal y comprando armamento bélico, que sólo es utilizado para intimidar y reprimir las manifestaciones pacíficas.
Gran parte del territorio nacional ha sido militarizado para defender los intereses de la empresa privada, tal como ocurre con la minería y las represas eléctricas.
Además, los indígenas piden ponerle fin a la destrucción de los recursos naturales, derivada de las concesiones otorgadas por el gobierno a las empresas mineras, las compañías de generación hidroeléctrica y a los aserraderos, entre otras, que con sus operaciones contaminan los ríos, destruyen los bosques y acaban con la fauna.
Piden además, la liberación de los presos políticos de El Zapote y Yamaranguila, en el departamento de Intibucá.
Solidaridad versus intolerancia
 En Honduras ya es costumbre que los militares cerquen con barandas de metal la casa presidencial o el Congreso Nacional, para impedir el paso de las manifestaciones pacíficas. Y la peregrinación indígena lenca no fue la excepción.
El gobierno les bloqueó el paso en las inmediaciones de la Corte Suprema de Justicia, muy cerca de la casa presidencial. Sin embargo, cabe resaltar, la bienvenida que les dio el pueblo capitalino, que salió a recibirlos con aplausos y solidaridad manifiesta con la entrega de alimentos, agua y abrigos.
Gente de todos los estratos sociales estudiantes, obreros y profesionales de diversas categorías estaban allí, alegres con la llegada de los peregrinos.
Los indígenas han manifestado que permanecerán en las cercanías de la casa presidencial hasta que el gobierno demuestre voluntad de respeto a sus derechos humanos.
 https://www.facebook.com/notes/pasos-de-animal-grande/respeto-a-sus-derechos-humanos-exigen-peregrinos-ind%C3%ADgenas-al-presidente-hondure/2355170991381942/

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